Pensamiento libre sin ideología es como coito asistido

lunes, 21 de abril de 2014

A propósito de Noé o el diluvio en la política peruana. Por José Bulnes

Cuando se revisa la soberbia historia del Diluvio, es inevitable encontrar ese tono arcaico, legendario
que tienen los libros del Antiguo Testamento. Al mismo tiempo, uno es tentado de recurrir a Nietzsche que nos advertiría del encanto de esta sacra historia, al sostener en el parágrafo 48 de su Anticristo, refiriéndose al Génesis:

“¿Se ha comprendido la famosa historia que encabeza el relato de la Biblia, la del miedo terrible de Dios a la ciencia?... No se la ha comprendido […] Solo a causa de la mujer el hombre aprendió a comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. ¿Qué había pasado? El viejo Dios se sintió preso de un miedo terrible. El hombre resultaba ser su mayor desacierto; con él se había creado a sí mismo un rival: la ciencia hace semejante a Dios; ¡los sacerdotes y los dioses están perdidos si el hombre se vuelve científico! Moraleja: la ciencia es lo prohibido en sí; únicamente ella es prohibida […] ¿Qué hacer? El viejo Dios inventa la guerra, desune a los pueblos y hace que los hombres se destruyan unos a otros (los sacerdotes siempre han tenido necesidad de la guerra…) La guerra es, ¡entre otras cosas, una grande perturbadora de la ciencia! ¡Increíble! El conocimiento, la emancipación de los hombres del sacerdote, progresa aun a pesar de las guerras. Entonces, el viejo Dios llega a esta conclusión última: “el hombre se ha vuelto científico; ¡no hay más remedio que ahogarlo!””

La historia del Diluvio es narrada en la última película dirigida por el cineasta Darren Aronofsky. Este material visualiza, pues, tres procesos, el límite de la maldad, es decir, la maldad había desbordado la capacidad de la creación (Gen 6, 5-7), segundo,  el borrar de la creación por parte de Dios yel  nuevo orden del mundo a partir de Noé (Gen 9, 1-4). Conviene no perder de vista la literalidad de la historia bíblica y el lenguaje del film, a fin de extraer lo sustancial de cada uno, y llevar la comparación de estos procesos al terreno político social de nuestro país. El límite de la maldad remite al caos social, las crisis sociales son pues estos momentos donde se vive una transición (consideremos que una revolución no solo se lee en clave social, no obstante, toda revolución en el orden científico, artístico impacta a la sociedad). El gran epistemólogo, Thomas Kuhn, hablando acerca de las revoluciones científicas, sostiene: “Por consiguiente, en tiempos de revolución, cuando la tradición científica normal cambia, la percepción que el científico tiene de su medio ambiente debe ser reeducada, en algunas situaciones en las que se ha familiarizado, debe aprender a ver una forma (Gestalt) nueva” (Khun, La estructura de las revoluciones científicas. Madrid:1990, p.177).

El científico reeduca su mirada del entorno social, ello le conmina a abordarla con un modelo de análisis diverso, una nueva forma de aprehender el medio ambiente. Hoy, esa necesidad de reeducar la mirada o la adopción de un modelo diverso de análisis de la sociedad se refleja en la encrucijada a la que asiste nuestra sociedad entorno a dos temas de cariz vanguardista: el debate en torno a la unión civil no matrimonial y la legalización de la venta y consumo de la marihuana. Esto implica dos severos retos, primero, ponderar si nuestra academia está ponderando, hondamente, el tenor de estas agendas; y en segundo lugar, si el actor político (candidatos y todo actor cuya opinión busque influir en la dinámica por tener y conservar el poder) sopesa el tintineo que suscita esas agendas en la red de emociones y el tejido moral de la sociedad (el sujeto colectivo que todo político desea enamorar).

El segundo proceso que refiere la narración del diluvio remite a la acción divina de borrar la creación. Ya Aristóteles en su inmortal escrito de Metafísica, había aprendido la naturaleza de este ente, un Dios que  se piensa a sí mismo. Pero aquí Dios no es el problema a ser pensado, sino la Creación, el mundo. Quien haya leído a Unamuno, no puede evitar sentir el rictus del vacío al leer su soneto, Oración del ateo:

¡Qué grande eres mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se espande
para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.

