Susana:
“A llorar a la Herradura”
Por: Jaicec Espinosa Sandoval
Parafraseando
la popularísima canción de los hermanos Yaipen, que sintetiza muy bien lo que
la gran mayoría de Lima le quiere decir a su alcaldesa, que haga de su vida lo que quiera pero no de la
ciudad, a la cual tiene abandonada, usándola solo para dar diplomas en su
nombre. Pues su ineptitud es tal, que ha sido incapaz de renovar el convenio
con la Policía Nacional que permite que el Escuadrón Verde de Lima patrulle las
calles del Cercado, dejando a la ciudad sin 700 agentes.
Incapacidad
que además les viene costando alrededor de 9 millones de soles a los usuarios
del metropolitano desde que se aumentaron los pasajes ante vista y paciencia de
la alcaldesa, de la que seguimos esperando cumpla su promesa de bajar los
pasajes.
Pero
lo que es peor aún, es la paralización de obras y la renegociación de
contratos, muchos de los cuales se han
renegociado logrando obtener únicamente el aumento del precio a pagar por la
municipalidad. Operaciones tan sospechosas como las del famoso video en el que
un regidor villaranista de la municipalidad indica los pasos a seguir a los transportistas
para adjudicarse rutas. Sin mencionar los más de 250 millones que se han pagado
a dedo a consultoras y ongs del círculo de la alcaldesa, lo que ya está siendo
investigado por la fiscalía.
Siendo
más sospechosa la contratación del extrotskista y hoy lobbista argentino-brasileño,
con pasaporte francés, Felipe Belisario Wermus conocido en el Perú como Favre, por la friolera de
150 mil dólares por 2 meses de trabajo, sin decir quien le paga. Todo esto para
intentar convencer al pueblo limeño de a pie, al pequeño comerciante, al
emprendedor, a los miles de trabajadores de mercados, a las mujeres y hombres
de los conos que son los que más sufren con la paralización de la ciudad, que
la incompetencia y soberbia de la actual alcaldesa no puede parar, como reza su
frase de campaña.
Son
pues la incapacidad, la ineptitud y lo visos de corrupción lo que ha llevado a
promover la revocación de la alcaldesa y su concejo, que es el equivalente a la
censura que se plantea en el parlamento al presidente del consejo de ministros
y sus ministros de estado, lo que es un acto legal y democrático, además
promovido desde los años 70s del siglo pasado por todo el entorno de Susana
Villarán y hasta por ella misma.
Debiéndose recalcar que una
vez bien entrado el proceso de revocación, algunos partidos consultaron a sus
bases y por pedido de ellas, decidieron válidamente apoyar la revocatoria. Por
el contrario fue la alcaldesa, en su desesperación, la que trató de utilizar al
patriarca del Apra, Armando Villanueva, para intentar dividir el voto de su
partido, inventando incluso supuestas conspiraciones y ciertos cálculos
electorales para el lejano 2016. Por eso el pueblo la sentenciará a ir a llorar
a otra parte, lejos del sillón municipal, a la playa de la Herradura.
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