EL pasado 23 de
setiembre la comunidad universitaria de la PUCP manifestó su disconformidad con
respecto al proceso civil que enfrenta
esta universidad contra la imposición del cardenal Juan Luis Cipriani.
Esta manifestación, que convoco aproximadamente a 3000 estudiantes, significó
un logro de la comunidad universitaria que exigen una educación laica y sin
fines de lucro, respondiendo a la última comunicación de la Santa Sede
planteando que la universidad sea administrada por un rector elegido a dedo por
la autoridad eclesiástica de turno (ex corde ecclesiae), lo cual no está consentido en ninguna ley
universitaria ni está de acuerdo con los derechos estudiantiles que vienen
siendo defendidos históricamente por el movimiento universitario.
Antes de este intento
de imposición ya se había llamado a tener una posición equidistante respecto a los intereses del actual rectorado y el cardenal Cipriani. Hasta antes de esto, Cipriani y Marcial eran lo mismo; pero
esta situación ha cambiado y ya no cabe dudas de quien por el momento cual es
el enemigo mayor.
Pero esta no es toda
la historia. Curiosamente, esta reacción estudiantil ha coincidido con los
primeros intentos del movimiento universitario de la PUCP de plantear una
posición unificada frente a una cúpula de disque católicos que lucran con las
boletas y mueven a los estudiantes para defender sus intereses pero no los
respetan a la hora de cobrar más a los que tienen menos. En una universidad
donde no hay ningún control, donde nadie tiene que decir respecto a la calidad
de la educación, donde todos asumen que los jefes de prácticas son las personas
idóneas y no solamente amigos de profesores, donde se gasta en excentricidades
y los centros federados son letra muerta, la autonomía que reclamamos los
estudiantes pecaría de poca visión y desinterés.
Así que saludo la
movilización de la que fuimos parte alumnos, ex alumnos, trabajadores,
cristianos, ateos, socialistas, apristas, ppkausas y hasta los venados. A la PUCP nadie nos la quita, pero para una
mejor universidad y no para mantener el status quo.
¡No a la imposición!
¡No a la argolla!
¡Sí a la organización
de los estudiantes más allá del simple rechazo a un cura por el cual los
católicos no han votado!
¡Sí a la unidad
estudiantil por una nueva Reforma Universitaria con un cogobierno efectivo,
transparencia en el gasto, evaluación continua del personal, solidaridad con
los trabajadores, y verdadera representación estudiantil!
José Pimentel
CUA PUCP
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