El acto de borrar la Creación remite el tope de un contenido. El contenido ha desbordado el continente.
En clave social, la inseguridad ciudadana que acusa la sociedad,  y que perturba las bases valorativas de las relaciones interpersonales en todos sus posibles tipos (hijo-familia; empleador-empleado; ofertante-usuario), como la confianza y el respeto, ha desbordado la capacidad institucional; ésta adolece de la necesaria sintonía que debe tener una autoridad con el sujeto social a corregir. La relación ofertante-usuario puede traducirse en la relación del chofer de la cúster o la combi con el pasajero. No es el irrespeto a la policía la señal de la indiferencia del ciudadano a su institución, sino que este irrespeto traduce la indiferencia del ciudadano con todo el tejido institucional del Estado. Esta indiferencia la encuentra Hernando de Soto en el “desgano” que tiene el comerciante en formalizarse. La inseguridad, concretizado en el asalto y el asesinato opera con una eficacia propia de toda burocracia bien diseñada, bien pautada. Resulta paradójico que el Gobierno haya desplegado visualmente la captura de líderes  senderistas (una de las maquinarias políticas más reacias de nuestro país), pero no pueda controlar la ola de inseguridad en el país. Solución: aplicación más severa de las penas, de las sanciones, mecanismos para reeducar a los choferes con faltas, programas donde se relata la captura de criminales en los distritos más sórdidos de la capital, etc. Sanción (castigo). Borrar la creación sugiere, precisamente, aplicar la sanción desconociendo al sujeto del castigo. Una indiferencia del Estado con los monstruos que él mismo ha creado.

El nuevo orden a partir del cumplimiento de la tarea de Noé tiene carácter inevitable. En la sacra historia se sella por el Pacto de la Alianza (Gen 9, 8-17). Ésta es la señal que recordará a Dios su pacto con la humanidad y todo ser viviente de que nunca más habrá aguas diluviales. Pero como todo hombre que traza una línea de inicio, una empresa, una obra, un proyecto, debe tener un discurso, es decir, la articulación de una idea en una narración que sugiera un orden, una pauta: una condición. La película estrenada en el mes de abril en las salas de cine del Perú,  Noé, tiene la narración visual de ese discurso, acerca de cuatro minutos dura el relato de la Creación (Gen 1, 2, 3), con la tentación y la caída. La textura y movimiento de las imágenes en ese relato que nos deja Noé (en la acabada interpretación de Russell Crowe), signan, pues, el discurso desde el cual se diseñarán los valores de la nueva convivencia humana con la naturaleza. ¿Qué líder político tiene hoy esa capacidad de interpretar la contemporaneidad y transformarla en un discurso que cale en las emociones del hombre y se convierta en una pauta de valores, democráticos cimentados en la tolerancia? Alguien con espíritu decimonónico y filiación tudesca referirá a Biskmark, pero nuestra tierra indoamericana detenta valores políticos que un número no menor de peruanos han sabido reivindicar: González Prada, Belaunde, Armando Villanueva, sin olvidar a los legendarios José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre. Es importante apuntar este último proceso leído en la historia del diluvio, pues implica la noción (política, social) de pacto, de convivencia. Los jóvenes de espíritu tienen esa energía de comenzar siempre de nuevo, el gobernante tiene el deber de crear esas condiciones, ese canal que permita la convivencia. Poco ha reflexionado nuestra academia sobre el rol del gobernante, y cuando lo ha hecho no ha podido evitar seguir hollando las trilladas notas de sus mezquinos modelos de interpretación, hundidos en la mezquindad del dogma, político, ideológico, sacerdote. No hay que tener sotana para ser un sacerdote.


En síntesis, la historia del diluvio puede llevarnos a vincular las figuras alegóricas del relato sacro con los graves problemas que nuestra clase política y la sociedad civil afrontan: el desbordamiento de la inseguridad ciudadana, la solución de borrar todo vínculo con los que originan esa  inseguridad a fin de legitimar la solución y, finalmente, la ausencia de un discurso, no fundante, necesariamente, pero sí articulador, que sugiera un norte. Aunque con un gobernante al que se le tenga que recordar que debe y tiene que gobernar, esa tarea sea muy difícil.

jueves, 10 de abril de 2014

Mi día del Arqueólogo, la culpa de Julio C. Tello. Por Hernán Hurtado Castro

Archico Tello de San Marcos
El 11 de abril recordamos el nacimiento del huarochirano Julio César Tello Rojas (1880-1947) y por su emérita trayectoria en pro de la arqueología andina celebramos su cumpleaños como el Día del Arqueólogo Peruano. Se ha dicho mucho sobre Tello y su hábito boasiano de recopilar y acumular información, hasta el último de sus días; es por esto que hasta hoy aparecen publicaciones póstumas del nutrido Archivo Tello.

