Pensamiento libre sin ideología es como coito asistido

martes, 19 de junio de 2012

Solucionética - Verde desde las bases. Por Elinor Ostrom



En este interesante artículo traducido en exclusividad para La Sopa, la nobel en economía Elinor Ostrom reflexiona sobre los alcances de la Cumbre ambiental Rio +20 (http://rio20.net/). De acuerdo a Ostrom, se ganará más de una diversidad de políticas sectoriales locales y regionales que de un solo acuerdo que probablemente sea muy vago para su ejecución. Más que una gran plataforma mundial, Ostrom piensa que deberíamos estandarizar un sistema de objetivos que involucren a la sociedad civil y al capital privado en la profundización del desarrollo sostenible.

Verde desde las bases[1]
Elinor Ostrom[2].
Mucho se está hablando de la cumbre Rio + 20 de las Naciones Unidas. Muchos lo están vendiendo como el Plan A para el planeta tierra y quieren que los líderes mundiales concerten en un solo acuerdo internacional que proteja el medio ambiente y prevenga una crisis humanitaria a escala global.
La inacción en Rio pudiese ser desastrosa, pero un único acuerdo internacional sería un grave error. No podemos recaer en ninguna política global para resolver los problemas de manejo de nuestros recursos comunes: los océanos, la atmósfera, los bosques, los ríos, y la rica diversidad de vida que combinada crea las condiciones correctas para la vida, la cual incluye a 7 mil millones de humanos.
Nunca hemos tenido que lidiar con problemas de la escala que los que la globalizada e interconectada sociedad de hoy tiene que enfrentar. Nadie sabe si funcionará, pero si es importante construir un sistema que pueda evolucionar y adaptarse rápidamente.

Décadas de investigación demuestran que una gran variedad de políticas superpuestas a nivel local, regional, nacional e internacional tienen más oportunidades de funcionar que un solo acuerdo que cubra a todos. Este enfoque político nos permite ciertas salvaguardas esenciales en casa una o más políticas fallen.
La buena noticia es que este tipo de políticas públicas están actualmente funcionando orgánicamente. Frente a la ausencia de legislación nacional e internacional efectiva para reducir la emisión de gases de invernadero, una cantidad creciente de líderes locales están actuando para proteger a sus ciudadanos y sus economías.
Esto no es sorprendente, y debería ser promovido.

La mayoría de ciudades se localizan en costas, valles o deltas vulnerables, poniendo a las ciudades en la línea delantera de los crecientes niveles de inundación que se aproximan las próximas décadas. La adaptación es una necesidad. Pero, siendo las ciudades responsables por el 70% de las emisiones de gases invernadero, la mitigación es mejor.

Cuando se trata de enfrentar el cambio climático, los Estados Unidos no han producido ningún mandato federal que requiera o siquiera promueva la reducción de emisiones. Sin embargo, hacia mayo del año pasado, 30 estados norteamericanos han creado sus propios planes ambientales, con más de 900 ciudades estadounidenses habiendo firmado el acuerdo de protección climática americano.

Esta diversidad desde las bases de producción de políticas verdes tiene sentido económico. “Ciudades Sostenibles” atraen gente educada y creativa que quiere vivir en un ambiente urbano libre de polución que le calce a su estilo de vida. Allí es donde reside el crecimiento futuro. Así como los teléfonos se recambian cuando la gente ve los beneficios, las personas descartarán modelos viejos a la velocidad de un flash.
Por supuesto, la verdadera sostenibilidad va más allá del control de polución. Planificadores urbanos deben ver más allá de los límites municipales y analizar las corrientes de recursos – energía, comida, agua y gente- que entran y salen de las ciudades.

Mundialmente estamos observando una colección heterogénea de ciudades interactuando de forma que puede tener influencias muy fuertes en como el planeta entero evoluciona. Estas ciudades están aprendiendo unas de otras, construyendo sobre buenas ideas y descartando las malas. A la ciudad de Los Ángeles le tomó décadas implementar un control de polución, pero otras ciudades, como Beijing, se convirtieron rápido y vieron los beneficios. En las próximas décadas,  tal vez veamos un sistema global de ciudades sostenibles emergiendo. Si es triunfante, todos querrán unirse al club.

