En un alarde de audacia política y jurídica, el juez supremo Javier Villa Stein, a la cabeza de una dudosa Sala Penal, decidió rebajar la pena a los militares del Grupo Colina, la selecta banda de asesinos que Alberto Fujimori organizó y hasta premió, para ejecutar crímenes tan horrendos como los de Barrios Altos y La Cantuta.
Como se ha probado hasta la saciedad, el condenado exdictador hizo uso y abuso del poder para preparar a estos grupos criminales en el seno de las Fuerzas Armadas, dotándolos de recursos del erario público que incluían con descaro hasta bienes del propio Palacio de Gobierno.
El argumento de Villa Stein para rebajar la pena y favorecer La Libertad de los criminales, se sustenta en el supuesto error de la acusación fiscal de no haber incluido los delitos de lesa humanidad y de asociación ilícita para delinquir por los que finalmente fueron sentenciados.
Sostiene en su dictamen que los delitos de lesa humanidad definidos por el Estatuto de Roma, se refieren a guerras de exterminio de grupos humanos por alguna de las partes beligerantes y que esto no se aplica. Sin embargo esto es desmentido por los fiscales supremos Pablo Sánchez y Jorge Cortez, que demuestran que plantearon ambos delitos en la acusación del Ministerio Público.
Lesa, del latín laesus, significa dañar, ofender y así interpreta el concepto la Corte Interamericana de derechos humanos para calificar crímenes cometidos desde el poder político que agravian la dignidad humana. El fallo revisado resulta incoherente pues si sostiene que al no estar sustentado el delito de lesa humanidad y no estar tipificado en el Código Penal peruano, entonces ¿qué pena es la que le rebaja?
Como se ha probado hasta la saciedad, el condenado exdictador hizo uso y abuso del poder para preparar a estos grupos criminales en el seno de las Fuerzas Armadas, dotándolos de recursos del erario público que incluían con descaro hasta bienes del propio Palacio de Gobierno.
El argumento de Villa Stein para rebajar la pena y favorecer La Libertad de los criminales, se sustenta en el supuesto error de la acusación fiscal de no haber incluido los delitos de lesa humanidad y de asociación ilícita para delinquir por los que finalmente fueron sentenciados.
Sostiene en su dictamen que los delitos de lesa humanidad definidos por el Estatuto de Roma, se refieren a guerras de exterminio de grupos humanos por alguna de las partes beligerantes y que esto no se aplica. Sin embargo esto es desmentido por los fiscales supremos Pablo Sánchez y Jorge Cortez, que demuestran que plantearon ambos delitos en la acusación del Ministerio Público.
Lesa, del latín laesus, significa dañar, ofender y así interpreta el concepto la Corte Interamericana de derechos humanos para calificar crímenes cometidos desde el poder político que agravian la dignidad humana. El fallo revisado resulta incoherente pues si sostiene que al no estar sustentado el delito de lesa humanidad y no estar tipificado en el Código Penal peruano, entonces ¿qué pena es la que le rebaja?
Los fiscales han demostrado que lo que dice Villa Stein es falso y que la acusación fue por homicidio calificado con el agravante que los matarifes de Colina eran militares. Por tanto la pena de 25 años está muy bien puesta. ¿Cuál es el objetivo de todo esto? Aquí hay una trama que sin duda tiene que ver con el intento de liberar al fundador del grupo criminal, el condenado Fujimori.
La estrategia es clara y responde a ese espectro reaccionario que defiende y promueve las dictaduras como la única forma de manejar el país. Después de fracasar en su estrategia de mostrar al preso afectado por una enfermedad terminal o de afirmar que “nadie debe morir en la cárcel”, ahora recurren a menoscabar las sentencias de los ejecutores directos.
La corriente antidemocrática sigue desconcertada porque por primera vez un dictador y organizador de LA PRIMERA cleptocracia de nuestra historia, esté preso. No se dan cuenta que están fuera de época, que el mundo no soporta tiranías y que la democracia las castiga con la ley. Por eso vemos a un veterano Hosni Mubarak regresar del hospital a la cárcel y a un anciano Jorge Rafael Videla ser trasladado a una prisión común, porque es la forma como la sociedad se recupera del escarnio moral y evita que el mal se repita
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