No pretendo explicar racionalmente porque me incliné por esta profesión, solo salpicar y atar emociones en torno a mi aventurada y temprana decisión de ser arqueólogo. Cuando uno se zambulle en los abruptos pasajes de la historia entiende que esta no es lineal ni rígida, sino que se comporta como el mismo hombre en proporción a la historia de la humanidad, es decir, es flexible y muchas veces antojadiza, que por más que sucedan circunstancias parecidas nada vuelve a ser igual. Por esto le echo la culpa a mi abuelo y a Julio César Tello, quien fue mi cómplice y compañero de las silenciosas huidas al viejo museo de Pueblo Libre y la maldita pasión por preocuparme por pueblos aparentemente “muertos” pero a la vez anchos de enigmática vida.

Cuando tenía 4 años y mi abuelo paterno (médico de profesión) me relataba con emoción y terquedad que no era posible bañarse dos veces en un mismo río y que la vida es como un río que discurre; he ahí el aporte del señor Heráclito. Además, que le hubiera gustado ser arqueólogo –yo decía: ¿qué cosas para difíciles?- y contaba de una rara enfermedad (sífilis) que tuvieron los antiguos peruanos, que fue tesis del médico Tello. Aunque fascinante y entretenido no entendía por completo como un doctor pudo saber quiénes eran más antiguos y porque todo, aparentemente, se resumía a cerámicas, huesos, telas y demás artefactos extravagantes. No creo que su intención fuese en sugestionarme para que sea arqueólogo, sino médico e interesado por la historia. Sin embargo, las grandes dosis de historia, la repetida narración del sabio Tello, las alucinantes películas de Indiana Jones, el vivir tan cerca de museos y la suerte de viajar por el país y conocer muchos sitios arqueológicos construyeron silenciosamente mi vocación.


En el verano del 93 me matricularon en un curso de collage en el viejo Museo de Antropología, Arqueología e Historia. La entrada era por la puerta lateral, la de jirón San Martín (puerta de ingreso a la biblioteca), y el taller estaba al lado de los gabinetes de textiles y cerámica. Era emocionante prospectar con inocente discreción esos tétricos espacios que escondían cajas y cajas de algún tesoro antiguo -pensaba en momias, maldiciones y cofres de monedas de oro-. Cuando se percataban de mi presencia huía al patio cerca de la cafetería y al fragor de mi prisa me saludaba con solemnidad el busto de Tello –me decían que ahí fue enterrado-. Apenas se distraía el vigilante del pasadizo, entre el patio y el museo, aprovechaba para escabullirme a las tenebrosas y oscuras salas que exponían desde lo más antiguo hasta la historia de la república. En esos momentos decidí involucrarme con aquellos objetos que significaban o simbolizaban un pueblo que ocupó esta geografía muchísimo antes que mis contemporáneos y hasta me atreví a pensar que podía ser descendiente de aquellos antiguos peruanos y que con mayor responsabilidad debería conocerlos mejor.

miércoles, 9 de abril de 2014

¿En que está la reforma migratoria en Estados Unidos? Por Luis Zaldívar

El inicio de la segunda presidencia de Barack Obama estuvo marcada por el discurso más social que se le haya escuchado a un presidente norteamericano en las últimas décadas, incluyendo una amplia plataforma de reivindicaciones a las minorías en el marco del éxito que ha tenido la intervención estatal en la reactivación de la economía estadounidense. En ese sentido, la promesa que más resaltó fue la reforma migratoria, afirmando que el sueño americano no podrá estar completo hasta que los migrantes sean asimilados eficientemente al mercado de trabajo americano. Tan sólo cinco meses después, el Senado controlado por los demócratas logró pasar la ley reforma migratoria, pero la Cámara de Representantes – controlada por el Partido Republicano- se ha mostrado reacia a aprobar la ley.

La ley aprobada por el Senado tiene tres aspectos centrales[1]. El primero es permitir a los ilegales registrarse a un programa provisional que les otorgue un estatus legal con el cual no podrían ser deportados. Sin embargo, un segundo aspecto es un programa de seguridad que cerraría prácticamente toda la frontera para evitar más migración masiva. Para balancear la ecuación, la reforma incluye un programa de desarrollo laboral con énfasis en los niños y jóvenes migrantes para incluirlos dentro de la masa laboral calificada. Sin embargo, a pesar de los 14 senadores republicanos que apoyaron la ley, la mayoría republicana de la Cámara de Representantes se encuentra dividida y una vez más tomada por asalto por el la facción conservadora que es elegida prometiendo deportaciones y “mano dura” a sus bases.


