Ollanta Humala decidió al finalizar su primer
año de gobierno que ya no quería saber nada de los aliados que lo llevaron al
poder y que realistamente era imposible cumplir todo lo que había prometido en
diez años de demagogia y mezquindad. Al finalizar su segundo año decidió que
tener al frente a la izquierda comunista no era suficiente, así que decidió
pelearse con todo el resto de fuerzas organizadas, quedándose en una eclética
alianza con un movimiento caudillista en declive como Perú Posible. Si a esto se le suma la nula capacidad de su
gabinete para gestionar políticas públicas y la cantidad de errores que comete
la pareja presidencial para comunicar, Humala y sus seguidores deben estar muy alegres de tener una oposición
relativamente constructiva.
Pero el desarrollo democrático está en riesgo. La
falta de debate público y sostenido sobre la ley de servicio civil ha logrado
que el dictamen aprobado por el ejecutivo sea una fuente de conflicto permanente
con los sindicatos. El respaldo oficialista a la ley del General Mora que pone
a las universidades a merced del gobierno desvirtúa la importancia de una reforma
y ha provocado que los estudiantes y funcionarios se movilicen pidiendo mejorar
la ley. La poca reacción para contrarrestar la caída de inversiones ha logrado
desacelerar efectivamente la economía, poniendo en riesgo a largo plazo el
desarrollo sostenible en el país. Todas estas noticias ocurren mientras que la
crisis internacional va pasando y casi todos los países van reactivando sus
economías. A todas luces, Humala aparece como el único culpable.
Lamentablemente Humala está pecando de lo que más
le criticó a Alan García: soberbia. Eso es lo que demuestra al decir a los cuatro
vientos que está haciendo una reforma educativa cuando no se ha capacitado un
solo profesor, o cuando dice que está haciendo inclusión cuando está
repartiendo comida envenenada en un programa mal llevado como Qali Warma, o
cuando manda un Decreto Supremo que legaliza la destrucción del Patrimonio
Arqueológico. A todas estas cosas Humala ha respondido diciendo que no está
pensando en cambiar ministros, parece que un ego casi colosal es lo que lleva
al presidente a caer en las encuestas
Los gremios ya salieron a convocar a la
protesta nacional estas fiestas patrias. Muchas organizaciones ya se han
plegado ¿Será que Humala reconsiderará su postura? Por el bien del país,
esperemos que sí
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