Pensamiento libre sin ideología es como coito asistido

sábado, 13 de octubre de 2012

Leyes contra la subversión. Por Santorino Izquierdo


Santorino Izquierdo es el pseudónimo colectivo de la Red Ojo Izquierdo. 

Mientras la acción directa del gobierno actual contra el narco-terrorismo muestra cada día más y más limitaciones (de estrategia, de comando y sobre todo de presupuesto), el Presidente Humala exige con voz airada al Congreso “leyes más efectivas” contra la apología del terrorismo y su propagación en colegios y universidades, etc. Como si las leyes preventivas fueran la clave para fortalecer hoy al Estado de derecho en el VRAEM. En otras palabras, hace falta pan en la trinchera y el comandante pide agua.

Lo que hace falta

En este momento lo fundamental es proveer mejor, capacitar más y profesionalizar en forma decorosa a las fuerzas nacionales de seguridad. Y rediseñar estrategias en base a un Servicio de Inteligencia Nacional realmente inteligente. Es la hora de dar luz verde a nuestros Rambos y nuestros Bruce Willis –que los tenemos– para actuar a discreción. Recordemos que antes de la época de los caviares, en 1965, el Congreso votó por unanimidad, en base a una propuesta de la Célula Parlamentaria Aprista sustentada por Andrés Townsend, ejecutar sumariamente a los guerrilleros del MIR y a todo grupo o individuo que realice acciones armadas contra las autoridades nacionales y sus representantes por ser traidores a la patria. Se hizo una ley de excepción para este fin y se cumplió al pie de la letra. La guerrilla desapareció y no hubo denuncia alguna que mencione víctimas inocentes del ejército. Hay que decir de paso, acerca del MIR de 1965, que sus líderes cayeron combatiendo. No se rindieron como el Che Guevara en Bolivia ni estaban en barrios pitucos tomando whisky protegidos por bailarinas como Abimael Guzmán. Si hace falta con urgencia alguna ley contra la subversión es una de este tipo.

Leyes preventivas

Sin embargo, el Presidente Humala tiene razón en quejarse de las leyes preventivas actuales. Y todo el mundo se lo dice. Ya se vio en enero de este año, durante el intento de inscripción electoral del “Movimiento Por Amnistía y Derechos Fundamentales” (Movadef), grupo de fachada del senderismo reciclado, que la ley electoral no impide inscribirse a partidos contrarios a la Constitución y las leyes. El Movadef no se inscribió por faltarle direcciones probadas de locales en provincias, no por ser portavoz del “pensamiento Gonzalo”.

La Ley 28094 (dada por el gobierno del Presidente Toledo con influencia caviar el 31 de octubre de 2003), establece en el Artículo 2-“Fines y objetivos de los partidos políticos”, que la finalidad de las agrupaciones políticas es “según corresponda” asegurar “la vigencia y defensa del sistema democrático”, así como “contribuir a preservar la paz, la libertad y la vigencia de los derechos humanos” y “formular idearios, planes y programas” que “reflejen sus propuestas para el desarrollo nacional”, además de “representar la voluntad de los ciudadanos” y “contribuir a la educación y participación política de la población”, etc. Esa frase “según corresponda” flexibiliza todo el enunciado. No es que los partidos deban cumplir todos y cada uno de los nueve fines y objetivos que allí se dicen. Cada quien “según corresponda” tendrá o no algunos de ellos. El artículo está mal formulado y permite a cualquier tipo de grupo acomodarse a la norma (como lo hace el partido terruco-vergonzante de Javier Diez Canseco).


Por otra parte, el Decreto Legislativo Nº 46 o ley contra la “apología del terrorismo” tiene la limitación de individualizar el delito por terrorismo y es débil frente a la asociación cómplice con tales acciones. En efecto, el Artículo 6º considera que quien “mediante la imprenta, la radio, la televisión u otro medio” incitare a un número indeterminado de personas a cometer actos “que conforman el delito de terrorismo”, recibirá penitenciaría “no menor de cuatro años ni mayor de ocho”. A su vez, el Artículo 7º refiere que quien “públicamente hiciere la apología de un acto de terrorismo ya cometido” o de la persona que “hubiera sido condenada como su autor o cómplice” recibirá penitenciaría “no menor de tres años ni mayor de cinco años”. Es decir, la “apología” del terrorismo está circunscrita a la defensa de un acto terrorista ya realizado y probado y no a la pertenencia a la organización o banda o a profesar su ideología. Es decir, no se sanciona la intencionalidad genérica derivada de una tesis ideológica específica.

