El terrorista Luis de la Puente con adolescentes armados con dinero soviético ¡oh, qué revolucionario! |
Contexto de su expulsión del APRA, a propósito de los 50 años de su muerte
El 10 de octubre de 1959 se celebró
la IV Convención del Partido Aprista en Casa del Pueblo (Av. Alfonso Ugarte 1011),
para reafirmar o disentir de la línea política respecto al gobierno de Prado. Se
produjeron dos vitales conclusiones:
1. Reafirmación de la línea
política: Respaldo mayoritario a la Convivencia y al Comité Ejecutivo Nacional
dirigido por Ramiro Prialé.
2. Expulsión de 8 ciudadanos: Por
traición y divisionismo.
Sin embargo en ¡Usted fue Aprista! Bases para una historia crítica
del APRA, Manrique señala el episodio de los expulsados de manera inexacta
y maniquea. En ese sentido, es oportuno esclarecer el proceso de los 8 expulsados
del APRA, en La Fundación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria que menciona:
“Entre los años 1956 y 1959, las discrepancias del APRA se fueron
acentuando, hasta culminar en la IV Convención Nacional el 10 de Octubre de
1959, realizada en Lima, sin la asistencia de Haya de la Torre."
“Durante ese periodo Luis de la Puente jugó un papel destacado dando la
lucha ideológica contra la dirigencia partidaria. En ese proceso ganó cierta
notoriedad dentro y fuera del APRA. En la IV Convención de la Puente intentó
presentar una moción que los disidentes habían preparado- redactada básicamente
entre él y Héctor Cordero- titulada <<La realidad nacional y la línea
política de la Convivencia>>, pero se lo impidieron. Se trataba de una
dura crítica a la posición del Apra en todos los terrenos:…” (Manrique;
2009: pp. 323)
Como se observa en el párrafo, Manrique,
adicto a cierta monolitización de De la Puente y el MIR, no indica el contexto
del documento de los ‘disidentes’. Por ejemplo al certamen asistieron 2461
delegados y la moción opositora sólo tuvo 23 firmantes (ningún obrero ni
campesino): Gonzalo Fernández Gasco, Manuel
Pita Díaz, Máximo Velezmoro, Víctor Peredo, Humberto Espinoza, Luis Bernales,
Walter Cuestas, Juan Cauti de la Cruz, Oswaldo Oblitas, Alberto Pizarro,
Alberto Ruiz Febres, Walter Vásquez, Luis Reyes Pita, Luis R. Piza, Walter
Palacios, Enrique Amaya, Eduardo Cruz, Gonzalo Núñez Cerna, Luis Iberico, César
Arellano y Edilberto Reinoso, Carlos Malpica (diputado por Cajamarca) y Carlos Freyre.
(No figura Luis de la Puente Uceda ni Héctor Cordero (este último fue expulsado
en mayo de 1957), pero se les atribuye la autoría que más adelante quedaría
expuesta como maniobra traidora y divisionista.
Manrique asevera que los
opositores tenían notoriedad dentro y fuera del APRA. Parece que la notoriedad la
tenían con amigos de El Comercio quienes fueron alertados de un programado
escándalo.
Sigamos. Por Reglamento el
documento en cuestión no podría ser moción, sino ponencia, y así sucedió. La
ponencia no debía votarse, ni discutirse, pero así se hizo para que no quepan
dudas de que todos tienen voz. Se dio lectura al texto y se discutió.
Mantuvieron su firma sólo 8 de los 23 firmantes. El resto adujo que fueron
víctimas del abuso de confianza y/o desconocían el texto. Así relató PRESENTE:
“… el Ing. Máximo Velezmoro, anunció que
acababa de poner en mesa una moción de orden del día. Era un ancho documento de
20 páginas. El presidente Genaro Flores, observó que de acuerdo al Reglamento
debían ser 50 las firmas para esa clase de mociones y que sólo contenía 23 la presentada.
Se adujo, entonces, que no era moción sino ponencia.