Fundamentalmente, este es el camino correcto para manejar el cambio y el peligro de sistemas complejos interconectados, y por manejar recursos comunes – aún cuando todavía tiene que reducir el inexorable incremento de emisiones de gas invernadero.


La cumbre Rio + 20 llega en un momento crucial y su importancia está fuera de dudas. Por 20 años, el desarrollo sostenible ha sido visto como un ideal al cual aspiramos. Pero la primera edición del Estado Declaración del Planeta publicado en la última edición del compendio científico Planet Under Pressure ha hecho bastante claro que la sostenibilidad es ahora un prerrequisito para todo futuro desarrollo. Esta idea tiene que ser el fundamento de las economías nacionales y constituir la fibra básica de nuestras sociedades.
El objetivo debe ser lograr que la sostenibilidad en el ADN de nuestra sociedad interconectada globalmente. El tiempo es el recurso natural con el que menos contamos, razón por la cual la cumbre de Rio debe galvanizar al mundo. Lo que necesitamos son objetivos universales de desarrollo sostenible en temas como energía, seguridad alimentaria, sanidad, planeamiento urbano y erradicación de la pobreza mientras se reduce la desigualdad dentro de los límites del planeta.

Como una estrategia para enfrentar los problemas del mundo, los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas han logrado cosas que otras iniciativas no pudieron conseguir. Aún cuando no todos los objetivos sean logrados para el 2015, podemos aprender mucho de esa experiencia.

Definiendo objetivos puede convertirse en inercia, pero todos deben tener algo que decir cuando se establecen: países, estados, ciudades, organizaciones, empresas y gente de todos lados. El triunfo se logrará con muchas políticas superpuestas para lograr los objetivos.

Tenemos una década para actuar antes que los costos económicos de las actuales soluciones viables sean muy altos. Si no hay acción corremos riesgos catastróficos y tal vez irreversibles a nuestro planeta.
Nuestro objetivo primario debe ser lograr responsabilidad planetaria para este peligro en vez de dejarle el peligro al bienestar de las futuras generaciones.


[1] Traducido por Luis Zaldívar en exclusivo para la Red Ojo Izquierdo. Original en http://www.project-syndicate.org/contributor/elinor-ostrom
[2] Premio nobel en Economía. Este fue su última publicación , falleció el 12 de junio de 2012. 

domingo, 17 de junio de 2012

Caviares saltarines - José Faustino

CAVIARES SALTARINES

Escribe José Faustino


Desde la caída del Muro de Berlín y la Unión Soviética, los fieles de Moscú se quedaron sin iglesia. Entonces abandonaron la lucha de clases y se pasaron a la lucha de razas. Luego a la defensa intransigente del paisaje con una fe de proporciones bíblicas, después a enemigos de la globalización a la que creen imperialista. Ahora mezclan cualquier cosa para tener protagonismo al punto de acabar como aliados del neoliberalismo en unos casos y del militarismo en otros.

En lo que no cambian es en cierto tono autosuficiente de portadores inmanentes de la verdad, precario pedestal desde donde juzgan maniqueamente al resto de la humanidad.

En los noventa fomentaron la idea de la identidad cultural básica, ya sea el idioma, el color de la piel, o la religión, como los nuevos elementos supuestamente “progresistas” que identificarían a la izquierda postcomunista. Empezaron a ensalzar el trabajo en comunidades minoritarias o a buscar a los originarios y sus costumbres ancestrales. Como la epidemia era internacional, el indigenismo se puso de moda.

El problema se les complicó cuando al mismo tiempo Nelson Mandela triunfaba en Sudáfrica contra el apartheid (es decir, la identificación política por raza e idioma, con la segregación y la violencia consiguientes) y se desintegraba Yugoslavia porque las identidades étnicas llevaron a la barbarie de la guerra civil.

Ningún ex clasista ahora neo identitario, reflexionó jamás sobre eso. En América Latina la moda se extendió y aparecieron con fuerza los movimientos indigenistas, sobre todo en Bolivia y Ecuador. En el Perú también lo intentaron, naufragando siempre por el alto componente mestizo de la sociedad y el grado de desarrollo capitalista del país. Para su mala suerte, descartadas las “repúblicas” quechua y aimara de los ukases estalinistas de los años treinta, sólo les quedaban las comunidades nativas que creó la dictadura militar en la Amazonía, pero apenas eran el 1% de la población.

