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miércoles, 22 de mayo de 2013

En la suegra está la clave. Por Chiara Ode

El caso en cuestión sigue así: La suegra del ex-mandatario Alejandro Toledo, Eva Fernenbug, ha comprado dos inmuebles en Lima valorizados en más de cinco millones de dólares. ¿Por qué es un problema?  Porque no se rinden cuentas claras; por ende, lógicamente, el ex presidente Alejandro Toledo  es acusado por presunto delito de enriquecimiento ilícito. En todo caso en este ámbito todo debería ser sencillo. La ciudadanía exige —en total legitimidad democrática— una rendición de cuentas, que en primera instancia, los funcionarios públicos deberían realizar al terminar su gestión. ¿O no?

En los días antecederos se han dado a conocer argumentos insolventes: que se compró con las indemnizaciones del holocausto a las que la señora Fernenbug, por ser judía, habría tenido acceso (ventaja que muchos sobrevivientes conocidos de esa tragedia no han logrado en ninguna parte del mundo); que se sustenta con un crédito hipotecario (que no figura en Registros Públicos); que fue con el dinero de unas herencias de sus ex-esposos millonarios (que no se ha podido verificar), bueno… El caso procedió a una evaluación de la fiscalía, que declarará, luego de la investigación, si es necesario o no que el ex presidente y Josef Maiman (prestamista y aval del préstamo bancario obtenido por la suegra en Costa Rica, con el que se compraron los inmuebles) tengan o no que comparecer y declarar. El caso no derivó a una Comisión de Investigación, porque la semana pasada el Congreso operó denegando su implementación. Ante ello, el representante aprista Velásquez Quésquen, demandó que se “debería formar una comisión multipartidaria para dicha investigación debido a que la Comisión de Fiscalización no estaría en la capacidad luego del triste espectáculo del blindaje que dieron al ex mandatario”.

Hasta el momento, Toledo va a autorizar el levantamiento de su secreto bancario, y dice que va a colaborar plenamente con las investigaciones realizadas por el Ministerio Público. El ex mandatario sostiene que se está incurriendo en un “linchamiento mediático contra su persona, producto de intereses políticos”. A lo que Juan Sheput, dirigente de Perú Posible, bajo la premisa que el gobierno está detrás, agrega que “se necesita una organización de inteligencia para coordinar. En estos momentos hay una serie de ataques contra ex presidentes y posibles candidatos. Vemos lo que le sucede a Alan García, César Acuña y a Toledo. Vemos cómo se trata de desprestigiar a la clase política”. Habría que preguntar, ¿para favorecer a quién? Adivine el lector.


Así está la situación, jodida. Por un lado el desprestigio que suponen los “ataques” de campaña, contra ex presidentes, en este caso Toledo, son evidentes. Sin embargo, son temas legítimos de evaluar ante la sospecha y relevancia pública, no se pueden dejar de investigar.  Y sería sensato que se investigue a Toledo como a García, por una responsabilidad estrictamente democrática, mediante un proceder justo y transparente. Esperemos en Lima la llegada de Alejandro Toledo a declarar y la pronta respuesta de las investigaciones correspondientes. Aunque si se sigue el ritmo de la Mega-Comisión investigadora del caso de García, entonces, aun “tenemos para rato”.   

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