Pensamiento libre sin ideología es como coito asistido

jueves, 19 de enero de 2012

Tribuna Libre- Fachada. Por Agustín Haya de la Torre


Sendero Luminoso quiere inscribir un movimiento de fachada para los procesos electorales. Una clara decisión en primera instancia rechazó el engaño pero sorprendentemente el Jurado Nacional de Elecciones no la convalidó. Las débiles convicciones de estos magistrados pueden torpedear de nuevo nuestro régimen constitucional.

Que alguien a estas alturas, tras miles de asesinatos de civiles, no entienda la entraña criminal de esta banda terrorista, resulta incomprensible. Sendero es un enemigo declarado de La Libertad, la democracia, el pluralismo y la convivencia pacífica. Su trayectoria sanguinaria la inició alzándose en armas contra la refundación democrática de la República, abierta por la Asamblea Constituyente de 1978.

No se levantaron contra la dictadura, tiempo en el que gozaron de sinecuras y puestos públicos; sino a partir del proceso electoral de 1980, cuando los militares se replegaban a los cuarteles. Durante los doce años de supresión de las libertades a Sendero sólo se le conocía por oponerse a las fuerzas cívicas que finalmente recuperaron la democracia. Durante esa década desataron la barbarie y destruyeron la economía nacional. Su cobardía que acabó con la vida de personas pacíficas y desarmadas alcanzaba hasta animales, si estos eran considerados fuente de ganancia y progreso social.

Aquí está el MOVADEF
Tras la captura y sentencia de su cabecilla, la banda vendió la idea de un recodo en el camino para reacomodar fuerzas. Derrotados política, militar y moralmente, sus restos sobreviven en las zonas de la coca ilegal, dedicados al narcotráfico y a la emboscada, mientras en la ciudad tratan de sorprender a los incautos con su aparente vocación electoral.

Con desparpajo se burlan de todos al querer inscribir su ideología de muerte y terror, el “pensamiento Gonzalo”. Pretenden que no se les niegue la inscripción porque la libre difusión de las ideas es un derecho fundamental. De las ideas democráticas, jamás de las que quieren destruir el estado de derecho. El límite de la tolerancia es la intolerancia decía John Locke y este es un principio inclaudicable.

La organización criminal pretende que la sociedad democrática registre su ideología antidemocrática, enemiga de los derechos humanos. A la confusión de algunos han contribuido errores de bulto de ciertos ideólogos de la Comisión de la Verdad. Aquellos que deforman la sedición como si fuera una guerra entre iguales y equiparan la elemental defensa del estado de derecho con la acción subversiva. Confundidos por los excesos, soslayan que SL se alzó contra la Constitución en pleno ejercicio de las libertades.


Olvidan que su propósito fue y será siempre la instauración de una dictadura totalitaria, basada en la opresión violenta del retrógrado “pensamiento Gonzalo”. Para mayor escarnio nos quieren convencer de que la amnistía debe alcanzar tanto a Abimael Guzmán como a Vladimiro Montesinos, dos extremos execrables que la decencia democrática obliga a condenar.

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