Las elecciones complementarias que sancionan la revocatoria a las autoridades municipales de Lima, dejan lecciones muy interesantes, como la derrota de los agoreros y pesimistas que lanzaron todo tipo de denuestos contra el proceso. Esperaban un rotundo fracaso, ya sea por el ausentismo masivo o por el abrumador triunfo de los votos inválidos.
Ni lo uno ni lo otro. Con normalidad ejemplar y prácticamente sin publicidad, el acto electoral culminó sin ningún incidente ni denuncia. Como nunca los resultados los conocimos la misma noche, y fueron aceptados por todos. Más del 80% del electorado cumplió con sufragar y el voto válido superó largamente a los blancos y viciados.
Un peculiar sector político que durante más de una década convirtió a las revocatorias municipales en su principal actividad en todo el país, sintió de pronto afectado su amor propio cuando le tocó el turno a su única autoridad importante elegida en los últimos lustros. Lo singular fue que el grupo revocador lo promovió un antiguo líder municipal de la Izquierda Unida, abocado como muchos de sus viejos camaradas a tales emprendimientos.
Para muchos fue en un pleito entre veteranos dirigentes del FOCEP, baluarte de la ex IU y casi irreconocibles nietos de la pretérita coalición. Paradójicamente aplicaban una fórmula que uno de los primeros desgajamientos de esa alianza consiguió introducir en el esquema constituyente del fujimorismo en 1993. Luego, ya como dirigentes del partido de Alejandro Toledo, perfeccionaron la ley cuando ganaron la mayoría en el Parlamento y ello les permitió practicar su deporte favorito con más entusiasmo.
Probar de su propia medicina les supo a chicharrón de sebo, por lo que desataron una campaña melodramática donde las pasiones de los ofendidos podían sonrojar a Corín Tellado. Quien votase por el Sí a la revocatoria, merecía por lo menos el averno de la iniquidad por dudar de la santidad de las autoridades vigentes.
Finalmente el proceso demostró que el suelo estaba parejo y que la democracia se ha hecho más fuerte que sus detractores. Millones de limeños votaron en positivo y le dieron el triunfo al PPC y también a Somos Perú, que alcanzaron las dos primeras votaciones con cuatro puntos de diferencia. Los demás hicieron un papel decoroso y se arriesgaron a participar en una consulta donde no se disputaba la alcaldía sino el reemplazo de los 22 regidores revocados de Fuerza Social.
Dicho sea de paso el oficialismo municipal se presentó con etiqueta agraria y disputó el último lugar con otro grupo de origen lambayecano, que sacó casi tantos votos, lo que por supuesto incidirá en la suerte de futuras agrupaciones de dicho espectro ideológico.
Fuerzas significativas no entraron a la contienda, al calcular que su juego recién empieza el 2014 ó en las próximas elecciones generales. Apuesta riesgosa pues los que ahora ganaron probaron su organización electoral, con lo que dejarán sentir el peso recuperado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario