Este año
escolar será 2013 recordado por miles de familias como el año en que sus hijos
en ves de recibir la acostumbrada ración de apoyo para su desarrollo escolar
obtuvieron comida podrida, sin registro sanitario y con tardanza. Las 64
denuncias registradas en estos escasos dos meses[1]
necesariamente nos tiene que llevar a preguntarnos ¿Qué está ocurriendo aquí?
La respuesta
es bastante simple: una estrategia equivocada y la ineficacia de la tecnocracia
de izquierda que se subió al carro con Toledo y ahora con Humala, pero que no
quieren asumir los pasivos de su gestión.
La
estrategia de Qali Warma a sido en cierta forma reinventar la pólvora, acusando
de corrupción al programa PRONAA que venía funcionando desde los noventas para
hacer dos cambios: 1) el nombre, y 2) darle a los colegios la potestad de
elegir a los proveedores. Con un obvio desconocimiento de la realidad, la
administración de la señora Guiselle Romero avalada por la ministra Trivielli se propuso descentralizar las compras de
los alimentos a los padres de familia, causando de inmediato el único resultado
posible: corrupción rampante e imposibilidad de fiscalizar tantos procesos al
mismo tiempo. Dejándose llevar por su visión elitista de “todos los pobres son
buenos”, los funcionarios de Qali Warma han preferido entregarle la alimentación
de nuestros niños a los dueños de panaderías que están haciendo su negocio en
vez de ellos mismos hacer el trabajo de concesionar a los proveedores y
fiscalizarlos.
Peor aún, existen
muchas denuncias de corrupción sobre la elección de las juntas que eligen a los
proveedores[2], con el agravante de que
Qali Warma por ser el programa insignia de Nadine Heredia es también el foco de
reclamos de puestos de trabajo por los militantes nacionalistas. La soberbia y
torpeza es tal en la administración que hasta hace cinco días tenían 12
toneladas de alimentos del PRONAA guardados en la municipalidad de Huanta. ¿Qué
acaso ya eliminamos el hambre en el Perú? ¿Ya podemos dejar la comida tirada?
No hay
mucho que defender del PRONAA, pero todos podemos darnos cuenta de que éste
funcionaba mejor que los programas actuales, diseñados específicamente para
estafar a la población y delegar las responsabilidades a otros. La soberbia de
los trabajadores del MIDIS probablemente les haga pensar que ellos están
haciendo una revolución, cuando lo único que están haciendo es regresarnos a la
época de los 80´s donde los partidos políticos eran los que tenían control
sobre los programas sociales.
Ojalá que esta administración sea capaz de
retroceder y se vuelva centralizar la elección de proveedores, no les caería un
momento de lucidez. Los niños merecen más.
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