Hay que
saludar el debate que se ha generado a partir del nuevo proyecto de Ley Universitaria [1] que ha producido el Congreso de la
República y que busca solucionar la principal tara que existe en el país: la
falta de capital humano capacitado, la poca investigación y la nula innovación
tecnológica que aceleraría nuestra inserción en el mercado mundial y elevaría
nuestros niveles de desarrollo social. El proyecto de ley ha provocado la
reacción de los gremios universitarios en Piura, Cuzco, Lima y otras provincias
que ven en la nueva legislación un retroceso en derechos conquistados, en
especial la autonomía universitaria. Los defensores de la ley enfatizan la
necesidad de medidas drásticas frente a la corrupción e ineficiencia de la
Asamblea Nacional de Rectores y el poder de las universidades privadas. En el
diálogo de sordos, corremos el peligro de que se paralice cualquier reforma.
Esta
es la oportunidad para la generación nacida entre 1980 y el 2000[2] de tener injerencia real sobre uno de los principales
problemas del país, y también es la oportunidad de generar el consenso en
materia educativa que demandan las generaciones posteriores. Por eso es nuestro
deber tomar la nueva ley con pinzas y señalar que podemos rescatar de ella para
que no se estanque hasta la próxima década.
Debemos
de partir de la cambiante realidad demográfica de la universidad peruana. Hace
tan solo 16 años había menos de la mitad de los 782,970 estudiantes inscritos
el 2010, y tan sólo un 40% pertenecían a universidades privadas[3]. Hoy el 60% de estudiantes van a universidades
privadas, y este número va en aumento al 6% anual, mientras en el crecimiento
de las públicas es de tan solo 3.1%[4]. La
universidad se está haciendo también cada vez más provinciana, alejándose del
horroroso centralismo que caracterizaba a las universidades hace una
generación, siendo los departamentos de San Martín, Apurímac y Ucayali los de
mayor crecimiento[5]; sin embargo, la cantidad de
docentes universitarios con postgrados en el extranjero y que dominen el inglés
están todavía mayoritariamente en Lima[6] . Este aumento
de la población universitaria, la creciente privatización y la
descentralización ha venido a la par con un creciente descenso en la calidad de
investigación y el nivel de los profesores. Entre el 2008 y el 2010 tan sólo un
42.8% de los docentes universitarios había hecho alguna investigación, en un
62.5% provenientes de universidades públicas, y la concurrencia a eventos
académicos y científicos por parte de los mismos docentes ha caído en 30% entre
1990 y 2010[7]. De forma parecida a la educación
primaria, se han hecho grandes avances de cobertura a costo de una baja
tremenda en la calidad.
Frente
a esta realidad universitaria no se puede trabajar con recetas antiguas
diseñadas para universidades relativamente pequeñas y centralizadas en medio de
una sociedad oligárquica y excluyente. Es necesario plantear la expansión del
proceso de descentralización universitaria incluyendo a los Gobiernos
Regionales y Locales en un sistema planificado que articule las prioridades de
la educación con el proceso de desarrollo en cada región del país. No es
posible, por ejemplo, que seamos un país amazónico y que no existan suficientes
profesionales que le arrebaten la selva a los mineros y madereros informales
con alternativas económicas productivas y ecológicamente viables.
Empresarios y el ejecutivo controlarían las universidades |
La
principal crítica a la propuesta de Ley Universitaria es el pretender resolver
los múltiples problemas de la educación superior con la creación de una
Autoridad Nacional de Educación Universitaria que reemplace a la Asamblea
Nacional de Rectores y sea conformada por representantes del gobierno, los colegios profesionales y el presidente de la CONFIEP, manteniendo a los representantes de las universidades en minoría. Es
decir, en vez de cambiar el problema de fondo –burocratismo, corrupción, falta
de énfasis en investigación, etc- se busca cambiar los nombres que conforman el
máximo ente universitario esperando resultados diferentes. Peor aún, los
legisladores que promueven esta ley pretenden dar carta libre al ejecutivo de
intervenir en las universidades utilizando únicamente el criterio de autoridades nombradas por ellos mismos. Conociendo la
capacidad de gestión del Poder Ejecutivo, no hay razones para pensar que este
nuevo ente será mejor que el sistema actual, ni que someter la producción
intelectual al poder político nos brindará algún beneficio en el mediano o
largo plazo. Prueba en mano es la propuesta del artículo 45 en este mismo
proyecto de ley en el que se pide 20% de clases presenciales para las carreras
a distancia, desvirtuando así totalmente la metodología de la educación por
Internet que se viene utilizando en todo el mundo.
