212 AÑOS DE LA
GESTA HEROICA DE Francisco Antonio de
Zela
Por Víctor Raúl Trujillo de Zela
[Discurso pronunciado en Miraflores - Homenaje al héroe]
Hoy 20 de junio de 2013 los peruanos estamos
conmemorando con gran orgullo el 212 aniversario del primer grito de
independencia republicana, realizado por el prócer Francisco Antonio de Zela y Arizaga
en Tacna, el 20 de junio de 1811, diez años antes de la proclamación de
la independencia del 28 de julio de 1821.
En efecto, en esa fecha, el prócer Francisco
Antonio de Zela condujo un alzamiento regional dirigido a servir como punto de
partida de un levantamiento popular a escala nacional contra el dominio
español, personificado entonces por el virrey Fernando de Abascal. Este
alzamiento tenía claros principios nacionalistas y republicanos y significó
además un acto de singular valentía que honra a todos los peruanos y sobre todo
a los tacneños.
Hay varios aspectos importantes que debemos
recordar con motivo de esta fecha. El primero de ellos corresponde a las
características profesionales del prócer Francisco Antonio de Zela. Estamos
acostumbrados a considerar a todos los prohombres de la emancipación como
militares, intelectuales de alto rango, clérigos influyentes o políticos
profesionales. Zela es el primer prócer de origen ajeno a la política y a las
instituciones que representan el poder estatal.
No era ese el caso de Francisco Antonio de Zela. El
prócer Zela era un artesano y comerciante de clase media, balanzario y
ensayador de las Cajas Reales, de una gran cultura autodidacta pero sobre todo
un hombre de condición más o menos modesta, de casta criolla. Zela representa
la presencia directa de las clases medias populares en la gesta emancipadora.
Otro aspecto importante es la amplitud social del
movimiento que acaudilló. Era un movimiento pluriclasista y democrático, donde
todos tenían derecho a opinar y a compartir las responsabilidades. Usando una
terminología moderna podríamos decir que Zela condujo un frente único de
trabajadores manuales e intelectuales, donde hubo militares, clérigos,
docentes, escribanos, funcionarios y también artesanos, agricultores, campesinos
comuneros, e incluso esclavos.
Así tenemos, por ejemplo, entre sus lugartenientes,
a Francisco de Paula Alayza, funcionario; a Rafael Gabino de Barrios, militar
de infantería; a Cipriano Vargas, administrador de correos y hombre de tez
morena; a Santiago Pastrana, artesano; y a Toribio Ara, auténtico líder
indígena, cacique de Olanique, Ayca, Collana, Silpay, Capanique y otros ayllus.
Otro aspecto fundamental de la gesta de Francisco Antonio
de Zela fue la proyección continental del movimiento que acaudilló. Las
primeras ideas que sirvieron de base a este movimiento provinieron de los
grandes próceres de la unidad americana: la Carta a los Españoles Americanos
del genial arequipeño Juan Pablo Viscardo y Guzmán; y las grandes proclamas del
venezolano Francisco de Miranda; y luego, en 1810, de las Proposiciones para la
Libertad Americana de los representantes de nuestros países ante las Cortes de
Cádiz, entre ellos el gran trujillano Blas Gregorio de Ostolaza.
Siguiendo estas ideas, en el momento de poner en
práctica sus planes libertarios, Francisco Antonio de Zela llamó a organizar
milicias populares asumiendo el mando con el título de “comandante de las
fuerzas unidas de América”. La independencia del Perú era vista como parte de
la libertad americana, aspirando a la unidad de nuestros países hacia un
destino común.
La inquietud independentista de Francisco Antonio de Zela se vio fortalecida por la presencia de propagandistas de la causa libertaria enviados a Tacna por el caudillo rioplatense Juan José Castelli, entonces presente en el Alto Perú con el fin de asegurar la libertad de esa región con apoyo de Argentina. Zela reunió un importante núcleo de patriotas para realizar una insurrección en Tacna el 20 de junio de 1811, calculando que el ejército argentino, en ese momento listo para cercar Puno, respaldaría su iniciativa.
El movimiento insurgente tacneño
cumplió el plan acordado. El 20 de junio fueron tomados los cuarteles y Zela
asumió el control de Tacna y Arica, obteniendo respaldo en Tarata, Sama,
Locumba e Ilabaya, sin saber que ese
mismo día los argentinos habían sido derrotados por las fuerzas del virrey en
Guaqui, frente al lago Titicaca. Al cuarto día de la toma de Tacna y Arica,
mientras organizaba la defensa de la provincia, Zela cayó severamente enfermo y
algunos de sus lugartenientes se desmoralizaron al saber las infortunadas
noticias provenientes del altiplano.
Una delación permitió la captura del
caudillo y sus principales seguidores. Hubo penas de cárcel para los
colaboradores más cercanos de Zela pero este último fue condenado a muerte.
Tras una esforzada y habilidosa defensa librada ante la Real Audiencia por el
abogado patriota José Gerónimo de Vivar, se logró trocar la pena máxima por 10
años de reclusión en el castillo-prisión de Chagres, en la costa caribeña de
Panamá. Zela fue conducido a ese presidio en 1815 y allí murió el 18 de julio
de 1819 por las condiciones insalubres de su cautiverio.
El breve, poco afortunado, pero inmensamente
significativo acto insurreccional de Francisco de Zela contra el poder español,
fue un ejemplo elogiado y admirado por todos los espíritus libres de América. Basta
señalar que su ejemplo fue continuado en la forma de un segundo esfuerzo
insurreccional por los hermanos Enrique y Juan Francisco Paillardelli el 3 de
octubre de 1813.
Zela representa los grandes ideales de la unidad
peruana y americana de todas las sangres, sin distinciones económicas ni de
color ni de casta. Representa también el valor de enfrentarse a un enemigo
inmensamente superior confiando en la justicia de sus ideales. Y finalmente
representa el anhelo de un país libre unido en un destino común con todos los
hermanos americanos.
Son motivos sumamente importantes para recordar
esta fecha.
VIVA FRANCISCO ANTONIO DE ZELA
VIVA LA LIBERTAD
VIVA LA PATRIA LIBRE DE TODA CLASE DE TIRANÍAS
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