Una legión de “intelectuales” desde Rodrigo Montoya, Alberto Flores Galindo o Nelson Manrique comenzaron a buscar un inca y hasta llegaron a proponer la “ciudadanía étnica” al estilo del apartheid y los fascistas de Milosevic. En estos años los hemos visto endiosando hasta el hartazgo enrarecidas protestas comuneras, donde se confundían desde reivindicaciones legítimas por el abandono y la pobreza con los intereses de traficantes de madera y drogas. La asonada de Bagua fue su avatar y su desilusión cuando descubrieron los oscuros intereses que se movían tras las dirigencias que engreían.

Antes habían convertido los graves errores conceptuales de la Comisión de la Verdad en su nuevo manifiesto. Exagerando las cifras, convirtiendo a Sendero en partido político en desigual confrontación con las Fuerzas Armadas “violadoras de los derechos humanos”, son la causa de una severa confusión que obligaría a los peruanos a un tratamiento de siquiatría colectiva para no volver a ser “culpables” de los crímenes cometidos. No es que la banda terrorista de Sendero Luminoso se alzara contra la democracia ni que la democracia tuviese derecho a defenderse con sus fuerzas armadas contra los asesinos, sino que todos debemos flagelarnos por los crímenes de Abimael Guzmán. Por eso en el “Ojo que llora” están mezclados las víctimas con los victimarios, los terroristas y los defensores de la democracia.

Hechas girones las banderas de Moscú y desteñidas las de La Habana, también son paisajistas y anti mineros. Como el mundo se creó en siete días, no quieren que se altere ni una brizna ni menos que se le horade. Mientras usan toda la avanzada tecnología metalúrgica en comunicaciones, vehículos y comodidades primermundistas, que la plata regalada de la interesada cooperación internacional les permite, se oponen a que el Perú desarrolle sus recursos.

Como la teología de los pobres los dota de un aire altruista, les incomoda que la pobreza disminuya porque se quedarían sin materia prima para justificar las millonarias donaciones.

Si hacemos el recuento, esta corriente se ha vuelto “ancestral” frente al progreso, antiglobalizadora ante la integración del planeta, temerosa del crecimiento porque se quedan sin pobres y sumamente confusa ante la democracia que los deja sin votos.

Si fracasaron con Toledo, cargan entonces con su biblia para que el comandante jure treparlos otra vez al gobierno. Mientras tanto, redactan un haiku por si acaso.

viernes, 15 de junio de 2012

COMPROMETIÉNDONOS- Voz militante: de la renovación partidaria. Por José Bulnes


La etapa auroral de nuestro partido ha quedado en la memoria de la historiografía peruana, así como la acción de los compañeros,  víctimas de la persecución militar y de la nefasta oligarquía, queda como ejemplo inspirador de las actuales generaciones apristas. Pero nuestro partido, fundado en 1930, sección del Aprismo Continental fundado en 1924,  no gobernó sino hasta 1985. Y en política, además de calar en la conciencia de la gente, la conciencia de los manuales e intelectuales, también es necesario administrar el poder del Estado, de lo contrario, cualquier movimiento o partido político será pura nómina, solo expresión utópica y mítica sin realidad: igual que el Comunismo criollo.  Por ello, era de vital necesidad evolucionar, pero la evolución en política no se reduce en paporretear la palabra institucionalización, como gustan de decir los compañeros con barniz caviar, situados en pomposas direcciones, sino en sintonizar con las demandas, interpretar en la práctica y a través de un mensaje claro y amplio lo que la ciudadanía necesita.