Sin
embargo, el proyecto de ley tiene aspectos positivos que ya se han venido recogiendo hace buen tiempo y deben ser aplicados luego de desaparecer esta autoridad ilegal y antiuniversitaria. Por ejemplo, se ponen
trabas a la creación de nuevas universidades hasta regularizar el proceso
de creación, se establecen criterios de acreditación para las universidades
existentes, se establece que los representantes estudiantiles estén en el
tercio superior, se propone la exoneración
Una
nueva Ley Universitaria es absolutamente imprescindible. De acuerdo al Reporte
de Competitividad Global 2012- 2013 del Foro Económico Mundial “mientras la
economía peruana se mueve a niveles mayores de desarrollo y explora formas de
diversificarse de su sector minero, su baja calidad educativa (puesto 132), el
poco uso de TICS (puesto 89) y su poca capacidad de investigación (puesto 118)
hacen mella a la capacidad del país de innovar hacia actividades de mayor valor
agregado”[8]. Ninguna de estas cosas se puede
hacer si el Perú sigue invirtiendo el 0.15% en la Educación Superior a
comparación del 0.50% que invierte México o el 1.21% que invierte España [9].
Si
bien el rol de la política universitaria ha sido bastante pobre en las últimas
décadas, exceptuando el movimiento democrático para recuperar la democracia a
finales de los noventa, es tiempo de terminar de afianzar lo empezado hace casi
cien años con el grito de Córdova, el cual a juicio del presidente de la
Comisión de Educación Daniel Mora “ quebró a la Universidad”[10],
pero que por el contrario permitió arrebatar la educación superior a las élites
conservadoras y permitió el acceso a sectores de la población excluidos hasta
ese entonces. El nuevo panorama nos muestra que régimen liberal impuesto por
Fujimori ha logrado expandir decididamente la cantidad de estudiantes y –aunque
sean universidades de mala calidad- esto pone al ciudadano en una mayor
expectativa de obtener una mejor educación. Los que se quedan en la crítica
a las nuevas universidades privadas deben preguntarse si estábamos mejor con
unas cuantas universidades de élite en dos o tres capitales provinciales. Es
tiempo de que la nueva generación reclame a la clase política que se mantengan
los aspectos positivos de esta ley y se mantenga la autonomía con acreditación
académica por parte del Estado, obligando a las universidades a acrecentar su
nivel con estándares internacionales y no con los criterios burocráticos que se
han venido aplicando.
Estas
medias son posibles y saludables para todos, debemos eliminar la figura de una entidad autoritaria que no tiene que ver con la universidad, pero tampoco hechemos a perder la oportunidad de avanzar en los aspectos positivos.
[1] http://es.scribd.com/doc/148059036/Predictamen-de-Nueva-Ley-Universitaria-Comision-de-Educacion-Juventud-y-Deporte-CR-03-06-13
[2] En reciente nota de la revista
Times se describe a esta generación como “Millenials” mientras que en
Latinoamérica se ha difundido el término “Generación Y” para describir a los
que hemos nacido entre 1980 y el 2000. Nuestras características son: flojos,
narcisistas y superficiales, pero más flexibles y aprovechamos mejor las
herramientas disponibles, por lo cual “salvaremos al mundo” http://cnnespanol.cnn.com/2013/05/09/la-generacion-y-quiza-sea-floja-egoista-y-superficial-pero-nos-salvara/
[3] CENAUN 2010
[4] Ibid
[5] Ibid.
[6] Ibid.
[7] http://cnnespanol.cnn.com/2013/05/09/la-generacion-y-quiza-sea-floja-egoista-y-superficial-pero-nos-salvara/
[9] CEPAL, Estadísticas sobre
Ciencia y Tecnología (http://www.eclac.cl/iyd/website/default_004.asp) y
MORENOBORCHART, Alejandra, Research and education in resource-constrained
countries, 2003. En: www.embo.org/publications
[10] Entrevista radial, en RPP
Noticias, 15 de junio 2013.
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