El texto La realidad nacional y la línea
política de la Convivencia fue rechazado, luego de leído y discutido: No fueron
menos de 40 intervenciones las que produjeron, la mayor parte de los que
habrían de ser expulsados, quienes en todo momento pudieron hablar, pese al
ambiente de rechazo que hacia ellos había en la sala. González Gasco, Pita
Díaz, Velezmoro, Malpica y Olivera fueron los principales oradores del grupo
disidente. Cerca de la 1 de la madrugada, el Sec. De Organización, Villanueva
del Campo […] demostró la falsedad de las imputaciones […] y la demagogia
cobarde de quienes, cómo el diputado Malpica, fungían ahora cual “defensores
del campesinado, mientras había permanecido callado en su escaño de
parlamentario ante el asesinato de los comuneros de Chin Chin en el
departamento de Cajamarca…”
-Eso tiene una justificación- Gritó Malpica.
-Diga usted cuál- exigió Villanueva.
-El Señor Puga, autor de las muertes es mi
pariente.-
Ensordecedora protesta respondió a Malpica.
“Quiere decir que si Ud. hubiera sido pariente de
Odría, habría silenciado el asesinato de
Negreiros”, le dijo el obrero Sabogal. Malpica guardó silencio.
A Fernandez Gasco le increparon: “Ud y de la
Puente Uceda encendieron la hoguera de Chepén, lanzaron a la lucha a los
comuneros que, valientes pelearon y murieron, y Uds. desaparecieron del escenario
y sin uno solo rasguño se escondieron: “¿Qué autoridad moral tienen, con que
títulos hablan a favor del campesinado al que abandonaron a la hora del
combate?” Imperó el espíritu democrático en la asamblea. El punto de quiebre
vino de parte de los obreros que pidieron, al unísono, la inmediata expulsión
de los traidores. Se procedió a votación para depurar a los 8 mencionados, que
en ningún momento fueron maltratados, y no hubo ningún voto en contra; nunca se
les faltó a la integridad, a pesar de haber incurrido en graves faltas
disciplinarias:
"… a nombre del Buró Nacional de
Sindicatos […] Rodolfo Galván leyó una moción de Orden del Día, respaldada por
más de 200 dirigentes sindicales, mineros, petroleros, azucareros, fabriles, de
transporte y campesinos, pidiendo la expulsión del Partido de Ezequiel Ramírez
Novoa, Luis de la Puente Uceda y Luis Olivera […]. Se comprobó, así mismo, que en las puertas del local estaban reporteros
gráficos de “El Comercio”, esperando el “gran escándalo” […]. González Gasco y
Olivera Balmaceda […] anunciaron que con Malpica y otros se retirarían. La voz
de ¡Traidores! Resonó en toda la sala. Miembros del CEN dijeron: “En esta
asamblea, se va a decidir el destino de los que quieren retirarse ahora, y
debemos garantizarles justicia y seguridad. Que salgan tranquilos y que nadie
responda a ninguna provocación, pues, la prensa adversaria la espera para
escandalizar, la maniobra está al descubierto”.
… al final sólo cinco mantuvieron la firma,
quedando comprobada la complicidad de Olivera, Ramírez Novoa y De la Puente. La
Asamblea votó la expulsión de los ocho […] se leyó el acuerdo y la sentencia.
Prialé, consultó:
-Compañeros, se va a votar… los que estén a
favor.-
Puesta en pie, toda la Asamblea, aclamó la
expulsión. Más de dos mil cuatrocientos brazos izquierdos en alto confirmaron
la sentencia y el acuerdo de la Comisión Política.
Prialé, dijo entonces:
-Aún cuando la votación ha sido aclamatoria
debe consultarse. Los que estén en contra.-
No hubo un solo voto en contra.
El Partido se vio robustecido con
las conclusiones de la Convención, se reafirmó el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), con Ramiro Prialé a la cabeza,
y la línea política de la convivencia, al mismo tiempo que se invocó no dejarse
seducir por propaganda antiaprista de la oligarquía ni de los atomizados comunistas.
Posteriormente los 8 disidentes promoverían el Comité Aprista Rebelde por la Defensa
de los Principios Doctrinarios y de la Democracia Interna, luego conocido como APRA
Rebelde y mutaría, en adicción a la revolución cubana, a Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR), de filiación marxista-leninista y seguidor de
la estrategia y financiamiento de Fidel Castro, intentando captar adherentes a la
aventura guerrillera que finalmente fracasó en 1965, curiosamente con un
ejemplar de El Antimperialismo y el APRA en la mochila.
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