Mientras tanto, este miércoles, el embajador estadounidense en México anunció un futuro programa para trabajadores temporales mexicanos en el cual se le da un camino de legalidad a los migrantes a cambio de pagar impuestos, aprender inglés y verificar sus antecedentes penales[2], pero todavía no hay fechas concretas. Este anuncio vino luego de una movilización nacional de activistas por la reforma migratoria que ha incluído ayunos y gran cobertura mediática para la aprobación de la reforma[3].

Los republicanos están remando contra la corriente. En las últimas elecciones, un 71% de latinos votó por Obama, y para el 2016 los propios líderes conservadores ven imposible una victoria si es que no revierten la percepción de desinterés por los latinos que han ganado[4], la cual empeorará con su reciente decisión de bloquear cualquierr intento de aplicarla en el presupuesto 2015[5]. En suma, la reforma migratoria aparece como una ley indispensable para la consolidación de la democracia norteamericana, pero es posible que la minoría republicana - evidentemente anti immigrantes- todavía logre un tiempo más detener una de las reformas más importantes para el país norteamericano. 





[1] http://www.immigrationpolicy.org/special-reports/guide-s744-understanding-2013-senate-immigration-bill
[2] http://www.sexenio.com.mx/articulo.php?id=45605
[3] http://www.elnuevoherald.com/2014/04/09/1722207/eeuu-piden-ley-migracion-tras.html
[4] http://politicalticker.blogs.cnn.com/2014/04/01/rand-paul-gop-needs-to-get-beyond-deportation/comment-page-1/
[5] http://www.huffingtonpost.com/2014/04/02/republicans-immigration-budget_n_5079223.html

martes, 8 de abril de 2014

LAS BRUJAS MALAS - Vicios de la TV que atentan contra los Derechos del Niño

Por: Ricardo Yturbe López

Soy de los que no suelen pontificar sobre los contenidos en TV, por qué creo que debe existir un plena libertad para los medios de comunicación. Pero esa libertad implica responsabilidad, por ejemplo cautelar los derechos del niño (finalmente, lo adultos se pueden matar). Lo que se ha visto en estos día es realmente indignante, por un lado a una madre, con poco juicio para opinar y expresar sus verdades, decir que el padre de su hijo ya no es su casi ex esposo sino de un vecino; y de otro a una abuela desalmada, que no piensa ni un ápice en la salud emocional presente y futura de ese niño, y que antepone el escándalo con consecuencias pecuniarias.

Más parece que Susy Díaz se estaría vengando del país entero, debido a que nuestro Poder Judicial le impuso 100 000 nuevos soles de reparación civil por sus delitos vinculados a la mafia fujimontesinista, y ha declarado una vendetta a los hogares peruanos llenándolos de estiércol televisivo, que luego le reditúa muy bien en sus arcas personales.

 Un ser indefenso, como ese niño que no tiene la culpa de haber sido engendrado por dos mononeuronales en facultad de copular, tiene como gran enemigo a los programas de espectáculos que a diario hacen un show de su desgracia. Comienza a primera hora de la mañana, sigue al medio día, el éxtasis llega al zenit con un programa donde los conductores no tienen la mínima conmiseración con lo que le depare el futuro a ese inocente ser. Claro, la idea es hacer gala de lo “caustico” y morboso que se es con los invitados, a más maltrato es mejor la entrevista, a más desmayo es mejor la nota, y claro no podemos dejar de mencionar que en la noche tenemos el resumen de esa basura, en tres canales, casi en simultáneo.


Sé que saldrán defensores de estos singulares personajes a decir que la lamida de axilas en el programa de Laura Bozo fue peor, y de pronto pueden tener razón, pero en ese caso, el cual no pretendo justificar, no está involucrado la indemnidad psicológica del infante que hoy se aferra en el cuello del que hasta ahora se dice legalmente su padre, sin ser consciente del daño que le está haciendo las primeras dos mujeres de su vida.

