Solucionética - Hipocresía a la peruana
Por Luis Zaldívar
El incidente protagonizado por un grupo de frívolos
conductores de televisión chilena[1]
que por buscar un par de puntos de rating han jugado con los estereotipos del
pueblo Bora[2] ha
causado el pánico generalizado de buena parte de peruanos. La defensa
nacionalista ha sido mediáticamente encabezada por Beto Ortiz , quien ha
tildado justamente de imbécil a uno de los conductores de televisión chilenos
por burlarse de los peruanos Bora[3].
En tan sólo un par de días, el carga montón frente al pésimo reality-show que
dio origen a la disputa ha logrado que la televisión chilena lo cancele y que
el embajador chileno pida disculpas a nombre del país[4].
¡Misión cumplida peruanos!...Pero ¿allí quedo todo?
Pocas veces saco mi credencial de antropólogo para validar
mi autoridad para hablar de un tema, pero debo
afirmar que los peruanos tenemos poco de qué alegrarnos con esta situación,
puesto que nosotros mismos la hemos incentivado.
El reality show Amazonas no hacía nada más que exacerbar
la visión aislacionista y proteccionista impulsada desde un sector de las
ciencias sociales, ONGs y departamentos gubernamentales encargados de proteger
la pobreza en la selva peruana. El reality estaba basado en la idea de un grupo
de “famosos perdidos en la selva” que son aceptados por un grupo de “nativos
aislados” con costumbres que –según la descripción del show- “incluyen bailes y
cantos que los hacen muy atractivos”. La
filosofía subyacente era la de ubicar a una serie de occidentales alrededor de
“buenos salvajes” que los harían compartir de su comunismo primitivo y
aprenderían sus beneficios. El punto
culminante de la fábula era el enamorar a un “buen salvaje” con una actriz
chilena que se dedicaba a provocarlo sexualmente para luego llevárselo a
Chile como estrella del nativismo internacional[5].
Nada de lo que este
show promovía es muy diferente a los paquetes de “turismo vivencial” que
promueven los empresarios turísticos peruanos y extranjeros, en los cuales
se ofrece una versión artificial de la vida en la selva, sin narcotráfico, ni
madereros y mineros ilegales, ni desnutrición crónica. No debería ser ninguna
sorpresa para los peruanos que el señor Aroldo Miveco, el “Bora atrasador” de
la televisión chilena, no era más que un guía turístico de la zona. Lo más común es que los pobladores
maniobren la condescendencia occidental promovida por ONGs europeas y repetidas
por cierto sector de la clase alta limeña para satisfacer sus propias
necesidades.
Si queremos que la
televisión chilena deje de ver a los peruanos de la selva como seres atrasados
congelados en el tiempo, es importante que los peruanos dejemos de vender esa
imagen. Más allá de los premios que pueda ganar Claudia Llosa vendiendo
mitos serranos con La Teta Asustada, o de los turistas que nos pueda traer
seguir alucinando que el Ayahuasca es una planta sagrada, la lección a aprender
de nuestro desencuentro con éste programa de televisión chileno es que no se
solamente de decir que los peruanos no somos piojosos, sino de dejar de vender
pobreza y exclusión como una virtud nacional.
A la ignorancia de
algunos chilenos que están al nivel de Laura Bozo y Magaly, no podemos
reemplazarlo con más hipocresía, aunque sea hipocresía a la peruana.
De taquito: Existe el
argumento que las cifras de reducción de la pobreza corresponden a Lima y a la
costa norte. El último informe del INEI desbarata esa hipótesis, dado que la
pobreza en la costa se redujo 11.5% en cinco años, mientras en la selva se
redujo en 20.6%.
[2]
Prefiero utilizar la terminología “pueblo Bora” para referirme a la población
peruana residente en los distritos de Pebas y Putumayo del departamento de
Loreto.
[5]
Tal vez la parte más infame del escándalo es el apodo del susodicho, “el bora
atrasador” http://www.youtube.com/watch?v=JU4LiN16DGs
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