Comentarios sueltos - Caviares y Militares. Escribe José Faustino
Veteranos líderes de la izquierda de los setenta han
acabado nuevamente a la cola de un militar. Incómodos para explicarles a sus
huestes como es que ahora aparecen como dirigentes de la alianza con el
comandante Ollanta Humala, después de que lo denunciaran como genocida por lo
de Madre Mía, arguyen que son los “riesgos de la política”
Esta coartada es tan antigua como el comunismo en el
Perú. El Partido Comunista que fundara Eudocio Ravines, demostró pronto bajo la
égida de Moscú, que lo que determina su línea no eran los intereses de las
masas sino la política internacional de la Unión Soviética. Es decir, los
“virajes tácticos” para apoyar a personajes ajenos por completo al cambio
social, se convirtieron a la vuelta de la esquina en la estrategia que marcará
su derrotero.
Al poco tiempo de formado y bajo la conducción de Ravines,
su secretario general, el Partido Comunista Peruano apoyó el régimen
autoritario de Manuel Prado, a quien endilgaron el mote del “Stalin peruano”.
Tiempo después importantes líderes del sindicalismo rojo acabaron en el
parlamento controlado por la dictadura de Manuel Podría.
Más adelante vieron con beneplácito el golpe militar de
1962, que impidió el triunfo electoral de Haya de la Torre; y en 1968 cuando
los militares inauguraron la más larga dictadura militar en el país,
abandonaron al derrocado Fernando Belaúnde Terry, su antiguo aliado, para
auparse sin vergüenza al poder.
A estas alturas existían diversos y enconados grupos
marxistas, pero al PCP le cupo el dudoso honor de proclamarse aliado militante
de la dictadura. Los militares los protegieron y ampararon el resurgimiento de
la CGTP, cuyos líderes guardan desde entonces devota filiación por el velascato.
Es en esa dictadura que se anulan las libertades y que por primera vez se
atreven a cancelar por completo el parlamento. También eliminan cualquier elección ciudadana mediante
sufragio universal, se cancelan las libertades y se suprime la prensa libre.
Los partidos quedan fuera de la “revolución”, salvo el PCP y la Democracia
Cristiana, otra importante casa matriz de la caviarada. Aparecen nombres de jóvenes
devotos del militarismo como Rafael Roncagliolo, Salomón Lerner o Gonzalo García
Núñez.
La realpolitik de los ochenta aconseja la formación de la
Izquierda Unida en la que acaban juntos militaristas y adversarios del
velasquismo, en asordinada alianza que estalla a finales de esa década. La
interesante y poco difundida historia es que la vocación por el poder de los
velasquistas que gobernaron a la orden marcial del militar de turno, subsistió.
Trataron de pasarla de la mejor manera con el
autoritarismo fujimorista. En ese camino la caviarada apareció en todo su
oportunismo, cuando decidió cancelar su actividad política para fortalecer sus ongs,
que a su vez florecieron gracias al dinero regalado por los gobiernos de los Estados
Unidos, Europa, el BID y el Banco Mundial. Otros se dedicaron a hacer empresa
directamente con la nueva dictadura.
¿Pidiendo sencillo? |
La vocación gobiernista resucitó con entusiasmo cuando la
derecha liberal con Alejandro Toledo y Pedro Pablo Kuczynski ganó las elecciones, Saltaron de
las desordenadas y caóticas ongs, acostumbradas a vivir de la plata donada, a
ganar grandes sueltos, reconvertidos en “tecnócratas" del toledismo. Mal
que bien, don Alejandro es un demócrata y finalmente tenían derecho a ver como
mejoraban sus ingresos.
El problema viene luego, cuando “saltan al vacío”
desesperados y deciden aliarse con el
nuevo caudillo militar. Los que ya militaron y vivieron de la dictadura
militar se sienten cómodos, como en casa. Están acostumbrados a las órdenes, a
la falta de explicación, a los “silencios estratégicos”. Devotos de la mano dura
y las órdenes indiscutidas, ya saben cómo es el negocio. Para los que se
pasaron la vida denunciando a las fuerzas armadas por represivas y al propio
Humala por genocida, el trámite pudo ser un poco más difícil, pero en un tris probaron
que un solo ministerio disuelve el verbo flamígero.
Con el nuevo mando militar, los caviares cerraron el
círculo y han acabado acoplándose a la vieja postura del PCP de Ravines: todo,
salvo el poder (bien rentado), es ilusión.
Él les enseñó |
sopa teologa o puchero del hortelano al final da lo mismo, te queda el sabor desabrido de quien busca reescribir la historia acomodando los hechos a su particular punto de vista, no hay nada de rigurosidad en el analisis porque se parte de una falacia para llegar a un desproposito. La historia del PCP la podemos discutir y con hechos vamos a demostrar que lo que el dilecto comensal del puchero del hortelano anda mas extraviado que Cipriani en una reunion sobre derechos humanos.
ResponderEliminary aleida guevara nos honra con su visita!!!! perros comunistas!!!
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