La renovación a la que hoy nosotros los militantes del partido llamamos, no es tan lejana a la renovación que se operó en vida del Jefe y después de su muerte. En vida Victor Raúl Haya de la Torre mantuvo el partido en una constante renovación, ejemplo de ello fue que, hacia 1940, elaborara la tesis de “interamericanismo democrático sin imperio”, expuesta en el Plan para la Afirmación de la Democracia,  sinónimo de evolución ideológica, que no implicaba la cancelación de las primeras tesis, sino la añadidura en el Programa Máximo  de un sexto punto que reflejaba el principio de superación dialéctico sobre el que se funda todo nuestro Aprismo. Esta tesis respondía a las cuatro libertades de Rossevelt y la tesis de desafío – respuesta, como base de la evolución de las civilizaciones, de Toynbee, en abierta confrontación al culto marxista y staliniano, y ante el nacionalismo “duro” del peronismo. Luego de su muerte, las luchas al interior de nuestro partido hubieron de descuidar  la periferia ciudadana: perdimos el vínculo directo con los no aprista, pero consentido del cambio social en democracia, que siempre han sido parte de nuestro ideario de acción.  Entonces el año de 1985 cuando por vez primera llegamos al poder fue nuestra gran primera prueba para ver si nuestro partido podía responder a la nueva realidad. Respondimos, aunque dentro de ciertas condiciones que hicieron difícil la implementación lograda y completa de nuestro programa de cambios.  El terrorismo, impregnado de voces renegadas desde el socialismo limeño, la izquierda ortodoxa y extremista, minó las condiciones desde las que se hubiera podido constituir una democracia social de avanzada completamente.  Pues estábamos en un contexto en el que nuestro país, con el gobierno aprista, lideraba movimientos como la restructuración de la deuda externa, reclamando cambios al FMI y el movimiento de los Países No Alineados, que demandaba lo que hoy se conoce como “inclusión social”, pero desde el aprismo en escala planetaria. Al mismo tiempo, la inflación, heredada del pusilánime gobierno de Belaunde, se agravó en los últimos tres años, en gran parte debido a la mezquindad de la empresa nacional.

Sin embargo, hubimos de resarcirnos en el 2006. Y ello se logró porque se ha venido dando una renovación en la forma aprista de ver el mundo. Dirán algunos que  esa nueva forma aprista de ver el mundo, llamada la del “perro del Hortelano”, o la del “entendimiento y diálogo con las grandes potencias económicas”, no es el camino más adecuado para que el partido recupere la mística y combatividad de otros años; sin embargo, contra este aprismo tipificado por algunos como “alanismo”, no se debe caer en el retorno al dogmatismo auroral. Para muchos compañeros que desean la renovación sus ideas se han estancado en la simbología, en la retórica auroral sin contenido concreto. En sí mismo ello no es negativo, pero sin la savia de la realidad, sin la vitalidad del ahora, es como seguir repitiendo la verborrea del andinismo de Arguedas como gustan de hacerlo  nuestros enemigos. El pasado es la expresión patente y patética de lo congelado, de lo estacionario. Los valores que encarna deben ser revitalizados con la savia del hoy. Es ahí donde radica la verdadera renovación, en actualizar constantemente el principio dialéctico de nuestra política, dentro de los cauces de la democracia. Esto es lo que han entendido en cierto sentido el aprismo periférico, ese aprismo que no detenta cargos,  ese  aprismo que tiene interiorizado el principio de la Justicia Social pero se ve “ajeno” al partido, no por un desconocimiento o negación de la ideología, sino porque sienten el “desfase” entre la realidad con la que interactúan, el dinamismo de las comunicaciones y la tecnología, la velocidad virtual de las relaciones humanas, la actualidad de los temas que se discuten entre los jóvenes y los que tienen espíritu joven, y la realidad de nuestro partido.