Reitero, que no me interesa pontificar sobre la vida privada de las personas, realmente creo que cada quién puede hacer de su cuerpo un carnaval, pero exponer de esa manera al niño, otorgándole de antemano un futuro lleno de bulliyng, por qué sabemos que la crueldad del niño es fuerte, es por demás asquerosamente deplorable a la vista y paciencia de aquellos que se van a protestar a la puerta del mismo canal, por el estereotipo de un personaje, que no pertenece a su patrón ideológico. Me pregunto por qué estos indignados no han hecho un plantón, lavado de bandera, pinta de monumentos, por la salud mental de este menor que sufrirá el mayor de los vejámenes en el futuro… Creo que no hay cooperación internacional para eso, no? Y bancarla con la suya, JAMAS!

lunes, 7 de abril de 2014

La Obsesión Inhabilitadora. Por Enrique Valderrama

Cuando un nuevo proceso gubernamental empieza se abre la posibilidad para quienes llegan al poder de trazar una meta, construir un concepto y ofertar un sueño al país, una actitud por la cual su gestión sea recordada en la historia. Fernando Belaúnde se propuso a través de su “El Pueblo lo hizo” conectar el país tradicional con el territorio hasta ese momento inexpugnable que era la selva a través de su “Marginal”. Alan García, con “el Perú Avanza”, y previamente desde una versión actualizada de la ideología aprista con la “Revolución Constructiva”, se planteó la meta de acercar considerablemente el país a la modernidad; para ello en su gobierno se electrificaron 15 mil pueblos, se construyeron 10 mil kilómetros de carreteas, se culminó el tren eléctrico, se redujo alrededor de 20 puntos la pobreza, entre otras cosas.


Cuando el Nacionalismo, movimiento familiar de Ollanta y Nadine Humala llega al poder encuentra un país en crecimiento y armónico desde el punto de vista de la gobernabilidad, con ingentes reservas, abierto al mundo y creciendo al 8%. Dado este escenario podían plantearle al país la meta que hubiesen querido: hacernos soñar con entrar al primer mundo, con erradicar completamente la desnutrición infantil, con arrinconar a cifras marginales la pobreza o con duplicar el nivel de la educación pública. Lamentablemente sus primeros reflejos una vez instalados en la casa de Pizarro sólo los condujeron a una inquietud: “¿Cómo nos quedamos?”. Por esos días empezaba ya el ocaso de Hugo Chávez en Venezuela y había que buscar métodos más sutiles; decidieron entonces ensayar la salida del “Kichnerismo” a la peruana: la sobre- exposición de la cónyuge apuntando a una futura elección inmediata y el mantenimiento del poder vía la alternancia de los esposos. Es decir optaron por tratar de imponerle al Perú el esquema de la “reelección conyugal”.






De este punto a identificar como el principal escollo al APRA y a Alan García para arribar al éxito de la estrategia continuista hubo sólo un pequeño paso. En efecto lo dieron y en ese momento promueven a un joven ambicioso y sin ninguna trayectoria política cómo Sergio Tejada, para convertirlo en leal y servil sicario político, presidiendo la “Mega Comisión”. Tras cada paso en falso en la estrategia; ésta se volvía una prioridad mayor para los Humala, se obsesionaron con inhabilitar a Alan García y fueron perdiendo de vista los magros indicadores sociales de su gestión, la desaceleración de la economía, y el aumento alarmante de la inseguridad ciudadana. Debido a ello el apoyo popular que ostentaban se evaporó reduciéndose en los últimos doce meses a casi la tercera parte.

Esta coyuntura no sólo les hizo perder el norte del gobierno sino que hizo que el bisoño Sergio Tejada, su esbirro de primera línea, incurriese en violación al debido proceso en el marco de sus funciones en la Mega Comisión. Dos sentencias previas del Poder Judicial dieron clarinadas de alarma en ese sentido; el inexperto y servil Sergio no prestó atención, sólo tenía cabeza para sacar adelante un informe negativo a García Pérez así tuviese en el proceso que hacerlo ilegalmente. El resultado ya es conocido: todo ha sido declarado nulo. Hace pocos días preso de la desesperación el “líder” de la Mega Comisión llama a la democracia de la cual es representante “democracia criolla”; al parecer la frustración le ha revelado un clásico lenguaje estalinista y reaccionario.

Desde su Twitter Tejada, en actitud poco republicana, petardea insistentemente al Poder Judicial. En ello también incurren Ollanta Humala y Freddy Otárola quienes a pesar de presidir el Poder Ejecutivo y el Legislativo respectivamente, intentan con sus declaraciones y lamentaciones públicas presionar a la Justicia Peruana sólo porque ésta última hizo respetar los derechos fundamentales de un ciudadano, que es además ex Presidente de la República Al parecer no les va a quedar alternativa mejor que curarse esa extraña e intensa patología que es la obsesión inhabilitadora que tiene su fijación en Alan García y el APRA.

