Pensamiento libre sin ideología es como coito asistido

domingo, 25 de mayo de 2014

Santos y el acuerdo de paz en manos de Cuba. Por Javier Iván Arenas

Juan Manuel Santos perdió desde que en nombre del estado colombiano accedió a sentarse en una mesa con las FARC, la longeva guerrilla auroral que devino en terrorista, buscando un acuerdo de paz. Y se equivocó doblemente por elegir el lugar de la discusión, que por añadidura es el centro pavlotiano de la revolución de indias.


No seamos tontos. Si las FARC todavía no se ha extinguido no es solo porque aplica y domina inteligentemente la primera ley de la economía, la de oferta y demanda, con el narcotráfico sino porque el faro cubano alumbra su acción, pasión y misión redentora de "buenos revolucionarios".
Y seamos sinceros. Al que menos le interesa la paz, el sino de Colombia o la ahora chavista y desangrada Venezuela es a Cuba. A Fidel, y el coto monárquico que es hoy la patria de Martí, solo le interesa extender la vida y miseria de su villa hasta donde Raúl tenga dominio de todo. Cosa que ahora no tiene. Una cosa es Castro I y otra Castro II. Cuba, parafraseando a Tatcher, tiene intereses más no amigos.



Y Fidel sabe que el acuerdo de paz colombiano tiene un precio enorme y no lo venderá por una ganga. No repetirá la experiencia del M-19 que se diluyó sin hacer mayor propuesta que la política electorera. Por eso sabe también que Santos es más flexible a la hora de escuchar consejos por la oreja izquierda y confía que los quintacolumnas zurdos y caviares harán su papel de resistencia desde la "sociedad civil". Después de todo la política es un arte de largo aliento y lo fundamental es trabajar para el futuro, construir una mejor correlación de fuerzas favorables donde alguien como Petro tente seriamente las presidenciales. Entonces, por ahora, es Santos mejor que el duro Zuloaga. 



Advertencia local. Se equivocan los fujimoristas si quieren ver a Alvaro en Alberto. No hay ni milímetro de parecido. Uribe tiene raíces liberales, como Eliécer Gaitán o Luis Carlos Galán, no es un advenedizo que se subió a un tractor jugando a la quinela del futuro político ni menos renunció por fax. Y aunque los politólogos del "autoritarismo competitivo" lo tengan en la mira, la democracia no se quebró en sus dos periodos y de eso puede dar fe El Espectador y El Tiempo

viernes, 16 de mayo de 2014

El Tío Bigote en el horizonte de Lima. Por Luis Zaldívar

Para nadie es un secreto que hay un sector del partido aprista que hemos impulsado la candidatura del ex ministro Enrique Cornejo a la  alcaldía de Lima, campaña que el mismo Cornejo ha apoyado desde los medios de comunicación. Diversas autoridades del partido se han mostrado a favor de la iniciativa,
y los actos de propaganda en las calles y de activismo en todos los niveles ya arrancaron hace varias semanas. Sin embargo, el entusiasmo inicial que el llamado “Tío bigote” pareció despertar en la juventud del partido y en la militancia adulta se va diluyendo al paso de los días al ver que algo en la candidatura no avanza.

Los números no mienten, y la verdad es que sería un milagro para el APRA ganar la alcaldía de Lima y todos somos conscientes de ello, la única vez que ganamos Lima fue en 1986 en medio de la mejor performance de la historia del aprismo, escenario muy diferente al estado de las cosas el 2014. La motivación de lanzar a Cornejo ha sido la de arrastrar el voto distrital y procurar superar el desastroso promedio de 7% que se obtuvo en la mayoría de distritos el año 2011, logrando por lo menos colocar a jóvenes de regidores para preparar futuras candidaturas. Sin embargo, hay otro grupo importante de apristas que creen que el mejor camino es hacer alianzas con otros partidos y movimientos para asegurar así una mayor participación aprista en las próximas elecciones.



La clave de la estrategia del APRA este 2014 está en impulsar a nuevas figuras que serían las llamadas a conducir el partido en los próximos años, pero al parecer el caos institucional no ha permitido que los diversos actores se pongan de acuerdo sobre cual será la mejor forma de hacerlo. Lo cierto es que nadie ve con buenos ojos una alianza si es que no significa impulsar a las figuras partidarias, algo que para algunos es egoísmo o sectarismo, pero otros llamarían respeto por las instituciones. Si es que no se lanza al ex ministro Cornejo y no presentamos candidatos, ¿cuál sería el rol de los apristas el 2014? Las respuestas van desde el éxodo partidario hasta la parálisis total.


También es verdad que a pesar de tener gente con excelentes hojas de vida muy pocos se han preparado como candidatos, y si queríamos en Lima un 2014 más aprista debimos haber promovido a Cornejo como líder partidario hace más de un año. Los tiempos se agotan y ya un Secretario General del partido a anunciado que está la posibilidad de no tener candidato a Lima una vez más. La población le pide al APRA dar fe de su promesa de renovación, y no podemos permitirnos pasar vergüenza una vez más en elecciones por decisiones que toma la dirigencia sin comunicar mínimamente a los militantes de cuál sería el beneficio de no presentar candidatura. Así como la juventud no es una cualidad*, la renovación tampoco va a llegar por arte de magia, hay que apoyar las candidaturas con mayor aceptación en la población –y no dentro del partido- y mostrar que todavía hay APRA para rato.

*Jaicec dixit