El país ha sido
notificado de las reales intensiones del gobierno que presiden Ollanta Humala y
Nadine Heredia, quienes están decididos a seguir el ejemplo del difundo
autócrata venezolano Hugo Chávez, intentando perpetuarse en el poder mediante
lo que inteligentemente el expresidente Alan García ha denominado la reelección
conyugal. Para lograr esto, han sumergido al país en un proceso de
desmocratización, empoderando a los militares, sobre todo a sus compañeros de
promoción, los cuales ya están ocupando estratégicos cargos en la estructura
militar, por lo que no extrañaría que en un futuro inmediato también lo hagan
en el ámbito civil.
Claros ejemplos
de esto son principalmente el haberle entregado a la Marina de Guerra del Perú
la administración de los puertos y el intentar volver a la obligatoriedad del
servicio militar. Considerando también que el comandante se ha rodeado de
asesores militares, los que le
aconsejaron arremeter con todo contra la figura del expresidente Alan
García, quien hasta hace pocos días se había mostrado como un hombre que
intentaba apoyar al gobierno, promoviendo la inversión en el Perú por todo el
mundo, para que así el ciclo de crecimiento económico y justicia social que
lleva más de 10 años se siga fortaleciendo.
Pero el comandante
en retiro que nos gobierna, ha respondido a estos gestos del expresidente de
una manera por demás descortés, tratando de ridiculizarlo, utilizando un
lenguaje de cuartel que es inaceptable para referirse a cualquier Jefe de
Estado. Afortunadamente el tiro le ha
salido por la culata a la pareja presidencial, pues ha servido para que una
serie de importantes líderes políticos e intelectuales del país denuncien las
intenciones chavistas de perpetuación en el poder de la pareja gobernante y sus
ya conocidos titiriteros, autores de un desfasado plan de gobierno que osaron
llamar “La Gran Transformación”, burda imitación de una frase de Haya de la
Torre pronunciada en 1923 mientras partía a su primer exilio.
Ante estas
respuestas, la pareja inquilina de la Casa de Pizarro estaría intentando armar
una suerte de frente amplio con todos los grupos de izquierda, tanto de la
extrema como de la caviar, el nacionalismo y de algunos otros políticos,
especialmente jóvenes de cuyas buenas intenciones no dudamos, pero que por su
juventud no saben lo que significaría que el Perú se convierta en un país como
Venezuela o Argentina, que usan un modelo económico basado en regalar dinero
del petróleo o aplicar subsidios indiscriminadamente , herramientas que los han
llevado al borde de la quiebra económica, pues carecen de políticas que
alienten la inversión privada, motor del crecimiento en todo el mundo y
creadora de empleo productivo.
Por ello, los
partidos políticos que están por la defensa de la democracia y en contra de la
reelección conyugal deben de modernizarse iniciando un proceso de
rejuvenecimiento de sus cuadros, con gente que sepa gestionar y sintonizar con
el pueblo, pero sobre todo iniciar una sana política de depuración de
militantes sobre los cuales exista la sospecha de conductas indebidas.
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