Es una campaña que poco a poco se viene afianzando en los distritos populares de Lima metropolitana como efecto ante la desesperación, impotencia y cólera de las personas que son víctimas de facinerosos. Sucede que este tipo de reacciones sociales no llegan de un momento a otro, sino son causa de las diferentes frustraciones que se han generado al ser víctima de algún asalto, atraco, raqueteo, etc. y en este caso recurrente de los robos en nuestra capital que es fiel reflejo de una crisis de capacidad o de una desbordante ineptitud sumado al poco interés de nuestras autoridades para desarrollar soluciones conjuntas con los vecinos y policías ¿Es tan difícil que el comisario de un distrito se vincule a los vecinos? ¿acaso un comisario no sería más eficiente si conoce a los vecinos? ¿conoces a tu comisario?
Es por eso que la ciudadanía,
rápidamente, ha optado por este tipo de desahogo o desfogue, conocido como
linchamiento o ajusticiamento, ante tanta impunidad, pero no es que sea algo
nuevo en nuestro país, existen diferentes tipos de casos de linchamiento,
quema, y hasta muerte de ladrones comunes y autoridades elegidas
democráticamente. Un caso muy conocido es el de Ilave en Puno, o los ronderos
de Cajamarca que cuando encuentran ladrones en los mercados no reparan en un
castigo público, esto es común en casi todo el país, y en estas fechas se ha
hecho visible.
Un caso particular que un teniente alcalde me
contó: [en la zona de San Juan Alto anexo de Chugay cerca a Huamachuco en La Libertad]
“incrementó el número de robos, desde ovejas,
electrodomésticos, hasta camionetas. Al comienzo pensaba que solo se trataban
de abigeos , -problema que los aquejas desde siempre-, existen diferentes
denuncias en la comisaría de Chugay , pero no se hacía nada al respecto, por
eso los delincuentes empezaron a robar comercios, casas y hasta las camionetas
de las minas y líneas de transmisión que operan por la zona, esto no solo
conlleva que la ruta sea peligrosa sino también que al notar esto se desvíen
por otros caminos afectando esto a las poblaciones que se reducen las ventas en
los negocios y además del trabajo que llega a los jóvenes de estas localidades,
finalmente la comuna se reunió y decidió que los comuneros y ronderos ponga fin al problema. Solución: lincharlos, matarlos y tirarlos al
río Marañón, efectivamente esto se produjo y como dicen aquí: SANTO REMEDIO.”
Con esto no refiero estar a favor
de los linchamientos masivos ni tampoco en contra porque como un peatón común y
corriente soy consciente de la crisis de la [in]seguridad, pero además de la
crítica a la policía, lo más lamentable son los malos jueces que liberan a los
delincuentes y esto desmoraliza mucho más a la institución policial, que de por
sí posee problemas propios y tangenciales y tan tristes desde camionetas sin combustible,
agentes que físicamente no están aptos o que sus computadoras no cuentan ni
siquiera con acceso a internet para poder revisar si algún sujeto está con
orden de captura o requisitoria.
Estamos observando el inicio de Chapa
tu choro como resultado de una insuficiente y mediocre seguridad que administra
el Estado. Una experiencia interesante es que Los Ronderos son un mecanismo e
institución legal (reconocida por el gobierno Aprista en 1986, vía Decreto 24571)
que frente a la insuficiente policía, brinda seguridad. Hoy se está visibilizando las
rondas campesinas, pero también se está replicando la idea en las zonas
urbanas, donde a mi parecer, deben actuar conjuntamente la policía con la
organización vecinal.
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