La profecía maya del cataclismo universal no se cumplió en
diciembre, sucedería inevitablemente el 17 de marzo con la revocatoria del
Municipio de Lima. El tono apocalíptico de los partidarios de Fuerza Social
marca la pauta. Han dividido a los limeños entre los mafiosos que pretenden
remover a la alcaldesa y los inmaculados defensores de su permanencia.
Quien se atreva a poner en duda siquiera la eficacia de la
gestión es cubierto de descalificadores epítetos moralistas, donde el más suave
es que algo recibió de Comunicore. Con tan maniquea percepción de las cosas no
entienden de qué se trata y pierden por completo la perspectiva.
Vale recordar que la revocatoria fue introducida en los
debates del llamado Congreso Constituyente Democrático, donde la oposición al
golpe no participó. En el texto constitucional se aprobaron derechos ciudadanos
como remoción o revocación de autoridades con la idea de debilitar a los
partidos. Esta institución vigente en los Estados Unidos aunque poco practicada,
fue adoptada por un pequeño grupo colaboracionista de la antigua Izquierda
Unida, que integró los gabinetes de Fujimori y el CCD. Más adelante como
parlamentarios toledistas contribuyeron con fervor a perfeccionar el mecanismo,
prístina expresión de la democracia directa como solían afirmar.
Al empezar a aplicarse, los operadores de la ya extinta IU
se vuelven sus fanáticos. Cuando gobiernan con Alejandro Toledo generan más de
dos mil procesos de revocatoria, para “consolidar la democracia participativa”
frente a la siempre sospechosa democracia representativa.
No es casualidad, entonces, que un antiguo dirigente
municipal de Izquierda Unida, como el líder del FOCEP Marco Tulio Gutiérrez,
sienta como natural emprender la campaña contra Susana Villarán. Sorprende que
este abogado dedicado durante su larga militancia en IU, a promover que el
Cercado tenga su propio ayuntamiento, recolecte en el verano del 2012, millón y
medio de firmas. Ese campanazo advertía que la política municipal de Fuerza Social
de parar las obras de su predecesor para suplantar a la Contraloría en los
procesos de auditoría, generaba un enorme rechazo popular.
Resultan inolvidables las posturas contra el Metropolitano y
el Tren Eléctrico, así como la suspensión de grandes proyectos viales, que en
el imaginario popular ubicaron a FS al lado de la vieja derecha, enemiga por
décadas del transporte público masivo y de calidad.
Pese a que sus principales cuadros gobernaron con Toledo,
recién cuando validan las firmas, retoman un plan de grandes inversiones que
conmueve a los gremios patronales, al punto que se compran la campaña por el
No.
La ley revocadora es tan enredada que puede darse el caso de
que salga la alcaldesa y se quede al frente el teniente alcalde Eduardo
Zegarra. Incluso doña Susana, curada de espanto y liberada de ineptos, puede
volver a postular.
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