Jaicec Espinosa Sandoval
La cuasi parálisis productiva del país, que va significar crecer a lo mucho 3% este año, con un no muy alentador 2015 en el cual podría subir máximo a 4,5% si es que se logran sacar adelante los proyectos mineros planeados como Toromocho, hace peligrar lo avanzado no solo en niveles de crecimiento económico, sino sobre todo en lo referente a la lucha contra la pobreza, la que se redujo en 20% durante el gobierno del expresidente Alan García, gracias al gran impulso que con su liderazgo le dio a la inversión privada y pública, que son las principales generadoras de empleo digno.
Ello no es culpa del contexto internacional como lo dicen los principales voceros del gobierno, incluido el presidente, porque la economía China va a necesitar centenas de millones de dólares adicionales en productos mineros y agroindustriales, y porque la economía norteamericana ya está dando signos positivos de crecimiento, lo que será una gran oportunidad para aprovechar al máximo el TLC que tenemos con ellos. Entonces ¿qué le ha faltado al Perú?
Le ha faltado un presidente con liderazgo, que se ponga a la cabeza de la promoción del país para atraer inversión privada, convenciendo a los empresarios del mundo, asiáticos, indios, norteamericanos y europeos de las bondades que les ofrece el Perú. Por el contrario, Humala se dedicó a ponerle trabas a la inversión y peor aún, a esquivar su responsabilidad como líder del país, diciendo por ejemplo que el problema de Conga era un problema privado, lo que solo sirvió para espantar más la inversión privada.
Esta inacción e ineficacia se debe a que Humala prefirió escoger el camino de la confrontación política, enfrentándose con las principales fuerzas políticas del país, especialmente contra el Apra, debido a los “cantos de sirena” del fallecido dictador Hugo Chávez para repetir su modelo releccionista, quien fue su financista en las campañas del 2006 y 2011. Ante esta situación, el Partido del Pueblo, hace año y medio, ofreció brindarle todo su apoyo con técnicos independientes y apristas, entre ellos Enrique Cornejo, entregando un documento con medidas concretas para relanzar la economía nacional, lamentablemente el gobierno prefirió seguir con la confrontación.
Tan importante como ello, y en lo cual hay que perseverar para que este gobierno y los peruanos terminemos lo mejor posible este quinquenio, es también liderar la reforma política que el Perú necesita, para mejorar el proceso de descentralización del país, que no debe ser la descuartización del mismo, y que como afirma Alan García, tiene que preservar su unidad en la diversidad. Porque no es posible que los presidentes regionales que manejan miles millones de dólares no le rindan cuentas a nadie y encima se puedan reelegir indefinidamente, lo que solo genera asistencialismo y corrupción. No podemos permitir que la política peruana se plutocratice más, por lo que también se debería eliminar el voto preferencial. Esta es una tarea difícil pero impostergable para fortalecer la democracia y la institucionalidad del país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario