Pensamiento libre sin ideología es como coito asistido

lunes, 7 de abril de 2014

La Obsesión Inhabilitadora. Por Enrique Valderrama

Cuando un nuevo proceso gubernamental empieza se abre la posibilidad para quienes llegan al poder de trazar una meta, construir un concepto y ofertar un sueño al país, una actitud por la cual su gestión sea recordada en la historia. Fernando Belaúnde se propuso a través de su “El Pueblo lo hizo” conectar el país tradicional con el territorio hasta ese momento inexpugnable que era la selva a través de su “Marginal”. Alan García, con “el Perú Avanza”, y previamente desde una versión actualizada de la ideología aprista con la “Revolución Constructiva”, se planteó la meta de acercar considerablemente el país a la modernidad; para ello en su gobierno se electrificaron 15 mil pueblos, se construyeron 10 mil kilómetros de carreteas, se culminó el tren eléctrico, se redujo alrededor de 20 puntos la pobreza, entre otras cosas.


Cuando el Nacionalismo, movimiento familiar de Ollanta y Nadine Humala llega al poder encuentra un país en crecimiento y armónico desde el punto de vista de la gobernabilidad, con ingentes reservas, abierto al mundo y creciendo al 8%. Dado este escenario podían plantearle al país la meta que hubiesen querido: hacernos soñar con entrar al primer mundo, con erradicar completamente la desnutrición infantil, con arrinconar a cifras marginales la pobreza o con duplicar el nivel de la educación pública. Lamentablemente sus primeros reflejos una vez instalados en la casa de Pizarro sólo los condujeron a una inquietud: “¿Cómo nos quedamos?”. Por esos días empezaba ya el ocaso de Hugo Chávez en Venezuela y había que buscar métodos más sutiles; decidieron entonces ensayar la salida del “Kichnerismo” a la peruana: la sobre- exposición de la cónyuge apuntando a una futura elección inmediata y el mantenimiento del poder vía la alternancia de los esposos. Es decir optaron por tratar de imponerle al Perú el esquema de la “reelección conyugal”.






De este punto a identificar como el principal escollo al APRA y a Alan García para arribar al éxito de la estrategia continuista hubo sólo un pequeño paso. En efecto lo dieron y en ese momento promueven a un joven ambicioso y sin ninguna trayectoria política cómo Sergio Tejada, para convertirlo en leal y servil sicario político, presidiendo la “Mega Comisión”. Tras cada paso en falso en la estrategia; ésta se volvía una prioridad mayor para los Humala, se obsesionaron con inhabilitar a Alan García y fueron perdiendo de vista los magros indicadores sociales de su gestión, la desaceleración de la economía, y el aumento alarmante de la inseguridad ciudadana. Debido a ello el apoyo popular que ostentaban se evaporó reduciéndose en los últimos doce meses a casi la tercera parte.

Esta coyuntura no sólo les hizo perder el norte del gobierno sino que hizo que el bisoño Sergio Tejada, su esbirro de primera línea, incurriese en violación al debido proceso en el marco de sus funciones en la Mega Comisión. Dos sentencias previas del Poder Judicial dieron clarinadas de alarma en ese sentido; el inexperto y servil Sergio no prestó atención, sólo tenía cabeza para sacar adelante un informe negativo a García Pérez así tuviese en el proceso que hacerlo ilegalmente. El resultado ya es conocido: todo ha sido declarado nulo. Hace pocos días preso de la desesperación el “líder” de la Mega Comisión llama a la democracia de la cual es representante “democracia criolla”; al parecer la frustración le ha revelado un clásico lenguaje estalinista y reaccionario.

Desde su Twitter Tejada, en actitud poco republicana, petardea insistentemente al Poder Judicial. En ello también incurren Ollanta Humala y Freddy Otárola quienes a pesar de presidir el Poder Ejecutivo y el Legislativo respectivamente, intentan con sus declaraciones y lamentaciones públicas presionar a la Justicia Peruana sólo porque ésta última hizo respetar los derechos fundamentales de un ciudadano, que es además ex Presidente de la República Al parecer no les va a quedar alternativa mejor que curarse esa extraña e intensa patología que es la obsesión inhabilitadora que tiene su fijación en Alan García y el APRA.

No sorprende por otro lado que periodistas que llenaron sus alforjas, cobraban consultorías y ostentaban cargos de confianza durante el gobierno de Alberto Fujimori se rasguen las vestiduras y también ataquen al Juez que emitió el fallo favorable a García; cuestión curiosa debido a que celebraron la sentencia del mismo juez que fue favorable al fallecido Javier Diez Canseco. Otros políticos también hacen lo suyo e intentan revertir el revés que la legalidad y el estado de derecho les han propinado. Lo único que dejan ver es su apoyo táctico, precario e interesado a las reglas de juego democráticas. ¿No sería más sensato aceptar el desafío de derrotar a Alan García y al aprismo en las urnas que bajo la argucia de desembarcarlo de carrera a la fuerza? Lo sería, pero su racionalidad está bloqueada por la patología inhabilitadora.

Sergio Tejada le debe una disculpa al Perú ya que tras 30 meses no se ha encontrado una sola prueba de sus afirmaciones y en el camino se han despilfarrado 12 millones inútilmente en una comisión que el llevó al fracaso con sus ligerezas y su supino desconocimiento del derecho. Finalmente Ollanta Humala adeuda una explicación al país por las “Narco-Avionetas”, cuyo aterrizaje era canjeado por dinero en palabras de Mori y por el digitado entrampamiento en el esclarecimiento del caso López Meneses.

*Artículo para Punto de Encuentro.

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