Pensamiento libre sin ideología es como coito asistido

sábado, 14 de mayo de 2011

¿Hay un mal menor?



escribe José Faustino

Esta segunda vuelta electoral se presenta verdaderamente difícil para la mayoría democrática del país. El resultado fue como sabemos, el peor escenario que se podía esperar, pues ganaron los dos candidatos con menos credenciales democráticas.

Keiko Fujimori representa al gobierno más corrupto de la historia del Perú. Alberto Fujimori es el primer presidente en la historia peruana condenado en un proceso absolutamente legítimo y transparente, a 25 años de prisión por sus crímenes. Julio Cotler ha dicho con acierto que el fujimorismo representa lo más repulsivo de la política peruana.
Su actuación empezó con el mayor crimen que se puede cometer en democracia: el golpe de estado y continuó con el saqueo sin precedentes del erario nacional. Montaron de manera sistemática una gigantesca red de corrupción que con dineros públicos y del narcotráfico compraba conciencias a diestra y siniestra. Dejaron para la historia universal de la infamia la prueba grabada de sus maldades.

La hija del condenado quiere argumentar su juventud y su distanciamiento de Vladimiro Montesinos, pero lleva en sus filas a los mismos personajes que gobernaron en la cleptocracia y vivieron de ella.

El fujimorismo aplicó políticas neoliberales a rajatabla, enriqueciendo a muchos con la venta a precio de remate de empresas públicas y fue hábil para ganar apoyo en sectores empobrecidos con sus políticas clientelistas. Sin embargo el balance no lo favorece. En 1990 la pobreza abarcaba al 56% de los peruanos, diez años después apenas se había reducido en dos puntos,

Ahora bien, esta candidatura negativa ¿nos lleva a escoger al comandante Ollanta Humala como el mal menor? Si fuera un demócrata no habría duda, pero no lo es.

Humala aparece en la vida pública en una extraña actuación en octubre del 2000, saliendo del cuartel de Moquegua con su hermano, también oficial y 70 soldados en un acto que nadie supo nunca de qué se trataba ni menos cómo acabo. Todo sucedió, nos enteraríamos después, el mismo día que se fugaba Montesinos, La prensa comprada por el ex jefe del SIN le dio por cierto gran cobertura.

El presidente transitorio Valentín Paniagua lo amnistió y Alejandro Toledo cometió el error de nombrarlo agregado militar en Paris y Corea hasta fines del 2004 en que lo dieron de baja.

En todo ese tiempo, los Humala organizaron el movimiento “etnocacerista”· de ideología racista y fascista, explicada hasta el hartazgo en su pasquín “Ollanta”. En enero del 2005 los Humala iniciaron un golpe de estado que empezó con el asalto a la comisaría de Andahuaylas, asesinando a cuatro policías cobardemente. El golpe fracasó y el comandante ya retirado del Ejército, funda el Partido Nacionalista Peruano.Se presenta a las elecciones del 2006 bajo el claro auspició del folklórico dictador venezolano Hugo Chávez y felizmente es derrotado por las fuerzas democráticas.

Hoy día dice que ha cambiado, pero presenta un plan de gobierno de inspiración velasquista ( la única dictadura que gobernó sin parlamento durante doce años) lo rodean los mismos militares montesisnistas que siempre fueron su núcleo duro y sigue ocultando su intervención en los crímenes de Madre Mía, cuando era el capitán “Carlos”, conforme fue denunciado por Susana Villarán, entonces dirigente de la Coordinadora de Derechos Humanos.

En estos días está desesperado por lavarse el rostro y recurre al oportunismo de altos funcionarios del gobierno de Toledo, igualmente ansiosos de volver a cargos públicos, haciendo mezclas que serían la envidia de un aprendiz de brujo.

¿Qué nos garantiza que una vez presidente no gaste en pocos meses los 20 mil millones de dólares del fondo de estabilización en medidas clientelistas? Nada. En ese momento con gran aprobación ganada demagógicamente,, convocará a su asamblea constituyente y se acaba la democracia.

El futuro es incierto. Vamos a tener un Congreso polarizado por dos bancadas irreconciliables. Si pierden, los “batallones” humalistas saldrán a agitar con las consignas más primitivas. Entonces la hija seguramente repetirá la siniestra frase del padre: disolver y terminará también con la democracia.
Hay que prepararnos para ser una oposición fuerte y consistente, en defensa de la libertad y la democracia.

¿Qué hacer el 5 de junio? Escribamos en el voto Pan con Libertad.

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