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sábado, 13 de agosto de 2011

Alfaro - El cuco del populismo. Por Jaicec Espinosa



El populismo es un sistema que intenta saltar todo tipo de representación que pueda existir entre el gobierno y los ciudadanos (llamados pueblo), haciendo así que aparezca un clima bipolar que divida el espacio político entre los que están con el pueblo y los que están  contra él.
Esto hace que el gobierno de turno ponga junto a él al pueblo y contra el pueblo, a todo medio de presentación o actor político que, al no ser del gobierno, se convierte automáticamente en enemigo del pueblo. El populismo busca debilitar los mecanismos y las instituciones verdaderamente representativas, para dar primacía al vínculo presuntamente “directo” –en realidad personalista y vertical– entre gobernante y gobernados.
En un régimen representativo, una de las características fundamentales del populismo, es que quien lo quiera implementar, se haga del gobierno con un discurso populista, mediante el cual irá creando las condiciones necesarias para que se dé el clima bipolar sobre el que se desarrollará. Vale comentar que el populismo no se puede encasillar como de derecha o de izquierda, pues al ser una manera de desarrollar el gobierno, puede ser utilizado tanto por las izquierdas como por las derechas.
Este sistema de gobierno, sirve en muchos casos para insertar dentro del sistema político establecido a sectores que han ido quedando marginados, ya sea por cuestiones económicas, culturales o políticas; lo que hace que siendo estos sectores marginados o excluidos, no cuenten con representantes políticos que velen por sus intereses de manera institucional, creando así un vínculo directo con el gobierno, al que reconocerán como su único interlocutor válido.
Por estos motivos, no se puede hacer un juicio valorativo sobre el populismo, pues al servir para incluir sectores excluidos, dependerá del gobierno de turno el uso que se le quiera dar al populismo, y los fines a los que se quiera llegar mediante esta especie de herramienta.
Y por todo lo mencionado anteriormente, es que los fenómenos populistas tienen un continuo resurgimiento en América Latina, pues al ser un continente con grandes abismos económicos y sociales, lo que se traduce en grandes sectores que con el paso del tiempo van quedado excluidos, se ve en el populismo al gran fenómeno que hará posible que dichos sectores pueda por fin ser incluidos y estar representados en el sistema. Además habría que observar como las distintas olas populistas en el continente se han dado tras periodos de crisis o económica o social.
En el caso del populismo clásico podríamos hablar de la gran masa obrera argentina, que al ser hija del proceso modernizador de los años 30s y 40s, no pudo encontrar los mecanismos posibles para insertarse en el sistema, lo que le dejo las puertas abiertas al peronismo para que se convierta en el gran canalizador y representante de dicha masa. 
De igual forma sucedió con el caso de Fujimori en el Perú, el cual pasó a representar desde su misma figura, a diversos sectores que no habían podido ser insertados ni representados de manera adecuada por la clase política de la época, que había llevado al país al borde de la quiebra. Muy similar además al caso de Hugo Chávez en Venezuela, quien representa a todo una gran masa popular, que gracias a él, recién se siente incluida y representada dentro del sistema político.

Estos tres casos, son el ejemplo más claro de lo que es el populismo y el porqué de su constante resurgimiento, pues como hemos visto puede adoptar distintos colores políticos y hasta ideológicos. Porque sobre todo, aparece para llenar los vacíos que las instituciones no han sabido incorporar, pues el poco desarrollo institucional del continente, será un terreno fértil para la aparición del populismo.

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