Por: Jaicec Espinosa Sandoval
Víctor Raúl Trujillo de Zela
El presidente Humala aprovechó el clima festivo de fin de año para sacarse la máscara democrática que utilizó para llegar al poder y así mostrarnos su verdadera careta de militar golpista, al mismo estilo del dictador Velasco, de quien innumerables veces se ha declarado admirador. Debido a ello es que se le hace tan difícil explicar sus vínculos con operadores montesinistas, con los cuales sabemos no solo tuvo relaciones desde la época de la casa de la abuelita, sino que mantuvo esa amistad hasta el comienzo del 2012, según fuentes castrenses amigas. Por lo que el señor López Meneses debería aclarar su relación con quien ahora lo llama impresentable y delincuente.
Así, en una de las más pobres e infelices entrevistas brindadas por un Jefe de Estado, Humala reveló su desconocimiento absoluto de los temas y políticas de las que debe preocuparse un presidente, ninguneando la importancia de la inversión privada para garantizar el desarrollo económico y social sostenible a través de la generación de empleo digno. Además, descalificó el gravísimo problema de la inseguridad ciudadana, que es señalado por toda la población como el más importante problema del país, y que solucionarlo fue su principal promesa electoral. Y lo que es más grave y preocupante, arremetió contra los medios de comunicación y la libertad de expresión, comenzando “ahorita” por el grupo El Comercio.
Pero las amenazas a la democracia no terminaron ahí, pues luego de la entrevista, la señora Heredia fue proclamada como presidenta del Partido Nacionalista por orden expresa de Humala, violando por completo la Ley de Partidos Políticos para así ir sentando las bases de la “reelección conyugal”, para mantenerse en el poder, aprovechando la juventud y la desmedida ambición de su esposa, quien como ya sabemos es la que realmente mal gobierna el país.
Por todo esto la ciudadanía, los partidos políticos, la clase media emergente, los trabajadores y los empresarios, y la sociedad civil realmente comprometida con la democracia representativita, debemos estar atentos y unidos para impedir que la familia Humala y sus amigos de la gran transformación y del chavismo del siglo XXI pretendan hacer de este país un régimen autoritario o dictatorial, destrozando la economía del país, tal como viene sucediendo en Venezuela y Argentina, y como ya está sucediendo desde la llegada de Humala al poder, pues ya no se puede ocultar el enfriamiento de la economía, el retroceso en educación, el aumento de la desnutrición urbana y que por primera vez en 11 años, en el 2013 las exportaciones hayan sido menores a las importaciones, lo que implica menos trabajo y menores ingresos.
Finalmente no podemos dejar pasar por alto, el malestar reinante en las fuerzas armadas y la policía nacional, por la forma arbitraria en que han llevado a cabo los ascensos en estas instituciones, favoreciendo a los amigos de promoción de Humala y a sus supuestos incondicionales, pasando al retiro a varias espadas de honor.
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