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jueves, 21 de agosto de 2014

Fujimori y Atahualpa. Por Agustín Haya de la Torre

La nueva generación de universitarios peruanos tenía menos de diez años cuando Alberto Fujimori fugó vergonzosamente del país, a raíz de la difusión del video donde su gobierno compraba en dinero contante y sonante la adhesión del parlamentario de Perú Posible Alberto Kouri Bumachar. La escena de los treinta mil dólares entregados resultaba apenas la punta del iceberg. De allí en adelante la ciudadanía pudo ver asombrada decenas de videos en los que por primera vez en la historia, quedaba registrada la compra con recursos públicos de empresarios, políticos y periodistas.

Costales de dinero saqueado del fisco quedaron grabados para sorpresa del mundo entero y afrenta de los peruanos. No eran discretos sobres al estilo de las películas de gánsteres ni la promesa del depósito en alguna lejana cuenta secreta. Se trataba cada vez, de un cerro de billetes que para acarrearlo, los vendidos necesitaban bolsas y hasta maletas.

¿Cuánto sumó lo robado al fisco? No hay una cifra precisa pues las investigaciones no culminan. De lo exhibido hay que calcularlo por metros cúbicos, dejando constancia que la gran mayoría de los videos del latrocinio no han sido revelados. Están ocultos sin otra razón que no sea la de proteger a ciertos poderosos. Además los testimonios sobre las maletas llenas de dólares enviadas regularmente a Japón y los indicios de las indagaciones hechas por firmas especializadas, dan cuenta de que el monto andaría entre los 2,700 millones de dólares y los 6 mil millones que denuncia Mario Vargas Llosa.

Para que los jóvenes estudiantes tomen nota de la magnitud del delito, comparémoslo con lo que Francisco de Jerez, autor de “La verdadera relación de la conquista del Perú” publicada en Sevilla en 1534, registró del tesoro entregado por el Inca para su rescate. Alcanzaba un monto de 1.326,539 pesos castellanos de oro y 51,610 marcos de plata, que según precisó Mariano Moreyra Paz Soldán en 1943, equivalían a 5,971 kilos de oro y a 11,041 kilos de plata fina.

A precios actuales esa cantidad de oro se valoriza en unos 344 millones de dólares y la plata en 13 millones de dólares. El cuarto del rescate repleto hasta donde se empinó el brazo de Atahualpa, a precios de mercado, suma en total 357 millones de dólares. Los estudiosos siempre consideraron esa cantidad como uno de los botines de guerra más grandes de la historia universal. Hasta ahora la peruanidad se hunde en una melancólica depresión cada vez que recordamos el drama de la conquista por el saqueo cometido.

Todo el esfuerzo del gran emperador para recolectar lo que se encontrara de oro y plata en el poderoso Tahuantinsuyo, empalidece ante el asalto de Fujimori. Esas decenas de millones de Cajamarca, son de menor cuantía frente a lo acumulado por los ladrones que capturaron el poder en los años noventa. Incluso lo devuelto, que si bien se acerca a las dos terceras partes del cuarto del rescate, es apenas un décimo de lo robado, sumergido en los misterios del Oriente.

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