Pensamiento libre sin ideología es como coito asistido

miércoles, 15 de enero de 2014

Artículo 61. Por Agustín Haya de la Torre


La Constitución Política del Perú prescribe en su artículo 61 que: “La prensa, la radio, la televisión y los demás medios de expresión y comunicación social y, en general, las empresas, los bienes y servicios relacionados con la libertad de expresión y de comunicación, no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio ni acaparamiento, directa o indirectamente, por parte del Estado ni de particulares”.



La compra del 54% de las acciones de los herederos del magnate pesquero Luis Banchero Rossi, supone obviamente que el viejo decano toma la batuta. Su primera demostración de que ahora son los patrones, lo prueba el cierre del diario Ajá, competencia de El Trome, su producto más vendido.

Los acaparadores sostienen con desparpajo que la absorción evidencia su eficacia medida en la captación del 50% de lectoría. En un salto mortal que derruye la lógica, pretenden convencernos de que ante tal éxito les corresponde capturar un 30% más. Tan abrumadora suma no la alcanzan porque ganaron más lectores, sino por su gruesa faltriquera que les permite devorar a la competencia.

Los más renombrados teóricos de la economía ortodoxa, como los neoclásicos, pasaron sus vidas en profundos y complejos estudios para resolver el dilema de la competencia perfecta y el equilibrio, para superar los fallos del mercado, como los monopolios y el acaparamiento, en defensa del consumidor.


La competencia perfecta, hipótesis clave del mercado, supone la multiplicidad de ofertantes y demandantes, la homogeneidad y la transparencia; como condiciones para que el equilibrio pueda conseguirse, a fin de que el sistema funcione. Alfred Marshall, León Walras, Arthur Pigou o Irving Fisher, entre otros muchos, merecen ser siquiera conocidos por quienes creen ser empresarios modernos.

Las regulaciones del mercado contra los fallos del monopolio y la concentración, registran leyes históricas como las de Sherman y Clayton, de 1890 y 1914, que facilitaron la libre competencia en los Estados Unidos, contra los afanes de dominio y colusión de las grandes empresas. Aquí vivimos todavía en el capitalismo de los tiburones.
La disposición constitucional resulta clarísima y no deja lugar a dudas sobre cualquier decisión judicial que verifique un proceso de acaparamiento, como el que produce la compra de la cadena EPENSA por parte la familia propietaria de El Comercio. Con la fusión, los Miró Quesada pasan a controlar alrededor del 78% de los diarios de circulación nacional y concentran así el 80% de la publicidad. La adquisición de los de provincias, según un estudio de la Universidad del Pacífico, los llevaría en la región sur a dominar el 90% del mercado.


Yerran quienes creen que la crítica supone el propósito de limitar o controlar la libertad de expresión. La situación es al revés: la concentración del poder en manos de un pequeñísimo número de personas, afecta el derecho de los ciudadanos a la pluralidad y a la libertad de información en igualdad de condiciones.

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