A medida
que el proceso de revocatoria se aproxima en Lima y cada vez menos gente está
dispuesta a respaldar la gestión de Villarán, algunos todavía siguen repitiendo
un argumento que a primera vista pudiese parecer directo: las reformas
iniciadas en este gobierno municipal se paralizarían si la alcaldesa es
revocada. Considerando que no hay obras de ningún tipo (ni siquiera escaleras)
que mostrar, el argumento se reduce a unos casos muy puntuales y emblemáticos:
- “Reforma” de La Parada: Los
voceros de la gestión Villarán han querido asumir como una victoria el
establecimiento del mercado mayorista de Santa Anita, pero olvidan
mencionar que el mercado no fue construído por ellos sino por Castañeda. El
que Castañeda no haya hecho el traslado por cálculo político no exculpa de
ninguna manera a Villarán de haber forzado el traslado el mismo día que se
recolectaron las firmas para la revocatoria causando la muerte de cuatro
comerciantes y los desmanes que ocurrieron en todo Lima en ese día. Peor aún,
la zona de la ex Parada sigue siendo un basural y un desorden. Aquí no han
inventado la pólvora, simplemente ejecutaron mal lo que le dieron hecho.
- “Reforma” del transporte. Los defensores
de Villarán han argumentado por todas formas que la reforma del transporte
es algo novísimo en Lima; es más, lo han llevado hasta decir que es un “cambio
cultural” contra las mafias de transportistas. Sin embargo, ya no se
acuerdan que los transportistas también le hicieron paros a Castañeda por
los otros ordenamientos que ha habido en los últimos ocho años. Pero
sobretodo es arrogante pensar que ordenar una avenida (la av. Abancay)
puede ser considerado una reforma integral. ¿Dónde más han ordenado? Los
inspectores municipales ya existían y su incremento corresponde al plan
que ya estaba dispuesto. Lima está cambiando gracias a las grandes obras
como el Metropolitano y el Metro de Lima, dos obras que Villarán ninguneó
en campaña y de las que ahora se quiere colgar.
- “Reforma” de la cultura. Villarán
ha querido argumentar que los eventos de ONG por la mujer, por los niños,
por la raza, por la tolerancia y quien sabe que otra causa puede ser
considerado una reforma. ¿Cuándo se darán cuenta que nadie tiene hegemonía
sobre el sentimiento colectivo? La visión artificial de la cultura como un
objeto de museo no le da autoestima a nadie, la cultura tiene que surgir
de la gente, del día a día, de la visión de un artista, no de un programa
municipal. Por último, la gerencia de cultura municipal debería dar becas y no diplomas y caritas felices como se viene haciendo.
Y hasta allí
contamos, he buscado más de las “reformas” de las que tanto hablan pero me
queda claro que siempre se refieren a estas tres cosas. La única verdad es que ninguna
de estas iniciativas es nueva y no hay porque pensar que éstas se paralizarían
si salen Villarán. Es más, si sacan a Villarán el segundo es Eduardo Zegarra, y
si sacan a todos el que entra es también un militante de la confluencia de
Villarán ¿Por qué se detendría?
En una
ciudad como Lima es muy difícil revocar una alcalde por la cantidad de firmas y
porque los alcaldes siempre han sido populares. No es verdad que se
desestabilizaría la ciudad porque nunca antes una gestión ha sido tan inepta y
arrogante con el sentir ciudadano. No hay porque pensar que esto pasaría
de nuevo, es tiempo de darle una lección a los futuros alcaldes de Lima.
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