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jueves, 10 de octubre de 2013

Programa Tóxico. Por Agustín Haya de la Torre

Desde que empezó el gobierno de la gran transformación su incapacidad para llevar a la práctica el discurso de campaña llamó la atención. La intoxicación de noventa y cuatro escolares y la muerte de tres de ellos en Cajamarca, inició la mala gestión. Atribuyeron el problema al gobierno anterior y reorganizaron todo, con nuevo ministerio y nuevos programas, incluyendo a un gran contingente de sus militantes en los flamantes puestos. Desde entonces, centenares de niños intoxicados por Qali Warma, creación cien por ciento humalista, demuestran que las cosas van de mal en peor.

El planificador Estuardo Muñiz nos alcanza un interesante análisis que desmenuza las causas del desastre. Informa que según su normativa de creación, el Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma debe brindar desayunos y almuerzos, a niños y niñas de más de 3 años, del nivel inicial y de educación primaria de la escuela pública. El servicio se orienta a los hábitos de consumo locales con una modalidad de ejecución donde los padres y madres de familia intervienen en todo el proceso a través del Comité de Alimentación Escolar, CAE. El MIDIS solo entrega normas y manuales de capacitación. Los padres de familia y los docentes del colegio respectivo, constituyen el CAE y forman un comité de compras para adquirir productos o raciones.

Si optan por insumos, los proveedores entregan alimentos sin preparar. El CAE recibe, almacena, prepara y Parece impecable y hasta “democrático”; entonces, se pregunta nuestro analista: ¿por qué no hay mes en el que no se produzcan intoxicaciones?
distribuye las raciones a los niños para su consumo. Si compran raciones, el proveedor alcanza los alimentos preparados y el CAE se encarga de acompañar las etapas del servicio.

Para encontrar la respuesta, explica que un servicio alimentario de calidad a niños y niñas, requiere de un gran esfuerzo técnico. No se puede encargar su ejecución a personas ajenas a una formación administrativa. Los resultados saltan a la vista: alimentos descompuestos entregados sin ningún cuidado, proveedores improvisados, escogidos entre el militante, el pariente o el vecino, que constituyen su Mype y sin experiencia en el giro son beneficiados con los contratos. A ello se añade la manipulación inadecuada de los productos al almacenarlos o distribuirlos, o la falta de infraestructura en los colegios para cocinar las raciones. En general salta a la vista la falta de formación y experiencia de los CAE, aprovechada por algunos vivos que ven así la manera de llenarse los bolsillos. El MIDIS se lava las manos porque en su modelo el ministerio no asume ninguna responsabilidad administrativa puesto que recae en los comités de compras.

Concluye Muñiz que resulta lamentable que el programa mencionado constituya otro fiasco más de tecnócratas incapaces de diseñar programas viables, preocupados solo por no comprometerse en las consecuencias de lo que disponen.

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