Muy agradecidos, publicamos la respuesta de Daniel Parodi a la réplica que Hugo Vallenas hiciera a su artículo en La República.
La Reforma Agraria de Velasco da para seguir dialogando, y es para sentirnos orgullosos de que tenemos a dos historiadores de nivel interesados en debatir con ideas frescas uno de los procesos más importantes del siglo XX,. ¡Muchas gracias Daniel!
Un debate muy contemporáneo (foto del 2011) |
Querido Hugo:
Te respondo más bien de manera breve las interesantes
observaciones que le haces a mi artículo “El otro Andahuasi” porque, en
realidad, nuestras coincidencias son mucho más de lo que parecen y superan
largamente nuestras discrepancias.
Hay tres puntos que sí quisiera discutir contigo:
Daniel Parodi |
1.- En tu réplica citas una serie de autores que ofrece
datos estadísticos acerca de los negativos resultados de la Reforma
Agraria. Parecería, por ello, que yo
hubiese presentado una Reforma Agraria exitosa y triunfal, cuando lo que he
dicho en mi artículo es que “las reformas de Velasco lastimaron el aparato
productivo nacional, la sustitución de importaciones no funcionó, y nuestro
Estado, entre la bancarrota y el terrorismo, estaba ávido de capitales frescos
que proviniesen del sector privado. De allí la ley fujimorista de 1995 que creó
las condiciones para la privatización irrestricta de la tierra y de allí
también que la mayoría de cooperativas agrarias se haya reprivatizado”.
En tal sentido, lo que haces parecer como el centro de
nuestra discrepancia es en realidad una coincidencia y por ello nada más tengo
que añadir al respecto.
2.- Lo que sí sostengo en mi artículo –y me reafirmo en el
concepto- es que Velasco “acabó con el latifundismo, el gamonalismo, el
señorialismo, y con todos los rezagos coloniales que aún pervivían en
nuestra serranía, tan alejada de la ciudadanía, de la inclusión y de la
igualdad.” En otras palabras, con Velasco se eliminan los rezagos de antiguas
formas de dominación, profundamente arraigadas, que durante buena parte del
siglo XX fueron denunciadas por el aprismo, el movimiento indigenista, entre
otros. Los errores en la formulación de esta Reforma Agraria –que tú has
apuntado de manera muy documentada e irrebatible- generan problemáticas nuevas,
pero son otras problemáticas. La Reforma Agraria de Velasco no fue un éxito, no
permaneció, no generó –como tú dices y yo omití en El Otro Andahuasi- un modelo a seguir, entonces lo aclaro en
estas líneas.
3.- Vinculado con el punto anterior, tú sostienes que la
Reforma Agraria sólo puso en evidencia
la cruda realidad del latifundismo, cuando yo pienso que acabó con él, a pesar
de generar nuevas problemáticas. Cuestionas además la verticalidad de la Reforma
toda vez que fue ejecutada por un gobierno militar. Aquí yo encuentro que
recoges un lugar común en el aprismo en torno al velascato. Así, por ejemplo,
hace muchos años escuché a Fernando León de Vivero sostener que Velasco quiso
hacer revolución sin pueblo. Reconoces, no obstante, que las omisiones
programáticas del Partido Aprista favorecieron la aplicación de otras
alternativas, y es aquí donde yo encuentro un primer paso para reinterpretar
Velasco desde una mirada más contemporánea.
Vallenas y dos gamonales |
Sobre el particular, yo creo que la tarea es historizar más
el siglo XX, lo que implica separar el análisis histórico del juicio político.
Así como he cuestionado a Nelson Manrique por utilizar en su estudio sobre el
aprismo una serie de lugares comunes de la Nueva Izquierda setentera, pienso
que también nosotros deberíamos despartidarizar el análisis histórico del siglo
XX, para enfocarlo como un proceso de larga duración, rico, acelerado,
conflictivo y complejo; y dentro de él colocar y discutir la trascendencia de
sus diferentes actores.
Un abrazo fraterno
Daniel
Humm! He ahi el quid del asunto Daniel, cuando se asume un rol concreto, sea de poeta, sociòlogo, historiador u otra disciplina incluso oficio polìtico como la de propagandista o agitador, es necesario distinguir que rol se està desempeñando. Escribir sobre historia o historiar cientificamente es una responsabilidad profesional que no siempre podemos cumplir a cabalidad sino veamos al sociòlogo Nelsòn Manrique, que en su afan de historiar sin mètologia acadèmica, deja de ser sociòlogo para convertirse en agitador y contrapropagandista ... me refiero a su publicaciòn UD. FUE APRISTA. Con respecto a la reforma, ojalà hubieran dicho algo diferente a lo ya comentado hasta la saciedad por otros autores, bueno, quizà sea para otra oportunidad ...
ResponderEliminarPedro