De pronto todos se olvidan o prefieren olvidar, lo ocurrido por el año 1991, en pleno gobierno, aun democrático,
de Alberto Fujimori. Hagamos memoria del escenario político, un gobierno con un Congreso adverso, en un segundo año de gobierno en donde no se ha logrado dirimir grandes cosas en un Parlamento que se encuentra subsumido en una mega investigación a Alan García y los escándalos que provoca algunos congresistas que han sido suspendidos.
Tenemos a los principales líderes de la oposición en la mira de las investigaciones. Como se mencionó la semana pasada en la Comisión de Fiscalización del Congreso de la República, se está poniendo en el ojo de la tormenta a todos los presidenciables. Es decir, estamos en un contexto en el que a la clase política se le está desprestigiando. Todo indica que hay una maniobra para desprestigiar a la clase política, satanizar a los políticos y la política. De pronto existen tres señales claras que induce el análisis de que estamos ante un escenario similar, previo al cierre del Congreso tal como ocurrió en 1992:
1. La actitud poca concertadora del Presidente, su gabinete de ministros y bancada parlamentaria con la oposición: Lejos de ello, se han dedicado a actuar cual palomilla de salón, llenando de epítetos y diatribas a quienes no son parte de esa camarilla adulona de la pareja presidencial. Recordemos que el año pasado el Congreso, bajo la presidencia de Abugattas, intentó llevar adelante reformas constitucionales, en la que necesitan más de 89 votos (imprescriptibilidad de los delitos por corrupción, entre otros), y ni siquiera habían intentado llegar a un consenso para lograrlo, el resultado fue más que obvio, ni sus circunstanciales aliados apoyaron sus propuestas. Lo que queda claro es crear la idea de que los “políticos tradicionales” no apoyan la lucha contra la corrupción y son nocivos para el sistema político.
El 2 de junio de 2013, en el programa Sin Medias Tintas, la Ministra de la Mujer, ante la pregunta de que si existe una conspiración para cerrar el Congreso, la Ministra advirtió de manera desafiante que el Presidente del Congreso y los Voceros de las Bancadas tienen el compromiso y obligación de elegir “a plenitud” a los miembros del Tribunal Constitucional, los miembros del Directorio del Banco Central de Reserva y al Defensor del Pueblo, incluso lo puso como condicional para una posible reelección de Víctor Isla a la Presidencia del Parlamento. Es decir, el Congreso tiene como condición de subsistencia cumplir con los caprichos de una pareja que quiere entornillarse en el poder.
2. La indisposición de miembros del Partido de Gobierno en contra del Ministerio Público: En el mes de abril, luego de que el Ministerio Público iniciara una investigación preliminar a Daniel Abugattas, por irregularidades en su gestión como Presidente del Congreso. La respuesta del legislador nacionalista no se hizo esperar y apuntó al Partido Aprista Peruano. Su frase más elocuente fue “La Fiscalía debe ser fumigada”, en clara alusión a un supuesto copamiento del Ministerio Público por el APRA. Recordemos que el gran pretexto que tuvo Fujimori para intervenir el Poder Judicial y el Ministerio Público fue ese mismo copamiento que denunciara Abugattas.
3. El Aumento de Presupuesto de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI): la DINI aumentó su presupuesto de nueve millones y medio de soles a casi 75 millones, so pretexto de combatir la inseguridad ciudadana y el crimen organizado. A ver, en lo que va de un mes, tenemos un promedio de un muerto víctima del crimen organizado o el sicariato a la semana, pero la DINI compra computadoras, autos, y todo ello al servicio de causa? Definitivamente no a la causa de la Seguridad Ciudadana.
De pronto a alguien se le ocurrió que el sistema político está podrido y que lo mejor es recurrir al populismo de organizar fiestas en donde se regale artefactos eléctricos, en donde una persona que no fue elegida ni nombrada para ejercer la función pública aparezca a diario en los medios de comunicación, con un silencio cómplice del Presidente de la República, sus Ministros y sus Congresistas, usando fondos públicos de la manera más descarada. Pero ello no es suficiente para un procurador sicario como Arbizú para investigar ni un ápice.
Tenemos el escenario servido para que se repita la historia de un golpe de estado, y si la ciudadanía no vigila sus instituciones democráticas y las defiende, estamos condenados a repetir los errores del pasado. Recuerden que esta es una democracia que nos costó construirla, defenderla, y muchas veces recuperarla.
Ricardo Yturbe López
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