Jaicec Espinosa Sandoval
Cuando falta solamente año y dos meses para culminar en la práctica este gobierno -el 2016 ya no se cuenta-, los peruanos vemos con mucha preocupación e incertidumbre el futuro del Perú del post-humalismo, tanto en el campo económico y social como en el de la seguridad ciudadana, existiendo el peligro de que se eche a perder todo lo avanzado en crecimiento económico y en reducción de la pobreza, ya que durante el segundo gobierno de Alan García nos acostumbramos a crecer a más de 7% por año, lo que permitió reducir la pobreza en 20%.
Ahora, creceremos a lo mucho 2,8% por lo que del “milagro peruano” hemos pasado a ser un barco a la deriva, que encima navega con viento en contra, como se ha atrevido a decir el casi inexistente ministro de economía, intentando culpar al contexto internacional del magro desempeño de la economía peruana.
Todo este retroceso en velocidad del crecimiento económico y de reducción de la pobreza se debe fundamentalmente a la falta total de liderazgo y autoridad del presidente de la república, quien ha tenido que ceder el poder a la primera dama, Nadine Heredia, quien ha resultado ser tan inexperta como su esposo. Además, los escándalos de corrupción en el entorno más íntimo de la pareja presidencial, debilitan aun más la alicaída autoridad presidencial, llegando a ser jaqueada hasta por Reimond Manco.
Y si de jaquear a la autoridad presidencial hablamos, es menester recodar como desde la clandestinidad, el hoy prófugo y antes cajero y amigo personal de pareja presidencial Martín Belaunde, amenaza a quienes desde el gobierno hoy lo pretenden negar, para no verse inmiscuidos en los escándalos de cientos de millones por licitaciones irregulares y entregas de obras con un único postor. Se sabe que los hermanos Belaunde Lossio; Arosemena; el exjefe del IPD, Francisco Boza; y el propio ministro de defensa, Pedro Cateriano (conocido en los círculos militares por sus visitas nocturnas al Pentagonito), pertenecen a un grupo íntimo apitucado, lobista y “bisnero” de Nadine Heredia.
No hay que olvidarnos tampoco del irregular resguardo a la casa y a la manzana donde vive Óscar López Meneses, en donde por extraña coincidencia también viven otros personajes del cogollo humalista, entre ellos un personaje todavía no identificado plenamente. En lo que respecta a Oscar López Meneses desde aquí le exigimos, en nombre de la vedad y en defensa de su honor, que diga de una vez por todas todo lo que sabe y ha hecho con su examigo, aunque personalmente pensamos que lo sigue protegiendo de alguna manera. Por algo será.
Ante todo lo expuesto, grande es la tarea que tendrá que realizar el próximo gobierno para poder relanzar el país por la senda del crecimiento económico con justicia social, dentro de una democracia fuerte y con autoridad, que nos devuelva la confianza a los ciudadanos en nuestro diario vivir. Para ello creemos que se debe formar un frente de muy ancha base para la reconstrucción y el desarrollo del país.
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