Más difícil de lo que parece |
Por Santorino Izquierdo*
El paro indefinido convocado por varias organizaciones
cajamarquinas contra la minería va destapando las deficiencias conceptuales en
la política gubernamental del humalismo, que desde aquí venimos pidiendo a
gritos que se defina entre sus múltiples vertientes y las contradictorias
opiniones de sus integrantes, que ven desde el militarismo más autoritario
hasta la complicidad con el narcoterrorismo.
Aquí no se trata ni de la importancia de la minería, ni de
los radicales que empujan la protesta, ni del grado menor o mayor de control
del impacto ambiental de las inversiones, ni de la bochornosa y preocupante renuncia del asesor presidencial Carlos Tapia,
ni de lo mucho o poco que influyan los asesores brasileños; aquí se trata de
reconocer que desde hace un tiempo la clase política (tanto la que maneja el
billete como la que ansía tenerlo) pretende caracterizar el desarrollo como un juego
de policías y ladrones. Si algo demostró la poca presencia de revoltosos alprimer día de paro en Cajamarca es que la mayoría de los peruanos estamos perplejos mientras algunos
aglutinados bajo el rótulo de “sociedad civil” pretenden hablar en nombre de
todos (o peor, de los más pobres) y otros afirman que ellos defienden los más
altos intereses celestiales de la economía. Frente a la posibilidad de que el
discurso termine por armar batallas campales a nivel nacional, es un
infantilismo de los interlocutores del gobierno y de los diversos frentes
cajamarquinos continuar sin discutir los temas concretos y dedicarse a repetir
frases que se las lleva el viento.
Es un hecho de que Ollanta Humala ganó la primera vuelta con
un discurso anti minero que le está explotando en la cara, pero también es
cierto de que cualquiera con dos dedos de frente no tiene porque presumir la
inocencia de las mineras, que hicieron lo que quisieron por varias décadas.
Ambos están cosechando lo que sembraron, y las campañas de desinformación que
vuelan en las radios cajamarquinas son estrategias copiadas de aquellas que las
mismas mineras han hecho innumerables veces. Pero hay que ser prácticos y
sinceros: no puede avanzar el desarrollo del país mientras tengamos miles de
personas dispuestas a destruir la propiedad ajena, ni tampoco se puede avanzar
sin la inversión que debe abrir las puertas a la innovación tecnológica y la
mejor capacitación del trabajador. Tampoco debemos caer en la dictadura de la
turbamulta. Aquí hay que hacer política constructiva. No es una opción entre
buenos y malos.
¿Un cuadro más para Siomi? |
Tengamos también presente que dialogar es proponer, no
mecer. No es suficiente con llamar huecamente al diálogo, hay que hacer pública
la política que quiere el presidente Humala,
y si él y su allegados han decidido que “Conga va”, entonces tienen que
hacer el trabajo real de fundamentar la propuesta ante la opinión pública e ir
a convencer a los cajamarquinos del por qué de su decisión, y ese convencimiento puede demorar mucho más
de lo que la empresa quiere. La democracia no es débil, pero tampoco es sorda,
y no podemos pretender que la política oficial del gobierno sea basada en
mensajes de twitter y sonrisas del señor primer ministro.
Resumimos nuestro punto de vista: NO A LA REPRESIÓN, NO A LA
MECEDORA OFICIAL, DIALOGO EFECTIVO YA
*Santorino Izquierdo proviene de Papua, Nueva Guinea
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