"AQUÍ EN BAGUA JUGUÉ FULBITO Y TOME UNAS CHELITAS"
Esta semana, el Presidente de la República Ollanta Humala se sumó por segunda vez a la congresista fujimorista Lucia María Cuculiza, al parlamentario andino Rafael Rey, y a otras personalidades nada relacionadas con alguna "gran transformación" expresando elogios al antiguo servicio militar obligatorio, argumentando de que en el Ejército los jóvenes “aprenderán a leer y escribir, a conducir los que no saben” y añadió que “van a aprender la disciplina y el carácter”. En otras palabras, que es en el ejército, acatando órdenes sin dudas ni murmuraciones, que se resuelven los problemas de la juventud. Aunque el comandante presidente no llegó a plantear que este servicio militar sea reimplantado de inmediato y en forma obligatoria, me permito presentar algunas objeciones a este pensamiento medieval de nuestro príncipe de panaca militar que parece creer que no lo hemos elegido presidente sino sargento de cuartel de los necesitados.

En segundo lugar, nuestro presidente parece realmente pensar de que el servicio militar “endereza” a la juventud descarriada. Parece que ha olvidado por completo sus promesas de asegurar una educación que forme jóvenes en la crítica y los valores ciudadanos. En la práctica, creo que hay suficientes historias de arbitrariedades, abusos en los cuarteles y militares corruptos en nuestro país como para pensar que los galardones en los uniformes peruanos hacen a las personas más importantes en nuestra sociedad. Enseñarle a la juventud de que la rigidez y la verticalidad del servicio militar es la mejor forma de aprender a ser buenos ciudadanos nos dice mucho de la mentalidad del presidente.

Después de todo, tenemos mucho ruido, pocas nueces.
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