Por: Ricardo Yturbe López
Director Ejecutivo del Centro Peruano para la Democracia
Qué duda cabe que los gestos en
política son sumamente importantes para efectos de que el actor político pueda
emitir un mensaje expreso o indirecto a la comunidad donde desenvuelven su
accionar. Un gesto puede marcar la diferencia entre un estado de éxito,
conducción regular, o de una crisis en el seno de la entidad que le toque
gobernar o gestionar.
En las últimas encuestas,
realizadas a nivel nacional se denotan dos datos que revelan el resultado de la
labor de la Primera Dama, el 62% de los peruanos consideran que es quién
gobierna el país, y que el 73% considera que su presencia perjudica al
gobierno. De dichas cifras podemos denotar la sensación de falta de liderazgo
de Ollanta Humala, opacada por los deseos megalómanos de quién fuera catalogada
por el patriarca de los Humala, en primera instancia como “Borrachita de Poder”
y en una reciente entrevista como “loca
de atar”.
En las últimas semanas, la
Primera Dama, ha tenido tres gestos que guardan relación con la causal de mella
del gobierno en las encuestas. El primer gesto fue en la juramentación del
Gabinete Cornejo, todos nos acordamos esa expresión, cual fanático de fútbol
celebrando un gol del equipo de sus amores, en clara alusión a la desbordante
felicidad que implicaba la imposición de su cuota de poder en la salida de
César Villanueva. El segundo gesto se ha reflejado en el desplante a la magullada
Ministra de la Mujer, Carmen Omonte, en las celebraciones por el día de la
mujer, a la cual Nadine Heredía había asistido religiosamente, y con una buena
portátil, durante las gestiones de sus ministras amigas. Y finalmente, se le
pudo apreciar rompiendo el protocolo en la recepción de la delegación peruana en
Chile, con motivo de la transmisión de mando en el país sureño.
Los tres gestos transmiten el
mismo mensaje “ACÁ MANDO YO”. En el primer caso, A César Villanueva le costó
carísimo contradecir el gesto coqueto de Nadine a favor del empresariado, en el
que se manifestaba en contra del incremento del sueldo mínimo, mientras el ex
Primer Ministro intentaba superar la crisis por doblarle el sueldo a los amigos
ministros de la Primera Dama. En el caso de Carmen Omonte, al parecer sus
declaraciones de revisar el rol que desempeña la Primera Dama, no ha gustado
nada a la Señora Humala, pues de inmediato salió un Josué Gutiérrez (sí, el
mismo que le rinde culto a la figura de Heredia, sino vayan a su despacho y se
encontrarán con un cuadro típico de grouppie enamorado) revelando la
participación de la Ministra de la Mujer en una empresa con concesiones mineras
en Huánuco, motivo por el cual ha sido considerada como una apestada del
régimen.
El último gesto merece un trato
aparte, pues se realizó en el extranjero, cuando creíamos que la idea del Gobierno
Conyugal era un tema de casa, Nadine se embriaga de poder y le lanza un
mensaje claro a Michelle Bachelet de que con quién debe tratar cualquier asunto
de estado es con ella.
No hay duda de que estamos ante
un cuadro de delirio de poder y desubicación que ya rebasó la propuesta de un
rostro joven y fresco para la política peruana, como se intentaba pintar al
principio. Nadine se ha convertido en un tumor maligno que ataca las entrañas
de su propio gobierno conyuugal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario