Hace ya un par de años
empecé a involucrarme con el mundo de la obtención de herramientas para una buena
gestión gubernamental. Empecé a analizar la realidad local y ver el contexto
nacional para atreverme a dar ideas para mejorar el estado actual de mi provincia,
mi región y el acceso de la niñez y juventud a la sociedad (en temas de modernidad, cultura, educación y emprendimiento).
Pero por bueno que pueda leerse esto, es irónico ver cuál es la realidad del
todo y es justo preguntarnos: ¿Hacia dónde vamos?
En nuestro país se sigue
la tan hermosa tendencia de la especialización y la meritocracia con la idea de
mejorar el servicio hacia la comunidad. Sin embargo, la contradicción en la que
estamos cayendo está en nuestras narices. Nuevamente la cuestión: ¿Hacia dónde vamos? Pues mientras al
joven que desea trabajar [aunque sea de mozo] le piden experiencia laboral,
tenemos a regidores en todo el país que ni pedir una cuestión de orden saben;
mientras a un profesor le pedimos que se capacite permanentemente (sin
aumentarle el sueldo para que lo haga), la población elige a alcaldes que como
único mérito tienen el regalar cajitas de fósforos con sus 10 soles dentro;
mientras a un médico se le pide Phd en su especialización, la gente elige a un
Gobernador que ni secundaria completa obtuvo y la lista puede continuar hasta
llegar al Presidente y hacernos la misma pregunta: ¿Hacia dónde vamos?, Hacia dónde vamos con este tipo de
autoridades que, con algunas excepciones, llegan al cargo al que postularon
para servirse de las necesidades de la población.
Hace ya un par de semanas
vamos viendo poco a poco cómo es que la inclusión social [entendiéndola como el
acceso de los pobres a las riquezas que el estado brinda] que tanto gritaban
los nacionalistas se quedó únicamente en Palacio, vemos cómo es que se destapan
las grandes compras de una mujer que se bajó del bote para subirse al yate a
costa de los más necesitados, de esos necesitados que creyeron en el gas a 12
soles, de los que pensaron que los programas sociales acabarían con la extrema
pobreza sin preguntarse ¿acaso 100 soles mensuales alcanzar para vivir a los 65
años?
Entonces ¿Hacia dónde vamos con un gobierno que
no supo ni siquiera mantener los índices de disminución de la pobreza o
continuar con la reducción de la desnutrición crónica infantil? ¿Hacia dónde vamos exigiendo la
meritocracia, sin aplicarla a quienes quieren ser nuestras autoridades por
medio de elección popular? ¿Acaso queremos más Humala’s aprovechadores, más robacables,
más congresistas que digan que la víctima de violación no lubrica y que por eso
no queda embarazada?
Tenemos una
institucionalidad joven pues el 2016 se
elegirá por cuarta vez consecutiva a un gobierno democrático y no
desaprovechemos la oportunidad de elegir a gente capaz, gente con experiencia, que
pueda gobernar bien y cuya consigna sea trabajar por los más necesitados,
llevando agua, electrificación, conectividad, tecnología y respeto al medio
ambiente. Construyendo más colegios de Alto Rendimiento y más hospitales de
primer nivel. Recuerden que ya no podemos y no debemos elegir a la demagogia
que sólo enriquece al que “gobierna”.
Gianpierre Poma Vía y
Rada.
Twitter: @Gianpov.
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