La renovación de nuestro partido radica primero en señalar abiertamente estos desfases. No es generacional, el espíritu joven puede radicar en un cuerpo lozano como en uno maduro y anciano. El desfase ocurre porque se espera que la realidad se adapte al partido, y que los ciudadanos vengan a él; cuando de lo que se trata es de ir a la realidad para entenderla y sintonizar con ella, e ir hacia los ciudadanos a fin de entender sus nuevas inquietudes y tomar sus demandas. Nuestro partido tiene que salir de sí mismo, a fin de renovar su forma aprista de ver y sentir el mundo de hoy. Pero tampoco hay que caer en el extremismo de borrar todo principio auroral de nuestro aprismo, y tratar de hacer de nuestro partido un remedo o calco de lo que los “intelectuales” llaman institución. Nuestro partido debe resolver cuanto antes problemas cruciales para su democrática constitución: como el tema de los padrones, el enquistamiento de los mismos dirigentes en los mismos cargos. Es indispensable para la renovación de nuestro partido retomar el concepto indoamericanista del aprismo y el sentido de la fraternidad con los partidos hermanos del Continente, pero con propuestas nuevas y no simple retórica. Hace falta renovar el concepto del partido escuela y de la promoción de organizaciones juveniles autónomas y dinámicas que aportan cuadros nuevos. Hace falta ser otra vez el partido hacia el cual orienten su mirada los creativos y los innovadores de todas las disciplinas artísticas y científicas. ¿Cómo asociar renovación partidaria con estos principios primigenios en los que  se baso siempre la renovación partidaria, cuando estuvo vivo el Jefe? Pero el liderazgo no se opone a la renovación, más bien la renovación, como todo proceso de reformulación, de replanteo, debe darse en la confluencia de los mejores cuadros. Pero hay que advertir que nuestro partido no es una ONG, no la reunión de niños bien en una asamblea de aula particular que juegan a la política, el nuestro es un partido que detenta una historia de sacrificio (martirologio) por la democracia, que al mismo tiempo que es político es también religioso, de mística, y de poder carismático, sí poder carismático. Son estos elementos privativos a nuestro partido los que tienen que abordar la nueva realidad, y en ese proceso de renovación sería fatal negarlos, pues el liderazgo, la mística y la religiosidad pueden convivir con la renovación partidaria. Solo el que logre la articulación de estos principios con la actual realidad, en una síntesis ideal y práctica, seguirá ejecutando ampliamente los más grandes principios de Justicia Social y pan con Libertad de nuestro Aprismo.

jueves, 14 de junio de 2012

Tribuna Libre - Trama Vaticana. Por Agustin Haya de la Torre

La Policía italiana incautó informes privados del expresidente del Instituto de Obras Religiosas, el banco del Vaticano, que confirman una trama de alto vuelo tras los muros del Estado pontificio.

Ettore Gotti Tedeschi, un financista de prestigio y miembro del Opus Dei, había sido designado por el propio Benedicto XVI en el cargo, advertido de los extraños manejos que se venían sucediendo en la entidad. Desde hace mucho tiempo se sabe de trasiegos poco santos en ese banco, que al igual que hace treinta años vuelve a ser sospechoso de blanquear dinero de la mafia.

 A principios de los años ochenta, el mundo fue testigo de una serie de acontecimientos que parecían páginas de Maquiavelo comentando la agitada historia renacentista de la iglesia de Roma. Un papa muerto a los pocos días de haber sido elegido y de anunciar la intervención del IOR, varios prelados comprometidos y, como en la mejor novela negra, un banquero de Dios apareció colgado en el puente de Londres.

Tan inspiradores acontecimientos que alumbraron la saga de El Padrino de Mario Puzo, vuelven a remecer a la alta jerarquía católica. El trasfondo parece ser una adelantada pero no por ello menos despiadada lucha por el poder. Joseph Ratzinger ha llegado a sus 85 años en no muy buenas condiciones físicas y ello alienta a sus ambiciosos adversarios. El jefe de filas de la oposición es el cardenal Tarcisio Bertone, a quien se atribuye el propósito de recuperar para los italianos el solio de San Pedro.

Como coinciden los que intentan penetrar en el arcano, ésta es una jugada de envergadura que inevitablemente compromete a los poderes mundanos, inextricablemente ligados a la política del pequeño Estado. La Iglesia nunca parece tener dinero para atender a sus millones de fieles, pero siempre está atenta a hacerse de la vista gorda frente a las ventajas tributarias propias de un paraíso financiero, que le conceden sus propias leyes. Paraíso que resulta una bendición para los grandes depredadores de las finanzas.

El papa alemán carece del carisma de su predecesor, es un intelectual más dedicado al pensamiento y a la reflexión y nadie lo vincula con enredos dinerarios. Ha tenido que afrontar crisis durísimas como la pederastia criminal que ha llegado a comprometer a órdenes enteras, y su desgaste es evidente.

