Este lunes
se eligió al nuevo presidente del Banco Mundial Jim Yong Kim[1] durante
su visita a Lima. Mientras en el mundo académico el rol del Banco Mundial suele
ser visto con cierto dogmatismo y la mayoría de peruanos no sabe de qué se
trata, este organismo internacional es el principal asesor en políticas de
desarrollo de nuestro país, y sus estudios son muchas veces las fuentes para
“innovadoras ideas” de nuestros políticos. En buena parte le debemos al Banco
Mundial varias de las estrategias de salud y educación que han funcionado en
las últimas décadas.
Sin
embargo, los latinoamericanos seguimos siendo vergonzosamente excluidos del
proceso de selección para la presidencia de este organismo, aún cuando somos no
sólo beneficiarios sino una de las regiones que más aporta al Banco. En el
siguiente artículo, el premio nobel Joseph Stiglitz analiza a los candidatos y
la eminente elección de Kim, quien por ser el candidato nominado por Estados
Unidos ya tenía la balanza echada a su favor desde el principio.
Barack Obama designa presidente del Banco Mundial al Jim Yong Kim |
11 directores ejecutivos del Banco Mundial de
países en vías de desarrollo han presentado dos excelentes candidatos, Ngozi
Okjo Iweala de Nigeria y José Antonio Ocampo de Colombia. Yo he trabajado
cercanamente con ambos, y son de primera calidad. Ellos han servido de
ministros en diferentes carteras, se han desempeñado de forma admirable en
posiciones importantes en organizaciones multilaterales y tienen las
habilidades diplomáticas y competencias profesionales para hacer un buen
trabajo. Ellos entienden finanzas y economías, saben el día a día del Banco
Mundial y tienen una gran red de conexiones para medir la efectividad de las
acciones del Banco.
Okonjo-Iweala brinda conocimiento interno de
la institución. Ocampo, como Kim, brinda las ventajas y desventajas de ser un
outsider; pero Ocampo, un profesor distinguido de la Universidad de Columbia,
está totalmente relacionado con el Banco Mundial. El ha servido no sólo como
Ministro de Economía y Finanzas, sino también de agricultura – una calificación
importante dado que la gran mayoría de países pobres en desarrollo dependen del
agro. Él también viene con impresionantes credenciales ambientales, lo que cumple
con otra de las preocupaciones del Banco.
Tanto Okojo-Iweala como Ocampo entienden el
rol de las instituciones financieras internacionales en brindar bienes públicos
globales. Durante sus carreras sus mentes y corazones han estado dedicadas al
desarrollo y la misión del Banco Mundial de eliminar la pobreza. Ellos han
puesto una valla muy alta a la candidatura americana.
Hay mucho en juego. Casi dos mil millones de
personas se mantienen en la pobreza, y aún cuando el Banco Mundial no puede
resolver el problema solo, si juega un
rol preponderante. Más allá de su nombre, el Banco es sobre todo una
institución internacional para el desarrollo. La especialidad de Kim, salud
pública, es crítica y el Banco ha apoyado iniciativas innovadoras en este
rubro. Pero la salud es sólo una pequeña parte del portafolio del Banco, y
funciona típicamente en esta área con socios que llevan la experticia en
medicina.
Los rumores sugieren que Estados Unidos insista
en mantener una selección perversa del proceso en el cual se elige al
presidente del Banco Mundial, simplemente por el hecho de que es año electoral
y los oponentes de Obama van a usar cualquier pérdida de control sobre la
elección como una señal de debilidad. Es más importante para los Estados Unidos
mantener el control que para el mundo en vías de desarrollo obtenerlo.
Si Estados Unidos insiste en controlar el
proceso de selección, el Banco Mundial en sí mismo sufrirá. Por años, la
efectividad del Banco Mundial ha sido comprometida porque ha sido vista, en
parte, como una herramienta de gobiernos occidentales y sus sectores
corporativos y financieros. Irónicamente, aún los intereses a largo plazo de
Estados Unidos serían servidos mejor por un sistema basado en el mérito y el
buen gobierno – no sólo en palabras, sino también en acciones.
Un supuesto logro de los G-20 fue un acuerdo para reformar la gobernabilidad de las instituciones financieras internacionales – especialmente la forma como los líderes eran elegido. Dada que la experticia en el desarrollo se encuentra largamente en los países en vía de desarrollo que viven el proceso, sería natural que la cabeza del Banco Mundial sea alguien de esos países. Mantener el veto a los países en desarrollo y dejar que Estados Unidos elija al presidente del Banco Mundial mientras Europa elige la cabeza del Fondo Monetario Internacional es anacrónico y paralizante en tiempos en que el FMI y el Banco Mundial están virando a los países en vías de desarrollo como fuente de recursos.
Mientras los Estados Unidos, la comunidad
internacional y el mismo Banco repetidamente enfatizan la importancia del buen
gobierno, el procedimiento de selección que por defecto deja la elección a los Estados
Unidos es una burla.
Okonjo-Iweala ha puesto la materia al debate en una
entrevista con el Financial Times: lo
que se juega aquí es un tema de hipocresía. La integridad de los países
industrializados, que tienen la mayoría de los votos en el Banco Mundial, está
siendo puesta a prueba.
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