Por: Víctor Raúl Trujillo de Zela

Desde su inauguración a la fecha, este moderno medio de transporte que no contamina y que es muy seguro viene beneficiando a 2 millones de usuarios mensualmente. Lamentablemente, la semana pasada se decidió que el sistema de cobro y el acceso a dicho servicio a través de tarjetas multiusos, se cambiara por lo que la empresa denominó “tarjetas personalizadas”, es decir, que las tarjetas deberán estar asociadas a una sola persona identificada con su respectivo documento de identidad, lo cual obliga a las familias a comprar una tarjeta para cada uno de sus miembros, incluyendo a los menores de 18 años y mayores de 6 años, lo que afecta significativamente el presupuesto familiar.
Y tuvo que ser un gremio de consumidores, el CONACUP, quien empezó a canalizar las denuncias, luego vinieron pronunciamientos de otras asociaciones y más adelante de los congresistas quienes mostraron una tardía preocupación. Además, los pronunciamientos tanto de los congresistas como de algunos funcionarios del Estado fueron en el sentido de buscar soluciones provisionales y no de iniciar ningún tipo de investigación formal, lo cual demuestra el poco interés real que se tiene en la defensa de los derechos de los usuarios y consumidores por parte del Estado.

Estos hechos ponen en evidencia la importancia que tienen las asociaciones de consumidores y usuarios en el país, y como a partir de la dación del Código del Consumidor vienen empoderándose y haciendo valer sus derechos a pesar de la desidia de los organismos reguladores y del gobierno de cumplir con su labor de promover y fortalecer a dichas instituciones.
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