
Enrique Valderrama
A raíz de las declaraciones del congresista Augusto Vargas en las que afirma que es factible un indulto al ex Presidente Alberto Fujimori se ha reanimado una polémica que data de algún tiempo atrás, la cual enfrenta a quienes creen que se debe ser
más severo en el trato con el reo en cuestión y quienes creen que no ó abogan por un tentativo indulto. Dicha polémica fue además avivada en la campaña electoral que acaba de finalizar con sendas denuncias que apuntaban a la DIROES como un centro de campaña de la candidata de Fuerza 2011.
Para abordar de manera adecuada el problema, en principio se deben sincerar las cosas respecto al trato existente que se le da al ex presidente identificando si en realidad existen beneficios ilegales en su condición y una flexibilidad indebida de la aplicación de las normas con él. Esto se lograría a partir de una investigación imparcial y pública que determinaría estos puntos y luego recién se podrían tomar medidas en base a certezas y no a especulaciones, haciendo de conocimiento de todos los peruanos lo que hay de verdad y de mito respecto a este caso.
Si se comprobase que existen dichos beneficios reñidos con la ley se debe aplicar las sanciones a quienes han permitido esta situación, además de suspenderle todo privilegio ilegítimo y trasladarlo a un establecimiento penitenciario en donde no le sea fácil repetir esta hipotética y triste ventaja respecto de los demás peruanos que también purgan sus condenas sin tener opción a ninguna influencia o prerrogativa.

No olvidemos además que estamos ante un caso especial, pero lo característico de este no es que se trate de un ex presidente de la república si no más bien el de un ex dictador que devastó las instituciones democráticas, que propició un golpe militar que pretendía quedarse 15 años en el poder y que por sobre todo violó sistemáticamente derechos humanos. Por todo ello no se justifica en ningún sentido un trato preferente o la factibilidad de un indulto.
Hay que admitir no obstante que el punto no deja de ser delicado por las adhesiones que este político aún despierta, pero creo que hay que ser firmes y enérgicos y no caer en el argumento que muchos esgrimen que existe en un sector importante del pueblo peruano una afinidad con el reo Fujimori y que por ello el tema se debe tratar con otros ojos. Creo que en el Estado de Derecho, en la Democracia , en la constitución y en las leyes, reflejos del consenso nacional y de los representantes del pueblo, ellas mismas son el lente con el que se deben observar los procesos políticos y jurídicos en un país en el que recién empezamos a forjar tradición de instituciones democráticas y fuertes.
Si cayéramos en los cantos de sirena de este argumento nos veríamos en disyuntivas poco sencillas de afrontar, puesto que los estados emocionales pasajeros de la población se ven reflejados en muchas encuestas que incluso no dan validez al Congreso ni al Poder Judicial, que apoyaron abrumadoramente el golpe del 92; etc. Dejarnos llevar por esta demagogia pondría en peligro la tan preciada estabilidad, basamento para poder definir las políticas económicas y sociales que deben seguir llevándonos hacia el desarrollo.

Por último quisiera señalar y pedir como militante aprista que nuestros representantes tengan más cuidado en sus declaraciones públicas, puesto que por más que se emita una opinión personal, ésta se debe meditar profundamente atendiendo a la grave crisis que aqueja al Partido y a los señalamientos que pesan sobre nosotros, muchas veces injustos, que tratan de relacionarnos con algún pacto para favorecer a la impunidad,es decir un pacto con aquellos que saquearon el Estado peruano y cercenaron la ética nacional y que además de ello intentaron destruir y calumniar el Partido del Pueblo, principal legado de Haya de la Torre al Perú y a la democracia latinoamericana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario