Advertencia: El texto a continuación es una colaboración de Víctor Raúl Trujillo de Zela y Jaicec Espinosa Sandoval . La Sopa Teóloga no se responsabiliza por sensibilidades tocadas ni las buenas fuentes aquí señaladas. Las siguientes líneas fueron publicadas el domingo 5 de agosto de 2012 en el diario La Razón.
Muchos
guardábamos la esperanza de que, en su mensaje a la nación del pasado 28 de
Julio, el presidente Humala fijara el rumbo político y económico del país; sin
embargo, su tedioso y monótono discurso fue una larga lista de programas de
inclusión social de corte asistencialista, sin siquiera fijar metas para el año
2013, sino todo referido a un lejano 2016, con una o dos excepciones como el
seguro oncológico, aunque sin conocerse su financiamiento.
Algunos
consideran que el discurso no fue tan malo, justamente porque en concreto no
dijo casi nada, pero las omisiones son graves por cuanto el Perú, como lo
afirman prestigiosos economistas de dentro y fuera del país, va a ser
indudablemente afectado por la muy débil recuperación de la economía
norteamericana, cuyos últimos datos respecto al desempleo vuelven a ser
preocupantes y por la situación de Europa que todavía no ve la luz al final del
túnel.
Además, algunos
países europeos se siguen hundiendo en la recesión y en el desempleo, mientras
Alemania duda en apoyarlos a través del Banco Central Europeo, por lo que el
euro se tambalea haciendo que las exportaciones hacia Europa y Estados Unidos
disminuyan considerablemente. Agregándose a ello, la sequía que se está
produciendo en el poderoso país del norte hará que, indudablemente, suba el
precio de los commodities, lo que a su vez reducirá los niveles de nuestra
demanda interna. Y como si esto fuera poco, la poderosa economía del gigante
asiático también tiene ahora tasas de crecimiento de un solo dígito, lo que
reducirá aun más el nivel de nuestras exportaciones, afectando la caja fiscal
para gastos en obras de infraestructura e inclusión social y, por tanto, la tasa de crecimiento económico y
desarrollo social de nuestro país.
Por otro lado,
el sector privado todavía no se decide a invertir en los niveles que se
proyectaban, debido a la incertidumbre reinante en cuanto al curso que la
economía y los conflictos sociales han de seguir. Asimismo, es también muestra
de esa incertidumbre lo que viene sucediendo en el ministerio de educación,
donde la incompetente ministra, con el mayor desparpajo e irresponsabilidad,
desactiva la Ley de Carrera Pública Magisterial, reconocida como un
significativo avance para mejorar la calidad de la educación en el Perú, dando
su brazo torcer ya no solo a las demandas del SUTEP, sino lo que es muy grave,
a las del CONARE.
Se sabe además,
de muy buena fuente, que existen disputas y descontento en las fuerzas armadas,
producto del irrisorio aumento que estaría por anunciarse, y el afán de
mantener el poder de un pequeño grupo alrededor del asesor de seguridad, aunque
ello signifique inesperados cambios en la cúpula militar, lo que es una muy
preocupante situación.
Roguemos a Dios
porque esto cambie, de lo contrario se podría retroceder en lo avanzado los
últimos años, tanto en crecimiento económico como en reducción de la pobreza.
Esto último, fundamentalmente durante el gobierno de la justica social, el
gobierno de Alan García.
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