Trató de corregir el entuerto financiero, pero su hombre de confianza deja escrito que está bajo amenaza de muerte, por los graves ilícitos que ha descubierto.

El escándalo es de tal nivel que la prensa europea reproduce conversaciones de cardenales de la facción de Bertone, anunciando que su muerte no pasa de este año, pedido por las poderosas mafias. Como contó Puzo, hasta tienen varios votos en el sacrosanto colegio cardenalicio.

 Tiempos difíciles para una iglesia que ya afronta serios problemas con la inevitable secularización y que un pensador como Benedicto XVI sabía que debía abordar. Ahora su sucesión se convierte en un enorme reto para una religión fundamental en Occidente

viernes, 8 de junio de 2012

¿Hasta qué punto puede llegar la prensa para abrirnos los ojos? Por Verónica Campoverde A.


El dilema de un periodista y el riesgo que corre al crear una opinión pública.

En la actualidad, seguimos viendo casos de “chuponeos”, audios clandestinos, “ampays”, que enfrentan el abuso de personajes con poder y la curiosidad de la sociedad. ¿Hasta qué punto es posible adquirir ese tipo de información? ¿Hasta qué punto es permisible ahondar en la vida privada de alguien? ¿Cómo marcamos los parámetros?
Lo curioso de los derechos es que están diseñados para garantizar ciertas libertades para todos por igual. La sutil ironía es que al proteger a todos, tiene que restringirse necesariamente al individuo, que es, en cierta medida, el objetivo del derecho. Probablemente los derechos cuyo enfrentamiento resulta más polémico son el de la no discriminación frente al de libre asociación. Quizás sea el debate más llamativo, pero definitivamente no es el más difícil. Muy de cerca tenemos el constante “tira y afloja” que nos ofrecen el derecho a la información y el derecho a la privacidad.
Por supuesto, hay casos en los que la diferencia, lejos de ser sutil, es obvia y podríamos decir que hasta natural: por público que sea un personaje, nadie tiene derecho a vulnerar su intimidad entrando en su casa para tomarle fotos. El que alguien intente defender dicha actividad bajo un enfoque de derecho a la información sería totalmente absurdo, diríamos. Pero hay casos en que la diferencia es, más que sólo sutil, casi invisible.
Nuestro mejor ejemplo lo ponen las redes sociales. ¿Cómo podemos determinar nuestro derecho a proteger cierta información personal después de que, voluntaria o involuntariamente, la hayamos hecho pública? Las páginas como Facebook, hi5 y Orkut, entre otras, han tenido largos y temerarios procesos de ajuste a sus criterios de privacidad desde su nacimiento, y hasta hoy, son muchas las organizaciones que critican sus políticas.
En el ámbito periodístico, nos topamos con nuevos dilemas, que añaden además, para complicar las cosas si cabe aún más, un factor ético. Los últimos años han visto los más grandes escándalos políticos explotar en titulares gracias a grabaciones de audio y video que no han sido autorizadas por quienes las protagonizan. ¿Cómo podemos denunciar un delito cometiendo otro? ¿No inicia esto una escalada de graduación en la valoración de los derechos unos contra otros? Claro, un punto de vista puede justificar ciertas acciones de acuerdo a la gravedad del asunto en cuestión (cosas tales como el soborno de autoridades, negociación de licitaciones, o incluso manipulación de encuestas), pero ¿qué derecho estamos protegiendo en estos casos para sacrificar el de la intimidad de los individuos comprometidos? Porque la mayoría de estas grabaciones no son de conversaciones sostenidas en la calle y grabadas a distancia; por el contrario, son flagrantes invasiones a la intimidad y privacidad de algunos individuos, que si bien son figuras públicas, tienen tanto derecho como nosotros a no ser observados cuando se encuentran en espacios personales, como lo pueden ser sus casas u oficinas, sus correos electrónicos y teléfonos celulares.
Independientemente de las implicancias particulares en estos casos, el hábeas data es un recurso acogido en nuestra Constitución para proteger precisamente la información personal que de alguien pueda existir en alguna organización, base de datos o similar, para que ese alguien decida actualizarla o eliminarla en lo que le concierne, protegiendo así su intimidad. Hace pocos años, este recurso fue utilizado en contra de las centrales de riesgo (aquéllos dedicados a acumular y ofrecer información sobre deudas impagas de las personas).
Con un éxito nominal, este enfrentamiento derivó en muchas otras acciones similares, pero ninguna de tanta envergadura. Y en cuanto a los casos que expusimos líneas arriba, es claro que si bien las pruebas documentales no pueden ser utilizadas como prueba en un proceso judicial, no podemos decir exactamente hasta qué grado influyen en las decisiones de los jueces, que no sólo tienen acceso a ellas, sino que además se ven bombardeados continuamente por titulares, editoriales y análisis periodísticos al respecto.
Por mucho que duela decirlo, en el Perú, la pelea estelar la va ganando en primer round el derecho a la información frente al derecho a la intimidad.
Es derecho de la sociedad el tener conocimiento de las acciones de los personajes que están involucrados con la superación del país. Y los encargados de tan gran labor, los periodistas, deben obtener la información, manejarla de una forma imparcial, conservando la ética profesional y siendo consciente de las consecuencias que esta puede producir en la opinión pública. Además, de errores aprendemos, mientras la verdad prevalezca.



