Fernando Elías Macada Sandoval
La recesión que sufrieron la mayoría de los países de la zona europea a fines de la década pasada al igual que la crisis inmobiliaria y financiera que experimentó la economía más poderosa del mundo, la de los Estados Unidos, va quedando en el pasado, pues ambas economías muestran ya indicadores evidentes de recuperación, muestra de ello son las tasas de crecimiento económico positivas y el aumento del empleo. Y es que dicha crisis no impidió que la economía mundial siga creciendo en su conjunto gracias al crecimiento económico de la China y la India, a niveles superiores del 7,5%, cuyas poblaciones bordean los 2 mil 500 millones de habitantes y de los cuales cerca del 50% todavía vive en zonas rurales y por consiguiente no son parte del mercado de sus respectivos países.
En ese sentido debemos resaltar el importante rol que ya viene jugando la Alianza del Pacífico, cuyos integrantes en su conjunto constituyen la octava economía del planeta, sustentada en su apertura económica y comercial con el resto del mundo, especialmente con la Unión Europea, los países del Pacífico y del norte de América. Y que además ha incentivado el comercio y la promoción de la inversión intrarregional, fuente creadora de crecimiento y del empleo, tal como lo afirmara Alan García en el muy reciente foro sobre este tema llevado a cabo en la Cámara de Comercio de Bogotá. Así, la Alianza del Pacífico en sus cortos 3 años está camino a ser la sexta economía mundial, razón por la cual los Estados Unidos al igual que la Unión Europea son miembros observadores, hechos que garantizan su irreversible fortaleza y consolidación como una futura potencia económica e integradora de América.
En consecuencia la promoción de la inversión nacional y extranjera en nuestros países y particularmente en el Perú es indudablemente la labor más importante que deben llevar a cabo nuestros gobernantes, pues con ello se logrará el desarrollo económico social sostenible que se traduce en crecimiento económico no menor al 7%, reducción de la pobreza a niveles de un dígito, con creación de empleo digno y desarrollo de obras en infraestructura social, pero sobre todo invirtiendo en innovación tecnológica y apoyando a los microempresarios. Lo que se contrapone al "Socialismo del siglo XXI" que solo trae hambre, miseria, desabastecimiento de productos básicos y supresión de libertades que los auténticos demócratas del continente debemos rechazar con firmeza.
Esta exitosa herramienta de desarrollo social y económico para nuestros pueblos fue ideada e impulsada por el expresidente Alan García, lo cual mereció el público homenaje del presidente de Colombia Juan Manuel Santos quien textualmente afirmara que: "Alan García es el padre de la criatura y debe sentirse orgulloso que en sus cortos tres años haya significado tanto para el desarrollo de sus cuatro países miembros". Impulso que recibiera el inmediato apoyo de los presidentes de Colombia, México, Chile de ese entonces y que ahora lo vienen continuando sus sucesores.
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