No sorprende por otro lado que periodistas que llenaron sus alforjas, cobraban consultorías y ostentaban cargos de confianza durante el gobierno de Alberto Fujimori se rasguen las vestiduras y también ataquen al Juez que emitió el fallo favorable a García; cuestión curiosa debido a que celebraron la sentencia del mismo juez que fue favorable al fallecido Javier Diez Canseco. Otros políticos también hacen lo suyo e intentan revertir el revés que la legalidad y el estado de derecho les han propinado. Lo único que dejan ver es su apoyo táctico, precario e interesado a las reglas de juego democráticas. ¿No sería más sensato aceptar el desafío de derrotar a Alan García y al aprismo en las urnas que bajo la argucia de desembarcarlo de carrera a la fuerza? Lo sería, pero su racionalidad está bloqueada por la patología inhabilitadora.

Sergio Tejada le debe una disculpa al Perú ya que tras 30 meses no se ha encontrado una sola prueba de sus afirmaciones y en el camino se han despilfarrado 12 millones inútilmente en una comisión que el llevó al fracaso con sus ligerezas y su supino desconocimiento del derecho. Finalmente Ollanta Humala adeuda una explicación al país por las “Narco-Avionetas”, cuyo aterrizaje era canjeado por dinero en palabras de Mori y por el digitado entrampamiento en el esclarecimiento del caso López Meneses.

*Artículo para Punto de Encuentro.

miércoles, 2 de abril de 2014

Gustavo Gutiérrez revalorado. Por Agustín Haya de la Torre

No se necesita ser religioso para valorar el enorme aporte de Gustavo Gutiérrez Merino al pensamiento social latinoamericano, por lo que resulta de gran importancia su rehabilitación por parte del Pontífice romano.
En los últimos meses el propio Francisco lo recibe y el prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, presenta un libro con el sacerdote limeño. Así sale del ostracismo en que lo mantuvo la agresiva política de Juan Pablo II y del mismo Joseph Ratzinger desde que ocupaba el cargo que ahora detenta su paisano. Karol Wojtyla emprendió una dura batalla contra lo que consideraba una desviación de los cánones tradicionales y los curas progresistas en Brasil y Centroamérica, llegaron a sufrir severas sanciones en el orden eclesiástico.
Cuando en 1971 Gutiérrez publicó su Teología de la Liberación, abrió un nuevo curso para la Iglesia católica en el continente, identificada hasta entonces con las dictaduras y las oligarquías dominantes. Su opción por los pobres denunció la miseria como un “estado escandaloso” que debía superarse mediante el compromiso con una praxis histórica que pusiese fin a las estructuras que generaban la injusticia.
La realidad de una América Latina en la que más del 60% de la población vivía en pobreza y donde el 82% de dicha cifra lo hacía en la miseria, motiva su reflexión. Su formación teológica la consolidó con varios de los filósofos católicos europeos más importantes. Amigo y discípulo de lo más graneado del pensamiento teológico de Francia, Bélgica y Alemania, su cristianismo pronto alcanzó una dimensión humanista que sembró huella en una región donde las masas clamaban por una vida digna.
Su pensamiento le dio vigor y fuste a una religión que como en los tiempos de los profetas, volvía a identificarse con los oprimidos. Sin ir tan atrás, en tierras americanas permanecía vivo el vigoroso ejemplo de Bartolomé de las Casas, uno de los referentes claves de su teología.
Las Casas, el gran defensor de los indios, proclamó su humanidad esencial por encima de razas y creencias. Enfrentó sin claudicar al poder real y a quienes como Juan Ginés de Sepúlveda los definían como una raza inferior, casi animal, que debía someterse al imperio esclavista de la civilización superior.
El religioso sevillano que vino primero como encomendero, percibió que los naturales eran tan humanos como los europeos, aunque de lengua, color y costumbres distintas. Su batalla por el reconocimiento inspiró las primeras Leyes de Indias y luego las Leyes Nuevas, documentos fundamentales que sustentaban la igualdad de las personas y prohibieron la esclavitud y la servidumbre.
Aunque nunca llegó al Perú del siglo XVI y en lugar del obispado del Cusco aceptó el de Chiapas, no puede dejar de señalarse que el teólogo de la liberación, ante el acoso de la Curia, optó por ordenarse dominico en 1998, igual que el gran predicador de la humanidad de los indígenas.