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miércoles, 4 de abril de 2012

El poder del Apra. Por Jaicec Espinosa



El internacionalista norteamericano Joseph Nye, en su afán de aportar a que Estados Unidos siga manteniendo su supremacía frente al resto de países,  dividió el poder de su país en dos. Un poder duro, basado en su fuerza militar y poder económico, es decir, su poder material. Y un poder blando, basado en su capacidad para organizar la agenda política desde la influencia de su cultura, por tal, su poder inmaterial. Llegando a la conclusión de que en la actualidad, si bien el poder duro sigue siendo fundamental, es el buen uso del poder blando el que permitirá a dicho país seguir manteniendo su supremacía.

Por ello, y debido a que llegó a mis manos una encuesta nacional que realizó el Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú entre la primera y segunda vuelta electoral de la pasada elección, en torno a las percepciones que la gente tiene sobre el Apra, es que intentaré hacer el mismo ejercicio para poder determinar cuál es el poder real del Apra, pues las últimas elecciones generales, si bien en términos de resultados electorales han sido desastrosas para dicho partido, deben de servir para hacer un análisis frío que nos permita saber cuál es el veredero poder del partido político más antiguo del Perú. 

Una de las preguntas de dicha encuesta se refiere a la simpatía que tienen los ciudadanos por las distintas organizaciones políticas, en la que el 5,5% de encuestados dice simpatizar con el Apra. A simple vista, la cifra es desalentadora, pero si analizamos el contexto en que se dio, nos damos cuenta que no es tan cierto, debido a que el Apra al no presentar candidato presidencial no fue parte del juego político que se desarrollaba en el momento de la encuesta. Por ello, se podría decir que ese 5,5% representa al aprismo militante, al núcleo duro que a pesar de que el Apra no participe de la contienda electoral, le guarda fidelidad.
 
En otra pregunta se hace referencia a la probabilidad de la gente a votar por el Apra, en lo concerniente al ámbito congresal y ejecutivo (provincial y regional), en la que haciendo un redondeo de los dos ámbitos, tenemos que el 16,5% probablemente votaría por éste. Tenemos entonces en esta cifra al voto potencial del Apra, que no se considera aprista, pero que lo ve como una alternativa y no tiene reparos en brindarle su voto, lo que consideraremos como poder blando.

Si sumamos ambas cifras, tenemos un 22% que es más o menos la votación que el Apra obtuvo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 2001 y del 2006. En ambas oportunidades, la suma de su poder duro y blando lo llevó a la segunda vuelta electoral. Entonces, al igual que lo que dice Nye sobre Estados Unidos, tenemos que para el Apra es el buen uso de su poder blando lo que le permitirá nuevamente acceder al poder y así ratificarse como el partido más poderoso del Perú.

Dicho poder blando lo encontraremos entonces fuera del los locales del Apra, representado en primer lugar en la cultura familiar aprista, en la que un miembro militante del partido termina por hacer de su hogar una pequeña embajada aprista, muy alejada de la organización partidaria, pero siempre dispuesta a darle su voto. De igual manera sucede en el resto de espacios, en el centro de estudios, en el barrio o en el lugar de trabajo.

Cabe resaltar, que ese poder blando fue representado por todo el movimiento cultural que representó el Apra cuando emergió, no por gusto el primer secretario general del Partido fue un poeta, al igual como lo fueron muchos dirigentes apristas en provincias. Además, figuras como Luis Alberto Sánchez siempre funcionaron como un imán muy por encima de la organización partidaria y algunas veces con más arraigo que ella misma.

Por eso, es importante que para poder enfrentar los retos del siglo XXI, el Apra trabaje con mayor esmero ese poder blando, pues actualmente, debido al avance tecnológico y a la democratización de la información, cada vez es más difícil encontrar militantes. Ahora, cada uno es su propio partido y su único militante a la vez. 

Por último, el 30% de encuestados afirma que el Apra es un partido que debería renovarse totalmente y jubilar a la mayoría de sus líderes históricos. Si leemos con atención dicha cifra, puede representar la suma de un poder duro, organizado y que trabaje de la mano junto con el poder blando, lo que se podría traducir en que el poder duro sea una herramienta que permita al poder blando actuar lo mejor posible, es decir que el Apra vuelva a ser una herramienta para la sociedad y no la sociedad una herramienta para el Apra. 

Jaicec Espinosa
http://jaicec.blogspot.com

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