La ley del negacionismo

El nuevo proyecto de ley aprobado por el Ejecutivo, bautizado como “ley contra el negacionismo”, se propone castigar los actos políticos que conlleven la apología de la violencia terrorista o desconozcan que los senderistas y los del MRTA han sido causantes de delitos de lesa humanidad. Es en verdad un calco de las leyes contra los que nieguen el holocausto nazi que existen en Alemania, Austria y otros países que fueron escenario de la Segunda Guerra Mundial. Hay acuerdos en el mismo sentido de las Naciones Unidas (2007) y del Consejo de Europa (2008). Los caviares han protestado contra este proyecto de ley por ser contrario a la libertad de expresión. Ellos insisten en que los terroristas pueden hablar y predicar, así sea contra la Constitución y las leyes.

No está mal que se legisle contra los que defiendan ideológica o políticamente el terrorismo. El problema reside en que es inefectivo. Del mismo modo que los congresistas corruptos no dicen ”soy corrupto” ni celebran el día de la corrupción ni escriben libros al respecto, los terrucos tampoco dicen “soy asesino de inocentes a sangre fría” ni exponen cómo hacer atentados o derribar helicópteros en forma pública. Predican, reclutan y organizan adeptos mencionando el derecho del pueblo a la insurgencia, la opresión y pobreza que sufren los marginados y la necesidad futura de una revolución radical que elimine a los privilegiados. Y comparan su actividad con la del aprismo clandestino y perseguido de 1934-1945. Ahora demandan una amnistía general para Fujimori, Montesinos, Abimael Guzmán, etc, etc. Y una Asamblea Constituyente “del pueblo” que sea estatista y anti empresa privada. Igual hay que acosarlos con leyes apropiadas.



Conclusiones

En el aspecto preventivo no hay ley perfecta. Son sólo obstáculos para que la carrera hacia el poder de los terroristas sea más difícil. Tarde o temprano todo concluye en el enfrentamiento entre ellos y el poder del Estado. Pero hay que reformar las leyes preventivas. Los terrucos adecuarán su retórica y tratarán de esquivar el obstáculo pero igual hay que ponerlo.

En primer lugar, la ley electoral debe ser estricta en poner como condición para la inscripción el acatamiento de la Constitución y la defensa del Estado de derecho. Así como no pueden ser aceptados partidos políticos que estén a favor de dividir el país en dos o anexar Loreto a Brasil, tampoco puede haber partidos que defiendan la trayectoria de grupos como SL y el MRTA ni que consideren la democracia una “dictadura de clase” y estén por reemplazarla por la dictadura del proletariado. Esta tesis ideológica en contra del sufragio universal y de la igualdad de derechos ante la ley es anticonstitucional y forma parte del ideario de todos los marxistas-leninistas (incluyendo algunos grupos caviares). La ley debe ser tajante. Si no se es demócrata no se puede participar en la política democrática.

En segundo lugar, la ley de “apología del terrorismo” debe sancionar tanto la apología de actos violentos como la probada complicidad con el ideario, la cadena de mando, la disciplina y la trayectoria de una organización subversiva. El Movadef no defiende públicamente actos terroristas pero defiende en su conjunto y sin excepciones toda la actividad subversiva del PCP “Sendero Luminoso”, es decir, son apologistas de una trayectoria delictiva con hechos y nombres confirmados ante nuestros tribunales. Esta vinculación debería estar penada por la ley. Actualmente no lo está.

En tercer lugar, la proyectada ley contra el “negacionismo” requiere afinarse más en torno a principios democráticos y aplicarse sobre todo al sistema educativo. Importan más los valores relacionados con la paz y la democracia, no tanto definir si SL fue un grupo “guerrillero” o “terrorista” o ambas cosas.

Sin embargo, lo esencial y urgente es que la acción de las fuerzas antisubversivas tenga las condiciones políticas y materiales adecuadas y sus efectivos no sean víctimas indefensas de la indiferencia y la irresponsabilidad.

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