Verónica Campoverde A.

jueves, 7 de junio de 2012

Tribuna Libre - Aleación Feble. Por Agustín Haya de la Torre

Un movimiento de monjes místicos, castristas que fantasean con insurrecciones y adherentes al comunismo capitalista chino, ha fraguado una extraña aleación política para oponerse al desarrollo de las fuerzas productivas.

Su objetivo principal es evitar que la inversión minera, necesaria para que el Perú supere a Chile en el producto minero mundial a fines de la década, se concrete. Es el mismo proyecto que favorecerá la industrialización del país con el impulso a la industria metal mecánica y con la generación de cadenas productivas manufactureras alrededor de una explotación altamente tecnificada.

 Este proceso enmarcado en los principios del desarrollo sostenible, es clave para que el Estado recaude más impuestos, a fin de tener recursos que permitan financiar con mayor solvencia las políticas públicas en infraestructura, Educación, salud y seguridad social. Esta inversión calculada en unos cincuenta mil millones de dólares, permitirá sostener un ritmo de crecimiento del 6% del PBI hasta el 2021 y aplicar políticas redistributivas para reducir la pobreza a menos del 10%.

Sandía: Verde por fuera
 Rojo por dentro
Cuando se debería estar discutiendo cómo mejorar la renta minera para articularla con el desarrollo local, la variopinta coalición hace todo lo posible para que esto no sea así.

 Lo paradójico es que viejos marxistas han adoptado el catecismo de las secretarias eclesiásticas encargadas de cuidar intactos los “bienes creados por Dios”. Esta fe creacionista se difunde desde las parroquias con el mismo aliento retrógrado de las cruzadas contra el progreso y la modernidad.

Uno de los componentes del trío ha logrado imponer su visión bíblica de una sociedad campesina, que encaja perfectamente con la inquietud del turista de los países ricos, que nos ve como un exótico parque temático de no contactados.

Es improbable que esta utopía reaccionaria sea reconocida como la posición de la izquierda contemporánea, cuando en realidad se trata de ideologías más cercanas al cartismo artesano del siglo XVIII, que desesperado por la aparición de las máquinas, las destruía.

En la región es impensable ver a la izquierda Chilena oponiéndose al salario de su país, o en Bolivia imaginar que la COB o los poderosos sindicatos del mineral, impidan la inversión que los haga más fuertes. Lo mismo en Brasil o Colombia, donde sus gobiernos de izquierda y sus fuerzas progresistas favorecen el desarrollo de sus recursos naturales (con Venezuela no nos metemos porque el petróleo y el gas, combustibles fósiles y contaminantes, les encanta).

El drama de los extremistas que acaba por afectar al país, es que el líder mayor de este movimiento, los abandonó. Ollanta Humala decidió, luego de encabezar una cerril oposición contra el gobierno aprista, que con esta aleación de baja ley no iba a ninguna parte.

Su demagogia ya le costó el alejamiento de opositores de oficio, pero no queda claro si su opción será la de sobrevivir recostado contra las cuerdas, al estilo de su socio Toledo.